POR ANTONIO BOTÍAS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
Mucho era pedir, en esta ciudad desmemoriada, que alguien los recordara. Pero ocuparon su sitio durante décadas y hasta disfrutaron de la devoción de nuestros padres y abuelos. Hasta acabar en un desván. Protegidos y a salvo, pero en un almacén. Se trata de los cuatro ángeles que adornaban el paso nazareno del Cristo del Perdón y que, al deteriorarse con el paso del tiempo, fueron eliminados de tan destacado trono.
El problema se ha resuelto. El Centro de Restauración de la Región de Murcia, dependiente de la Consejería de Cultura, acaba de devolver a las piezas el esplendor que antaño tuvieron y que los murcianos podrán admirar de nuevo en las calles junto al titular de la cofradía magenta, la que saca su castizo desfile desde San Antolín.
No son muchas, por no decir ninguna, las referencias históricas que la prensa conserva sobre estas curiosas piezas. Es conocido que fueron talladas por el escultor Juan González Moreno, quien los ideó de medio metro de altura para que sostuvieran los candelabros que daban luz al paso. Aunque de ellos ni siquiera se hace mención en algunos catálogos.
Para el común de los murcianos eran, hasta hoy, desconocidos. Pero igual sucede con otras obras del gran escultor. Por ejemplo, con el relieve que corona, en pleno corazón de la ciudad de Murcia, la fachada de la antigua Diputación Provincial y donde se representan la beneficencia, la cultura, la agricultura y la minería.
Más cerca del asfalto podrán admirarse los ángeles cuando retornen a su paso. De esta forma también se recuperará la estampa que ya solo existe en alguna fotografía antigua. Resulta muy probable que los daños en las manos encontrados en las piezas obedezcan, según los expertos, a su empleo durante las procesiones.
Más tarde, eliminados los candelabros, siguieron adornando al Perdón, ya ubicados a los pies del Crucificado. Los primeros exámenes también evidenciaron la existencia de suciedad y algunos desprendimientos puntuales, nada que el buen hacer de los restauradores no pudiera solucionar.
Un concurso fallido
La relación de González Moreno con el Perdón no se limitó en la historia a estos ángeles. También fue protagonista de otro episodio que no zanjó como esperaba. Sucedió cuando la cofradía decidió recuperar el paso del Prendimiento para su cortejo.
El paso original, cuyo nombre además evocaba a la antigua cofradía recuperada más tarde, fue estrenado en 1902. El ‘Diario de Murcia’ notició entonces que estaba inspirado en otro más antiguo, cuya imagen era titular del Gremio de Torcedores «cuando en su edad de oro, último tercio del siglo XVIII y todo el XVIII, sacaba dicho gremio su procesión de Jueves Santo».
Poco duraría esta obra cuyo Jesús salió de la gubia de Nicolás de Bussy. Durante la Guerra Civil fue destruido, como la bella parroquia entera donde el Perdón tenía su sede. Por eso, tras la contienda, la cofradía decidió recuperarlo y convocó un concurso, que ganaría Sánchez Lozano.
El paso fue estrenado, y con ello completada la procesión tal cual estaba antes de la guerra, en 1947, si bien el diario ‘Línea’ señaló que el joven artista «no tuvo tiempo para la terminación del soldado romano de este paso, pero acabó con gran acierto la reproducción en talla del Cristo del Prendimiento y la de los sayones desalmados».
Desde San Andrés
Ya antes, en 1945, Sánchez Lozano había tallado otro grupo para la misma institución con el título de La Sagrada Flagelación.
El desfile se organizó en la parroquia de San Andrés, puesto que San Antolín aún andaba en obras por entonces. De hecho, fue Tomás Gil López, el párroco de San Andrés, el que bendijo las nuevas imágenes en Domingo de Ramos.
Esta es la historia que muchos conocen. Pero pocos recuerdan que ese paso bien pudo ser obra de González Moreno. Aún se conserva, como resultado de aquel proceso, un boceto con la propuesta para el Prendimiento que quedó en nada, según algunos entendidos, para desgracia de la Semana Santa murciana.
Quizá por ello, a modo de lejano desagravio, el Perdón incorpora a su nutrido catálogo de autores a este genial escultor. Y, por si fuera poco, lo hará sobre una tarima de Carrión que ya atesora una Magdalena de Sánchez Araciel, la Dolorosa de Roque López y el Cristo del Perdón y San Juan, de Salzillo. Casi nada. Además de devolver la imagen primigenia del paso, si es que se decide recuperar los candelabros, algo sin duda más complicado.
Fuente: https://www.laverdad.es/