POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES).
Ese es el título que le ha puesto Beatriz García Gómez, la directora del Archivo Histórico de Protocolos de Madrid, a la exposición subtitulada “Tesoros escondidos en los protocolos notariales”, exposición que he podido visitar gracias a la Asociación de la Prensa de Madrid.
Uno podrá pensar que esta visita a la exposición fue un rollo, pues no; fue algo realmente asombroso y digna de ser conocida. El consejero de Cultura, Turismo y Deporte de la Comunidad de Madrid, Mariano de Paco Serrano, escribe en la presentación del catálogo: “El Archivo Histórico de Protocolos de Madrid tiene el reconocimiento del mundo científico, que lo considera fuente básica para la reconstrucción de la historia de España y de Madrid”.
Casos concretos expuestos en documentos facsimilares del original que me atrajeron mucho: El testamento de Lope de Vega, quien realizó varios testamentos a lo largo de su azarosa vida. En uno de ellos (el que está expuesto), el Fénix de los Ingenios escribe de su puño y letra explica como lega a su amigo Juan Piña parte de su preciada biblioteca y ruega que “crea de mí que quisiera que fueran otras tantas joyas de diamantes, pero piedras preciosas son los libros”.
Con motivo de la canonización de San Isidro se organizaron en la capital grandes fastos y fiestas y en un documento de 1622 se informa con todo lujo de detalles la construcción de carretones para llevar en ellos por las calles figuras alegóricas tan importantes como “La Fama” o “Las cuatro estaciones”.
Otro protocolo podría ser el inventario de don Diego de Silva Velázquez, el sevillano maestro universal de la pintura, fechado en 1661.
La directora Beatriz García escribe en su artículo del programa que “el valor histórico y patrimonial de los documentos que desde 1504 a 1919 están contenidos en los 46.449 tomos de los protocolos notariales, Registro de Consulados de España en el extranjero y Registros de las Contadurías de Hipotecas son de sobra conocidos entre los historiadores… Estos millones de escrituras suscritas por más de 3.000 escribanos y notarios madrileños son susceptibles de ser empleadas como soporte jurídico, ya que estas escrituras son plenamente vigentes y válidas, aunque sean del siglo XVI».
De hecho, algunas de ellas han servido al Vaticano para elevar. en el año 2019, a beato al Caballero de Gracia, que como todos sabemos, tiene un oratorio en la calle de su nombre paralela a la Gran Vía de Madrid.
En la exposición hay un texto que dice lo siguiente: Los escribanos intervenían en más actos legales que los actuales notarios, por lo que solían tratar cualquier tema importante tanto en ciudades como en zonas rurales, documentando una amplia gama de situaciones jurídicas y de negocios. De ahí la gran variedad de asuntos que se pueden encontrar en las escrituras notariales. Desde 1503 los escribanos estaban obligados a conservar a buen recaudo los originales de las escrituras mediante las que los particulares realizaban las compras o ventas de sus casas, de sus testamentos, sus donaciones o sus cartas de dote. El Archivo Histórico de Protocolos de Madrid custodia y pone a disposición de ciudadanos e investigadores cinco siglos de protocolos notariales y millones de escrituras de diferentes generaciones que pasaron ante el escribano. Documentos que se han convertido en testimonios imprescindibles para la investigación histórica y el conocimiento de la sociedad en la que vivimos”.
Por eso en la exposición se pueden ver firmas desde verdaderas personalidades históricas como Miguel de Cervantes Saavedra, Calderón de la Barca, Francisco de Goya, Emilia Pardo Bazán, Santiago Ramón y Cajal o Práxedes Sagasta, hasta firmas de personas totalmente desconocidas para la historia de España.