POR PEPE MONTESERÍN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS)
Llevamos más de una semana sin que salga un nuevo plan para recuperar y proteger el Naranco, no digamos para los meandros del Nora; de momento sobrevivimos plantando eucaliptos y cachopos. Estos días recorrí en barco los Arribes del Duero, entre Portugal y Zamora; Laura y Antonio, una mirandesa y un piloto de Sayago, me mostraron desde encinas abismales hasta líquenes, desde alimoches hasta nutrias y copépodos, que observé al microscopio, para, finalmente, degustar generosos Oporto y arroz con bacalao. ¡Qué exhibición de buen gusto en un entorno tan cuidado! De otra manera, dejadme denunciar el tramo vergonzoso que, por una caleya indigna, han de sufrir los turistas desde el estacionamiento del Naranco hasta el Centro de Interpretación del Prerrománico, el Palacio ramirense y San Miguel de Lillo; no digamos los senderos hasta los arribones del Naranco, donde subo a diario; del Nora ni hablo.
Fuente: https://www.lne.es/