POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS).
Dicen, cuentan, escriben… que fueron los wikingos quienes, al comprar sal en Portugal, enseñaron a los portugueses la riqueza de los bancos bacaladeros en el Atlántico Norte.
Dicese también que esta actividad pesquera portuguesa fue favorecida por el tratado acordado en 1353 entre Pedro I de Portugal y Eduardo II de Inglaterra para que durante 40 años los portugueses pudiesen pescar bacalao en las costas inglesas.
Así las cosas, en un «sube que sube que sube», ingleses y portugueses, «aguas arriba» descubren el «banco bacaladero de Terranova» en tiempos del siglo XV.
Unos aseguran que el descubridor de ese banco fue el navegante genovés Giovanni Caboto, al servicio del rey de Inglaterra. Otros afirman que fue el portugués Gaspar de Corte Real o, quizá, Joao Caz de Corte Real hacia 1476. Se escribió que ellos fueron quienes bautizaron esa zona pesquera con el nombre de «A Terra Nova do bacallau», hoy Terranova.
Y ya, para terminar con esta historia, les cuento otra versión muy nuestra: » Vale toda esa aventura angloportuguesa, pero con ellos e incluso antes ahí estaban los pescadores vascos» dándole al anzuelo y a la red».
Ustedes piensen lo que quieran.
Una cosa es cierta. País Vasco y Portugal son los grandes maestros de la cocina del bacalao, salazón que preparan en multitud de variados platos. Maestría culinaria que,! cómo no! llego a Asturias y aquí asentó con fuerza.
No soy influencer en modo alguno, pero si les digo que en el ovetense RESTAURANTE «EL TIZON» son «estrellas y soles» del mejor bacalao, les estoy señalando destino de buen comer.
En fin, como buen seguidor de lo portugués, les doy esta receta que aprendí en Miranda do Douro elaborada por un cocinero…! zamorano!.
1.- En una fuente de horno pongo una base de patatas panadera fritas.
2.- Preparo un pisto con cebolla, pimiento y tomate. Ya en su punto, añado migas de bacalao (desalado previamente) y un chorro de fino andaluz. Dejo cocer a fuego moderado.
3.-Distribuyo el pisto de bacalao sobre el lecho de patatas fritas y cubro con otra capa de patatas panadera también fritas.
4.-Sobre el conjunto vierto una capa de bechamel y horneo hasta dorar ligeramente.
Una delicia cuaresmal «fuera de lo corriente al uso».
NOTA. – Las «materias primas» en espera del «punto final» y una de mis » fuentes de inspiración».