POR JOSÉ MARÍA FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
¡Hombre! Estoy seguro que si ustedes oyen hablar de un tal Micomesistius poutassou inmediatamente piensan en un jugador del Panatinaikos o en un Patriarca de la Iglesia ortodoxa de Chipre. Es nombre que suena como a algo muy importante, muy de telediario y hasta personaje protagonista de Sálvame.
Pues, miren ustedes, el Micromesistius poutassou es un humilde pez del género gádidos, familia de los micromesistios, que los castellanos parlantes llaman BACALADA o BACALADILLA, por tierras asturianas de Gozón y de Carreño dicen ABRIL y en Colunga, que es un pueblo de sandunga, le denominamos LIRIU.
Lo de «abril» tiene su explicación: es en estos finales de marzo y meses de abril y mayo cuando estos peces «están en su mejor costera» y, en consecuencia, su pesca es más abundante que en otras épocas del año. Lo de «liriu» o «lirio» parece ser que es nombre de origen céltico (tierra blanda) y alude en cierto modo al hábitat de estos peces (fondos fangosos) y, tal vez, a la blandura de su carne.
Para mi gran amigo (ya fallecido) el profesor Emilio Barriuso («El léxico de la fauna marina…RIDEA, Oviedo 1986), la bacaladilla es un pescado de bajo precio y poca estima por ser una de las especies más perecederas; sin embargo otros autores, como los Dres. Kurt Lillelund y Fritz Terofal (El Gran Libro del Pescado. Everest S.A. León 1990) es pez muy apreciado por el sabor y finura de su carne.
Yo siempre fui muy aficionado -y muy gustoso- de «los lirios fritinos casi hasta rustir y acompañaos de una ensaladina de lechuga». Y comidos, eso sí, «a mano»; es decir: sujetándolos por cabeza y cola e ir, a bocados, seleccionando la carne como quien toca una «armónica» o quien degusta unas sardinas a la plancha, al espeto o fritas.
Ayer , que fui a la compra, encontré a muy buen precio (Supercor, de Viesques) unas bacaladas de buen tamaño y muy frescas. Pensaba freírlas, pero mi mujer «sugirió» (es decir, ordenó) esta preparación: ¿Por qué no las desespinas y, puestas a la espalda, las recubres con una capina de queso de untar y una lonchina de jamón, y después, rebozadas en huevo y pan rallado, las freímos y hacemos un picnchín «pa tomar les once»?
Pues eso: cumplí órdenes y el resultado lo ven en la foto.
¡Ah! ¿Saben otra cosa? Mi mujer, por el aquel de buscar una distracción, bajó al trastero y me trajo unos botellas de cuando Prim era cadete» para acompañar el «pinchín de los lirios». Hoy les pongo una foto del RON KIBER que elaboraba en Mieres DESTILERÍAS DEL PRINCIPADO, empresa que había adquirido la anterior destilería BERNALDO DE QUIRÓS ¿Las recuerdan?
Aunque soy «ronero» (poco y de tarde en tarde), medio pena abrir la botella. Ahí seguirá en el trastero.