POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
Cruje el sol en los días finales de julio. El agua de las acequias busca los bancales y los surcos, acudiendo al encuentro con maizales y tomatales. Así es, madurar, cosechar y transformar. Del verde al amarillo y luego al rojo. Las Vegas Bajas, en el verano, son las playas de este oro rojo que se desangra en los surcos y en las tolvas. Bendito seas tomate, oro rojo.