POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
Cuando yo era «nenu» , de esto hace muchos años, una de las expresiones de asombro utilizadas por los mayores (antes decíamos «vieyos» y «vieyes» ) era esta : ¡Alabado! ¡Esto ye el acabose!
Y , narrado el suceso , se remataba el comentario con esta sentencia : ¡ Mal añu pal pecau!
Pues hoy , recordando tiempos pasados y observando su evolución a los presentes, les voy a contar cosas curiosas.
¿Se acuerdan ustedes de unos peces pequeños (tamaño de un bocarte ), de color plateado , cuerpo translúcido, carne muy blanca y muy sabrosa , antaño relativamente poco apreciados, que -según comarcas y regiones- se llaman MIRLOTOS , CORCONES, PEONES, PIARDOS, XIBIEYOS , PEZ PLATA , PEXES SIN SANGRE … y que los científicos denominan -según su especie – Argentina sphyraena (el de mejor calidad) y Argentina silus (de calidad un poco inferior al anterior)?
Dada su poca estima , se vendían a bajo precio y eran «mercancía» propia de gentes humildes.
¿Por qué ese bajo aprecio para un pez de carne finísima y muy sabrosa?
Cuenta la leyenda , cuyo origen desconozco pero que sí he oído contar «a los vieyos» , que estos peces , que se alimentan de algas y de otros peces y crustáceos muy pequeños, tienen especial predilección por los ojos de grandes peces muertos o de náufragos humanos fallecidos en la mar.
Y , claro , ya pueden comprender que esto , narrado con cierto sentido macabro, causara rechazo entre posibles consumidores.
Bueno , bueno , bueno…
Pues un servidor , que cree en agüeros y usa de hechicerías transgrediendo lo que recomendaba el catecismo del P. Astete S.J., nunca hizo caso de tal leyenda y siempre disfrutó (fíjense que hablo en «pasado») de los riquísimos MIRLOTOS que se subastaban en la rula de Llastres. Eran BUENOS (alimenticios), BONITOS (preciosos en su aspecto) y muy BARATOS .
Actualmente ,amigos lectores, siguen siendo buenos y bonitos pero lo de «baratos» , de acuerdo con las políticas de «progreso» su precio «ha progresado hacia cercanías de cielo» ; es decir, «anda por las nubes».
¡Un kilogramo de mirlotos o de raya («por mal que te vaya, no comas raya» ; dice el refrán) supera con creces al de un kilogramo de una merluza «del pinchu» y , por supuesto, si es de volanta.
¿Y cómo se preparan los mirlotos?
Pues , en expresión andaluza, diríamos que al igual que «to pescao frito» (nunca me gustó decir «pescaíto») y que en CASA PRUDO seguimos al pie de la letra.
Esto hacemos :
.- Evisceramos los mirlotos , sin eliminar la cabeza, y los lavamos bien al chorro de agua fría . Los secamos con papel absorbente (de paso, pierden las pequeñas escamas que tienen) , salamos al gusto y dejamos en reposo durante una media hora.
.- Los rebozamos en una mezcla da harina de trigo (sobre un 70 %) y harina de garbanzos (30 %).
.- Los freímos en aceite de oliva en la que previamente se doraron unos dientes de ajo (2 , es suficiente ) procurando que no queden excesivamente rustidos.
.- Los comemos «a mano» (sin cabeza, claro) siguiendo este ritual : a) entre mirloto y mirloto, una «bocadín de pan» , b) cada 3 mirlotos, un culín de sidra o un buen «sorbín» de vino albariño gallego… Y así hasta completar la docena de mirlotos por comensal.
¡Ay, Dios mío! ¡Esto ye el acabose!
Este próximo fin de semana cenaré un «centollín de cetárea» , de unos 2 kg , porque me sale más baratin que unos «mirlotos comegüeyos» .-
¡Mal añu pal pecau!
NOTA.- Fotos tomadas de internet.
FUENTE; https://www.facebook.com/photo/?fbid=323903050033234&set=pcb.323923473364525