POR JOSE ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Pues ese es el nombre con que en Gijón y en otros pueblos asturianos denominan a «la pegueta» , «pega cornuda», «francesina» y en correcto castellano AVEFRÍA. Los científicos le dan el nombre de Vanellus vanellus.

Es un ave migratoria que, procedente de zonas europeas muy frías, nos visita desde otoño hasta bien entrada la primavera. Gusta habitar en zonas húmedas, marismas, márgenes de ríos, proximidades de costas…

Su aspecto es muy parecido al de una urraca («pega») con el vientre blanco , pecho negro y alas verdiazules. En su cabeza luce un precioso penacho alto muy llamativo.

Se dice, se cuenta… que antaño sus huevos eran un manjar muy apreciado y que su carne, en estofado o en guiso, es riquísima.

No lo sé.-

Lo que isí se y sí recuerdo con nostalgia era ver en los praderíos de Colunga verdaderas bandadas de «peguetes» y , desgraciadamente, de unos años a esta parte su presencia más bien hay que llamarla AUSENCIA.

Casi me atrevo a asegurar que los jóvenes de hoy si les preguntas «que ye una cigoreya» te responden que una de esas palabras que inventan «los de la llingua».

Bueno, bueno, bueno…

Pues aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid y que «les cigoreyes» ya no nos visitan , no está de más recordar la también AUSENCIA de nuestros praderíos y bosques de otras dos aves muy asturianas y muy queridas.

Hablo de las CODORNICES («parpayueles») y de las PERDICES . Antaño abundantes en demasía como lo testimoniaba el poeta don Bruno Fernández Cepeda:

» …La corniz en cualquier sucu,

la perdiz en cualquier bardia…»

En Asturias tenemos dos platos muy sugerentes en los que la perdiz es protagonista : LA PERDIZ CON VERDURA y LES FABES CON PERDIZ.-

Hoy las perdices «no se cazan», se cultivan en granjas y en estos días prenavideños y navideños andan un poco caras. Pero, en fin, podemos decidirnos por «una parejina» y guisar «unes fabines».-

En mi casa , bautizada en recuerdo de mi suegro Prudencio, las preparamos así :

.- Siguiendo el modo acostumbrado estofamos unos 400 g de fabes del cura (de la granja, de fabada) o , también, de las llamadas «de gloria» .- Les confieso que a mi me gustan más las de gloria para este plato concreto. El punto de sal se debe dar al final de la cocción.

.- En cazuela aparte guisamos las perdices cortadas en cuartos del mismo modo que hacemos con un pollo. A las perdices les conviene «el sereno de una noche adobadas con ajo y sal». Y .- en el guiso las mejora mucho «un asperges me, Domine», de buen brandy.

.- Se lleva el guiso de perdices a la cazuela de fabes estafadas y da todo unos hervores a fuego moderado. Reposo …y a servir muy caliente.

Un buen vino tinto , crianza o reserva, es amigo fiel para acompañar este plato.