POR SILVESTRE DE LA CALLE GARCÍA, CRONISTA OFICIAL DE GUIJO DE SANTA BÁRBARA (CÁCERES).
La leche ha sido un alimento básico para la Humanidad desde el Neolítico y lo sigue siendo para las sociedades pastoriles y, por mucho que algunos se empeñen en decir lo contrario, también para las sociedades más urbanizadas.
En España, las principales leches consumidas a lo largo de la Historia, han sido las de vaca, cabra y oveja, si bien su consumo era muy variable de unas regiones o otras en función de la especie criada o de las costumbres y tradiciones de la zona.
A la hora de comercializar la leche se tienen muy en cuenta sus porcentajes de grasa y proteína y por ello, no se mide en litros sino en kilo.
1 litro de leche pesa más de 1 kilogramo puesto que 1 litro pesa un kilo sólo en el caso del agua destilada y la leche contiene grasa y proteína que son materias que pesan por lo que es lógico que si medimos un litro de leche con un recipiente y luego lo pesamos, pese más de un kilo.
No obstante esto es algo complejo de explicar y aquí hablaremos en litros para que el lector no experto, lo comprenda mejor.
Se decía que la leche para beber tenía que ser de cabra, para hacer queso de oveja y para hacer mantequilla de vaca, regla que era plenamente aceptada por los viejos ganaderos y que, curiosamente es totalmente cierta en los tiempos modernos.
No quiere decir que no se pueda utilizar la leche de cada especie para otro fin. De hecho, la mayoría de los que lean esto beberán leche de vaca (bueno, un líquido blanco que sale de un cartón donde pone LECHE DE VACA aunque como dice mi abuelo eso «ni es leche ni na»)
No obstante, vamos a explicar esta regla.
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