POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer, hablando de la ovetense procesión de La Balesquida, les comentaba que a los Cofrades y asistentes se les obsequiaba con «torreznos, pan de fisga y MEDIO QUARTILLO DE VINO DE PASADO EL MONTE», que era vino de León.
Y como es frecuente, ya surgieron preguntas de mis lectores. Intentaré darles respuesta y de paso contarles alguna historieta al respecto.
1.- QUÉ ES «MEDIO QUARTILLO».?
Utilizando el patrón de medida castellano el CUARTILLO era unidad de capacidad equivalente (en «números redondos») a medio litro ( 1litro = 2 cuartillo).
MEDIO QUARTILLO, por tanto, viene a ser 1/4 de litro.
Una cantara de 16 litros tenía una capacidad de 32 cuartillos.
2.- CÓMO LLEGABA EL VINO LEONES A OVIEDO.?
Ese transporte solía recaer -y esto desde el siglo XIII – en los famosos «ARRIEROS MARAGATOS», gentes de las comarcas de Astorga y de Ponferrada que realizaban su trabajo en carros «tirados» por mulas o por bueyes. El recorrido Bierzo – Oviedo duraba varios días.
3.- EN QUÉ RECIPIENTES SE TRAÍA EL VINO ?. –
Lo más frecuente era transportarlo almacenado en PELLEJOS , también llamados odres. Eran unos recipientes, tipo saco, elaborados con pieles curtidas de ovejas, cabras o reses vacunas, cerrados con costuras herméticas e impermeabilizados interiormente con pez (una resina extraída de árboles o una brea obtenida en la destilación seca de la hulla).
La capacidad de un PELLEJO DE VINO oscilaba entre los 30 y 50 litros.
Un pellejo de 50 litros «suministraba» unos 200 «medios cuartillos».
! Vaya! Que con 4 pellejos se podía atender a unos 800 asistentes a la procesión.
4.-MIS «HISTORIES» DE COLUNGA. –
Mis recuerdos de niño y de los pellejos de vino se remontan a los años cuando Aurelio (que luego tuvo el Avenida), regentaba el GRAN VÍA, un bar-sidrería donde actualmente está la Casa de Cultura. Ese bar pasó a ser explotado por Manuel Pardo «el Rotellu», que luego adquirió el entonces llamado CAFE DE ALVARO y después RESTAURANTE PARDO
En el GRAN VIA tenían el vino en sus pellejos.
En Colunga, en esos días del GRAN VÍA y del BAR PARDO, el más afamado almacenista – distribuidor de vinos era RICARDO BALBÍN, con sus «empleados de toda la vida,» José Enrique y Gerardo quienes, al jubilarse Ricardo, continuaron con su empresa.
Bueno, bueno, bueno…
Ya respondí y ya les aburrí con mis «vieyures».
Que tengan feliz día.
FUENTE: https://www.facebook.com/LesHistoriesdeFidalgo/