POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

Alonso Castillo Solórzano (1584-1647), escritor picaresco y cortesano, es, entre otras obras, el autor de la «Fábula de Marte y Venus», editada en 1624. En ella leemos esta estrofa:

«Venus y Marte pretenden / que sus deseos se logren,
escogiendo soledades / donde nadie les estorbe,
y a costa de Vulcanejo, / maridillo tagarote,
DARSE UN VERDE Y DOS AZULES / como dicen plebeyones.»

Correas -ya lo explicamos en otro momento- apunta la frase «darse verdes con azules» interpretándola en el sentido de lograr un placer con holgura; sentido que amplía el jesuita Baltasar Gracián (1601-1658) en «El Criticón», cuando describe el suceso de que «por unos prados amenos, se estaba dando verdes la juventud».

Por si alguien no entiende este criptolenguaje, Dionisio Chaulié Ruiz (1814-1887) es más explícito en su libro «Cosas de Madrid. Apuntes sociales de la Villa y Corte» y en su suplemento «Adición a las cosas de Madrid» publicado en Revista Contemporánea, Tomo 59. Esta es su interpretación: TOMAR UN VERDE ENTRE DOS AZULES significa la intención o el acto de echar por los trigos de Dios en compañía de una moza de partido de las que usaban MEDIAS AZULES.

En Asturias, que somos muy directos, no andamos con perífrasis y sin más preámbulos y a voz en grito exclamamos; ¡Sal del matu, que te vieron!

Y es que, como cantaba Víctor Manuel:

«Por San Cosme y San Damián, / ¡cuidado moza temprena!,
non pases al maizal / no lo riegues con tus lágrimas.»

O como insinuaba el viejo refrán:

«Si les fueyes del maíz falasen, ¡cuántes no casaríen que se casen.”

Quedó claro, ¿verdad?

Son muchos los cantares, más bien uno con variantes, que asocian lo verde con el PEREJIL y este con los genitales femeninos:

«Tienes el perexil secu , / riégalu Lola;
non vayas con los de Llastres /al baile sola, al baile sola.»

Como es lógico, en vez de Lastres citen el pueblo que deseen. Otra versión más picarona dice:

«Tienes el perexil secu , / riégalu Lola,
y si non tienes agua / con «pichicola, con pichicola.»

En fin, cosas…

Hoy es fiesta de SANTIAGO APÓSTOL, patrono de España y de Galicia.

Santo que en Compostela es venerado en plena devoción y fiesta plena.

Yo iba mucho a Santiago de Compostela por tres razones: una, la devota; otra, a degustar el mejor pulpo, los mejores embutidos y quesos de Galicia que ofrecía el Sr. Antonio en el ABRIGADOIRO, cercano a la catedral; y una tercera, para disfrutar con las magníficas navajas que servían en el restaurante TERRA NOSA.

Digo NAVAJAS, esos moluscos lamelibranquios de concha un poco curvada similar en forma a las viejas navajas de barbero, un pelín diferentes de los longueiróns, de concha más recta y rectangular. «Ambos a dos» , que decía el cursi, son marisco exquisito.

Yo las preparo así:

Después de un reposo en agua con sal durante unas dos o tres horas, abro las navajas al calor de la plancha y las coloco en una fuente.

Aparte tengo preparada una salsa de perejil, friendo en aceite ajo muy picadín y una guindillina de Cayena. Ya en su punto agrego un puñado de perejil majado en el mortero y un chorro de vino albariño.

Tras unos breves hervores baño las navajas con esa salsa.

Feliz Santo patrono a todos los Santiago, Jaime, Jacobo, Yago… Y a todos los gallegos, «primos hermanos» de la asturianía.