POR JOAQUIN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)
Estudios, cada vez más avezados, nos proporcionan datos relevantes sobre la calidad de vida de las personas y, por supuesto, de su supervivencia.
En España, a principios del siglo XX, la edad media no sobrepasaba los 35 años. Sin embargo hoy, año 2016, dicha supervivencia o esperanza de vida actualmente alcanza los 83 años en el hombre y 85 años en la mujer.
Ya, en la década de los 70 a los 80 del siglo pasado, el doctor sudafricano Cristian Barnard, pionero de los trasplantes cardiacos, escribió un libro que tituló «La Máquina Humana» en el que pormenoriza cada momento de la vida de los seres humanos. A su vez, desglosando las actividades, hábitos de vida y alimentación, llegó a asegurar que el ser humano estaba dotado para sobrevivir sobre la superficie terrenal, durante 100 años.
Con posterioridad, año 2016, la científica española Coral Sanfelliú Pujol que, tras unos estudios exhaustivos sobre genética, medios de vida, alimentación, prevención de enfermedades y perseverancia en hábitos adecuados, asevera que esta vida media alcanzará los 125 años para finales del siglo XXI.
En sus escritos nos relata que la influencia genética tiene solamente un 25 por ciento en el desarrollo del ser humano y que el resto, está en función de nuestros hábitos de vida.
En sus estudios científicos nos refiere que, a los 27 años, comienzan a variar las constantes vitales de nuestro organismo y, por consiguiente, tenemos que aprender a reconducirlas por medio de unos hábitos de vida saludables; empezando por la alimentación, el ejercicio físico adecuado y con un ritmo sueño-vigilia aconsejable en el que se duerma un mínimo de seis horas diarias y un máximo de nueve.
Haciendo un desglose, hace hincapié en la alimentación sana en la que se deben tener en cuenta el aporte de calorías necesarias para el normal desarrollo de nuestro organismo. Para ello, esta alimentación debe ser equilibrada, con alimentos autóctonos cultivados en las propias comarcas en las que vivimos. De esta forma, «viviremos en simbiosis con la naturaleza»; afirma con rotundidad.
El ejercicio físico, necesario para el normal funcionamiento de nuestro organismo, debe estar reglado y controlado con arreglo a nuestra edad y estructura músculo-esquelética. Un ejercicio muy exigente y descontrolado, nos puede acarrear fatales consecuencias.
Los hábitos alcohólicos, drogas y abuso del tabaco, nos acarrean grandes contratiempos. Sin embargo, un vaso de vino durante las principales comidas, es beneficioso para la salud.
Preguntada sobre las actividades lúdicas, nos afirma que hay algunas que son favorecedoras y otras nocivas. El uso de los videojuegos, activa nuestras neuronas pero, si el uso se transforma en abuso ocasiona graves contratiempos en nuestro organismo.
La importancia de las condiciones psíquicas y sociales, culturales y económicas, tienen una influencia preponderante a la hora de valorar la calidad de vida.
En el estudio no se ha pasado por alto la importancia del trabajo, el grado de satisfacción, el lugar donde se realice y, por supuesto, la remuneración del mismo. Si dicho trabajo no es extenuante y está bien remunerado, influirá, de forma positiva, en el rendimiento y satisfacción personal.