POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Teresa Míjez, que fotografía a Asturias rincón a rincón, nos ofrecía días atrás unas imágenes del obrador-confitería CASA BOMBITA, y en ellas allí «salía» Basi Muñiz con «las manos en la masa» mostrando su elaboración.
Al verlas me dije: ¡Caray, qué ocasión para contar una historieta!
Empezaremos por BOMBITA.
Ricardo Torres Reina, «Bombita», (1879-1936), sevillano, fue probablemente el mejor torero español de los comienzos del siglo XX.
Tomó la alternativa el 29-9-1899 apadrinado por El Algabeño y siendo testigo Domingo del Campo,»Dominguïn»; tras muchos años de éxitos profesionales y económicos, se retiró el 19 de octubre de 1913 en una corrida presidida por la reina Victoria Eugenia y la infanta Isabel, «La Chata», en la que también torearon Rafael el Gallo, Joselito y Regaterín.
Falleció en 1936.
Sigamos ahora con la confitería candasina.
BASI MUÑIZ es hija de Sisa, nieta de Basilisa y bisnieta de Fausta, mujer trabajadora hasta decir basta que allá por el año de 1889 ya elaboraba marañuelas en su casa, las cocía en la panadería local, y luego las llevaba a vender a Gijón (barrio de pescadores en Cimadevilla).
Cuatro generaciones elaborando marañuelas; o, mejor, cinco; pues Marta y Tania, hijas de Basi, siguen con la tradición familiar «marañuelera».
No les extrañe, pues, que CASA BOMBITA sea bandera de dulcería candasina.
¿Y qué tiene que ver el torero con las marañuelas?
Pues muy sencillo: el marido de Basilisa, abuelo de nuestra Basi, fue un gran admirador de Bombita; tanto que llenó su establecimiento con fotos suyas y las gentes marineras apodaron el local-obrador como CASA BOMBITA.
Haremos así estas marañuelas caseras: En una fuente se ponen 250 g. de mantequilla cocida y 500 g. de azúcar; se mezclan bien y se suman 4 huevos, ralladura de limón, un poco de anís y una pizca de canela; se entremezcla todo muy bien y finalmente se añade 1 kg. de harina y levadurina o un agente gasificante.
Ya todo bien amasado hasta lograr una pasta fina y suave, se forman tiras alargadas (tipo churros) que se entrelazan al gusto.
Dispuestas en fuente o bandeja de horno, cuecen a unos 220º C hasta que adquieran un color dorado suave.
En la foto, Ricardo Torres, «BOMBITA».