POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
El concepto de imagen puede asociarse a una representación material, normalmente visual, de un objeto, un ser vivo, un personaje divino o santo… al que se adora o venera.
El creyente cristiano, por ejemplo, «verá» en la imagen la santidad de una persona a la que súplica un favor y le reza con devoción. El no creyente «verá» en ella una talla de escayola, de arcilla, de madera, de piedra, o de una resina poliester.
Ya lo dice el cantar:
«Era de peral el santu,
que lu fizo un carpinteru;
por eso pesaba tantu
el santísimu maderu».
Y esto que contamos de tallas (esculturas) podemos aplicarlo a obras pictóricas.
Vayamos a Colunga.
La antigua imagen procesional de nuestra Virgen de Loreto era una «talla de vestir» ; es decir :consistía en un armazón de madera con «visión externa» de cabeza, manos y pies. El armazón era el soporte necesario para el vestido, manto y complementos de adorno que necesitaba la imagen.
Foto N° 1 en blanco y negro.
Esta imagen y sus joyas-adorno fueron «desaparecidas» en 1936 y de su paradero «nunca más se supo».
Finalizada la guerra civil, don Francisco Lueje y su esposa, donaron a la Capilla una nueva imagen, en escayola policromada, que encargaron en Vitoria a los talleres de Feliciano Ruiz.
Costó esa imagen 2 400 pesetas… de las de entonces.
Es la foto N°3.
Pasado el tiempo esa imagen fue perdiendo colorido (especialmente en su manto azul)
y mostrando desperfectos en su base.
Por tal motivo, en la década de 1990, sien párroco don Alfredo Valdés, se restauró la talla con una nueva y llamativa policromia, que es la que luce actualmente.
Es la foto N° 2.
Esa es la historia de nuestras colunguesas imágenes lauretanas.
Seremos capaces de conservarla?