POR FRANCISCO SALA ANIORTE, CRONISTA OFICIAL DE TORREVIEJA
Desde 1971, la Assemblea de Catalunya a través de su lema «Libertad, amnistía y estatuto de autonomía» supo canalizar las aspiraciones de los ciudadanos proyectando un carácter unitario: la Diada Nacional y la legalización de los partidos. Mi generación recuerda ese eslogan unitario de las manifestaciones de la Transición. Para propiciar el decreto-ley de 30 de julio de 1976 de amnistía. «Libertad, amnistía y estatuto de autonomía» se coreaba en las manifestaciones y movilizaciones populares para reclamar la amnistía de todos los presos relacionados con penas de carácter político tras la Ley de Amnistía de enero de 1977, signo de la reconciliación y clave en la reforma política que se estaba llevando a cabo.
Por aquellos años, en Torrevieja nacía la Asociación de Vecinos ‘La Cala’, integrada por personas independientes, simpatizantes o afiliados a distintos partidos políticos, lo mismo del centro, comunistas o socialistas. Iniciada en una asamblea de vecinos el 18 de diciembre de 1976, formó una comisión gestora que, el 2 de febrero del año siguiente, en una reunión en los locales del ‘Grupo de Empresa de las Salinas’, aprobados los estatutos por el Gobierno Civil, formó una Junta directiva, encabezada, como principal responsable, por Manuel Pamies Andreu, casado, con dos hijos y con menos de cuarenta años. Empezó a funcionar como motor de convivencia democrática intentando defender los intereses de los vecinos ante la administración.
Habiendo comprobado los problemas de salubridad que se estaba pasando en el Barrio de Caritas, provocados por una granja de gallinas y un almacén de cabras, secundaron la denuncia efectuada por los vecinos presentando en la Secretaría del Ayuntamiento un escrito de solidaridad con el fin de presionar para que fuesen eliminados esos focos de infección y constituían una vergüenza. Presionaron también con quejas las condiciones sanitarias de la colonia de San Esteban y otros lugares de Torrevieja por donde se extravasaban las aguas fecales, exigiendo soluciones.
El viernes 22 de julio de 1977, a las ocho y media de la tarde, la ‘La Cala’, convocó una asamblea en las Eras dé la Sal, distribuyéndose octavillas: “A todos: torrevejenses y veraneantes. Un problema común nos afecta: Un ambulatorio que funcione a un nivel mínimo exigible. La necesidad de un ambulatorio médico digno es acuciante. No dejemos para mañana lo que hoy puede costamos la vida». Fue interrumpida, fusil ‘Cetme’ en mano, por más de cuarenta Guardia Civiles desplazados desde Alicante, al mando del teniente Ángel Cabello.
Varios miembros de la Asociación de Vecinos «La Cala» fueron objeto de un Consejo de Guerra por haber remitido un comunicado de prensa a los diarios provinciales criticando la actuación de la benemérita en esa manifestación. Se acusó a los componentes de la Junta Directiva de «La Cala» de injurias e insultos a miembros de las fuerzas de seguridad del estado, llegando a pedir el fiscal militar hasta 12 años de cárcel.
Logros de ‘La Cala’ fueron que no se suprimiera el aula de párvulos Colegio «Virgen del. Carmen», difundiendo sus ideas a través boletines informativos periódicos. ‘La Cala’ llevó una campaña contra el proyectado paseo marítimo -entonces llamado Avenida 18 de Julio– y su urbanización, indicando que había otras necesidades. Aconsejaron que el crédito de quince millones de pesetas para ese fin se podía emplear en guarderías, zonas verdes o una Casa de Cultura, que era una vieja aspiración local.
Por bandera llevaban una política de favorecer a los vecinos, sin potenciar a ningún partido político en concreto, ni tampoco pretendiendo que sirviera de trampolín para encaramarse y ocupar cargos públicos, ejerciendo una labor de crítica o fiscalización en defensa de los intereses de los vecinos, aunque el 11 de febrero de 1978, en un acto patrocinado por todos los partidos de. izquierda y la Asociación de Vecinos, el senador por Alicante, J. Beviá Pastor, disertó sobre la ‘Autonomía’. ‘La Cala’, de cara a las entonces próximas elecciones municipales, prepararon una moción para que cualquier miembro de la Junta directiva que se presentara como candidato a las elecciones municipales dimitiera inmediatamente de la asociación vecinal velando por lo mejor para todos, olvidándose de intereses personales, vanidades y ansias de protagonismo.
En aquellos años, en estrecha colaboración con algunos maestros, profesores del Instituto y el sacerdote joven y progresista Manuel Barberá, entre otros, se organizaron actos organizados por ‘Circuitos de Cultura Popular’ que permitieron conocer la poesía de Miguel Hernández o Antonio Machado, a los cantautores Lluis Llach o Adolfo Cerdán, representar obras de teatro interpretadas por grupos independientes -destacando la celebración del I Encuentro de Teatro de las Nacionalidades– cuyos textos solían superar la censura y limitaciones impuestas por la censura y conferencias y charlas –, y celebrar coloquios que permitían abrir espacios de libertad cuestionando la legitimidad y las estructuras del régimen postfranquista. También de se constituyó el Cine-Club ‘La Estacha’, realizando proyecciones de películas como «El asesinato de Trostsky» o “El acorazado Potenkim”, y celebrando las Semanas de Cine de Autor.
Eran épocas de cambio. Con la Ley -42/1977 de 15 de Octubre- aprobada por la totalidad del arco parlamentario, con sólo dos votos en contra y dieciocho abstenciones de diputados de AP, tres de los siete jóvenes acusados de pertenecer al FRAP -a se les había conmutado la pena de muerte impuesta por los consejos de guerra por 30 años de prisión-, quedaron libres. Hasta las 20:00 horas del 11 de noviembre de 1977 no saldría en libertad el último amnistiado del grupo.
Entre las décadas de 1960 y 1980, destacó el Partit Socialista del País Valencià (PSPV), de izquierdas, y la Unió Democràtica del País Valencià (UDPV), de centro-derecha, como principales fuerzas nacionalistas en las dos últimas décadas de la dictadura franquista y en los primeros años de la Transición. En las primeras elecciones democráticas, los diferentes partidos nacionalistas valencianos no consiguieron representación parlamentaria.
Un profundo debate a partir de estas divergencias políticas acabó con la integración de los partidos nacionalistas en partidos de ámbito estatal, como el PSPV, que se integró en el PSOE, o la UDPV, que hizo lo propio con la UCD, con la pretensión de que ambos partidos asumieran parte de sus objetivos valencianistas. Sin embargo, no toda la militancia asumió esta decisión y se crearon partidos como el transversal Partit Nacionalista del País Valencià o el Agrupament d’Esquerres del País Valencià, que acabarían confluyendo en Unitat del Poble Valencià, principal formación nacionalista en los años 80 y 90. Desde mediados de los años 80 se iniciaron una serie de reflexiones conocidas como «valencianismo de reconciliación», que buscaban una entendimiento entre el regionalismo anticatalanista) y el pancatalanismo.
La Comunidad Valenciana se constituyó formalmente en el año 1982, al aprobarse su Estatuto de Autonomía, y desde el año 2006, cuando se reformó el Estatuto, es considerada nacionalidad histórica, al amparo de lo dispuesto en el artículo segundo de la Constitución, con parlamentarios elegidos por la vía de sufragio universal directo, libre y secreto.