POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
Se llamaba RAFAEL FLORES NIETO (1864-1940) , gitano malagueño nacido en el barrio de El Perchel, cuya vida, marcada por la leyenda y la realidad, le hizo ser guitarrista, cantaor, vendedor ambulante, mendigo… y cuidador de nietos.
El escritor y poeta JOSÉ CARLOS DE LUNA (1890-1965), también malagueño, le dedicó un poema lleno de ternura y de cariño. Espigo algunos de sus versos :
«Tu conoces al Piyayo,
un viejecico renegro, reseco y chicuelo,
la mirada de gallo
pendenciero,
y hocico de raposo
tiñoso,
que pide limosna por tangos
y maldice cantando fandangos
gangosos?»
Verso a verso, continúa el poema narrando la escasa cena (pan y pescado frito) que el buen Piyayo pudo preparar para sus nietecillos, animándoles de este modo :
«! Chavales!.! Pan de flor de harina!
Mascarlo despasio.
Mejor pan no se come en palasio.
Y este pescaito, no es na?
Sacao uno a uno der fondo der ma?
! Gloria pura él!
Las espinas se comen tamié,
que to es alimento.
Así, despasito,
Muy remascaito…»
Y a qué cuento vienen la vida del Piyayo y los MIRLOTOS?
Verán ustedes.
Ayer, un buen amigo colungues de Carrandi y residente en Gijon, me advirtió que en un cierto supermercado ofrecían PEONES muy frescos,» que muchos llamen MIRLOTOS, pero que no son PEXES SIN SANGRE y se parecen más a bocartinos pequeños».
Allá me fui y compré más de medio kilogramo.
Nunca vi tales peces y, claro,! a estudiar el caso!.
Y, qué descubrí?
Pues que bajo el nombre de MIRLOTOS se designan dos familias distintas de peces con dos especies cada una :
1.- Argentinidos, que engloba al PEZ PLATA (mirlotu, corcon , pexe sin sangre) y a otro similar a el, denominado sula.
2.-Aterinidos, que comprende al PEÓN o ABICHON ( Atherina presbyter Cuv.), y al pejerrey (A. boyeri Dep), ambos de cuerpo fusiforme, con dorso de color verdipardo, vientre plateado y de conjunto mucho menos translúcido que los Argentinidos.
Los que yo compré eran de la especie PEON.
Y, cómo los preparamos?
Muy fácil. Aderezados con un toque de sal, pasados ligeramente por harina y muy fritinos en aceite de oliva.
Y, cómo los disfrutamos en nuestra cena?
Pues como aconsejaba el Piyayo a sus nietinos:
Con un buen trozo de pan de trigo y…
«mascando despasio,
así, despasito,
muy remascaito.
Las espinas se comen tamién,
que to es alimento…».
Muchas gracias, Alfredo, por tu aviso y tu consejo.