POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Los de mi generación – es decir, los que superamos los «setenta» o los «ochenta» – recordarán que en las parroquias se celebraban algunos años «días de misiones» ; jornadas de penitencia en las que unos sacerdotes o frailes «de fuera» motivaban a los fieles a la oración, a la penitencia y a la súplica del perdón divino por nuestros pecados.
Jornadas que se iniciaban diariamente con el Rosario de la Aurora en el que , entre rezo y rezo de misterios, se cantaban canciones tremendamente admonitorias :
«El demonio a la oreja te dice
deja las misiones, mañana ya irás ;
no hagas caso , levántate aprisa
que acaso la muerte
mañana tendrás…»
o con simple advertencia de sacrificio y petición de perdón :
«Haced penitencia ,
haced oración;
por los pecadores
implorad perdón.
¡Ave , ave ! ¡Ave, María!
Recuerdo ahora estas prácticas misioneras porque , como «el diablu sabe más por vieyu que por diablu» , y yo poseo esas dos cualidades, «paezme a mi» que se avecinan días de obligada penitencia en el comer , en el beber y en otras necesidades menos perentorias.
¡Vaya! .- Que habrá que ir pensando en cerrar bien el bolsillo, apretar la cartera , controlar «el turismo superfluo y vanidoso» y , esperemos que no , no revivir aquellos años «simpáticos» del racionamiento y del resurgir del «estraperlo».-
Bueno , bueno , bueno….
¿Y qué podemos comer rico riquísimo , bueno buenísimo, barato baratísimo , y que nos deje bien «furníos» para estudiar, trabajar y ser felices. ?
Pues les diré que , al menos para mi , el guiso de PATATES VIUDES cumple con todas las exigencias que proponemos anteriormente.
En CASA PRUDO las preparamos así :
.- Con un hueso de ternera, cuello y despojos de pollo , una zanahoria y agua elaboramos un caldo según costumbre.
.- En ese caldo (colado previamente) cocemos unas patatas escachadas en trozos medianos. A media cocción añadimos una hoja de laurel y un sofrito de cebolla y ajo coloreado con pimentón.
.- Prosigue la cocción a fuego moderado hasta que las patatas estén tiernas, pero enteras. Sazonamos con sal y adornamos con un poco de perejil. El caldo ha de resultar ligeramente espesín.
Una advertencia : Si en ese momento se dispone de un trocín de chorizo, se desmenuza y se suma al guiso. Y si ese choricín es picante, mejor que mejor.-
¡Oiga! ¿Y para beber ?
Recuerden el cantar asturiano :
«A la fuente va por agua
por agua para beber…»