LOS CAMINOS QUE TE ACERCAN A ULEA VISITA GUIADA
Sep 22 2014

POR JOAQUÍN CARRILLO ESPINOSA, CRONISTA OFICIAL DE ULEA (MURCIA)

torre iglesia

Llegó el día esperado y, como ya era el quinto encuentro, la teníamos perfectamente planificada. Se trataba de efectuar el recorrido histórico, por esta joya del corazón del Valle de Ricote: Ulea; en el qué, además de acompañarles, haría de guía. Les informaría de todo cuanto supiera de los lugares que visitáramos.

El Castillo

El autobús lleno, más varios coches particulares, llegaron a Ulea, alrededor de las nueve y media de la mañana. El policía municipal, que nos acompañaría durante todo el día, aconsejó al conductor del autobús sobre el lugar idóneo para aparcar, sin que perturbara la circulación rodada y, sin más dilación nos encaminamos hacía “el Templete del Henchidor”; lugar en donde finalizó la cuarta ruta de acceso a Ulea y, por tanto, el punto de arranque de esta visita guiada. Tras merodear a su alrededor, pasé a explicarles qué: durante más de tres siglos, “el baño de la Santa Cruz” se efectuaba en la acequia del Henchidor (nombre del paraje en el que estamos), unos 20 metros más debajo de donde se encuentra el Templete.

Iglesia

Al estar el cauce de la acequia al descubierto, suponía un riesgo enorme para niños y ancianos y, uno de los logros de la Corporación Municipal de Ulea, fue el recubrimiento de la acequia y la construcción del templete. De tal forma qué, siendo alcalde de Ulea D. José Moreno Yepes, en el año 1982, se inauguró dicho Templete; lugar en donde se efectúa el Baño de la Santa Cruz, todos los años, el día tres de mayo. Una vez que llega el Lignun Cruci bajo palio, se abren los tablachos y, el agua de la acequia circula por la canalización interior construida para tal menester, en donde los feligreses toman agua una vez bendecida y, la derraman sobre los concurrentes, ante el fervor y alegría de cuantos nos acercamos. Algunos, que tienen alguna promesa, o enfermo impedido, llenan alguna vasija de agua y se la llevan a su casa. Como colofón, se quema un castillo de fuegos artificiales y, a renglón seguido, regresa el Lignum Cruci, en recogida procesión, a la Iglesia, a manos del sacerdote, bajo palio.

vista El Castillo

Dando un paseo, nos desplazamos hasta la piscina municipal, en cuyo restaurante desayunamos; antes de comenzar con el plato fuerte del día.

Desde el restaurante, nos encaminamos hacia la Iglesia, pero, como en el grupo van dos personas un poco limitadas físicamente, optamos por ascender por una callejuela estrecha y, de esa forma evitamos la subida por las empinadas escalinatas que dan acceso a la Iglesia. Allí, en la puerta, nos espera el sacristán, quién, tras abrirnos el enorme portón, nos dio la bienvenida y nos invitó a que pasáramos al interior del templo.

Tras dar, durante unos cinco minutos un vistazo discrecional a las capillas, coro, pila bautismal, altar mayor, sacristía y campanario, les rogué que se sentaran, ya que les iba a relatar toda la historia de la Iglesia, al menos, todo cuanto sabía y, nos llevaría una media hora. Se sentaron en los bancos, frente al Altar Mayor, con el fin de escuchar mis explicaciones:

La Iglesia de Ulea fue construida, entre los años 1502 y 1505, sobre una mezquita en forma de almacén, por orden de los Caballeros de la Orden de Santiago, siendo Papa Julio II. A su alrededor se hacían los enterramientos de los fallecidos, siendo el primer Cementerio Oficial de Ulea. En un principio la iglesia constaba de una nave central con tres arcos, el Altar Mayor, la sacristía y el coro. La sacristía estaba dentro de la montaña, en donde se había horadado una cueva, que se decoró adecuadamente. Las capillas laterales (tres en el ala derecha y dos en la izquierda) fueron construidas posteriormente y, su altura era y es, más baja que la nave central.

En el año 1947 se hundió el arco que está junto al Altar Mayor, siendo párroco D. José Muñoz Martínez. El hundimiento fue causado por la humedad persistente que produjeron unas lluvias pertinaces. La restauración duró casi tres años y, mientras tanto, los ritos eclesiales se celebraban en la última capilla lateral de la derecha. El techo estaba recubierto por un “Artesonado de estilo Mudéjar”, pero, en las distintas restauraciones- a lo largo de la historia- una capa de yeso cubrió dicho artesonado y nadie supo de su existencia hasta qué, una restauración a finales del siglo XX, debido al deterioro ocasionado por las pertinaces lluvias, dio lugar a que se descarnara dicha techumbre y, para regocijo de los uleanos, teníamos a Cristóbal Sevilla como Cura Párroco de Ulea y, al contemplar el hallazgo, detuvo las obras y dio cuenta a las autoridades correspondientes qué, sin pérdida de tiempo, se presentaron y concluyeron que se trataba de un “Artesonado de estilo Mudéjar”. Teniendo en cuenta dicho hallazgo, se dejó al descubierto.; para deleite de los uleanos y cuantos se acerquen a contemplarlo. Lástima que desapareciera el artesonado del primer arco. Se lo llevaron con todo el escombro del derrumbe del año 1947; nadie sospechó de la existencia del mismo. Por eso, una vez más: “Gracias, Cristóbal”

La capilla del Lignum Cruci ha tenido varios emplazamientos, a través de la historia hasta qué, se construyó una hornacina y un Templete, específicos y ahí los tenemos, en la capilla central del lateral derecho, con todo su esplendor y magnificencia. Ahora, pasaremos a verla, uno a uno. Seguro que nos sorprenderá su extraordinaria belleza.

La capilla de “La Purísima” data del año 1927 y, en un principio estuvo ubicada en la tercera hornacina del lateral derecho. Actualmente se encuentra en el Altar Mayor, a la derecha del Patrono de Ulea, San Bartolomé.

En el Altar Mayor, sobre el umbral de la puerta de la Sacristía, se encuentra “el Blasón de Armas de Rueda”.

Sobre la puerta de entrada a la Iglesia, se encuentra “La impronta de los Caballeros de la Orden de Santiago”.

A la salida de la Iglesia, nos encontramos con el pretil y las escalinatas; que han sufrido varias transformaciones durante los cinco siglos de existencia.

Al terminar la exposición hacemos una visita general y pasamos por “El Camarín del Lignum Cruci” dando por concluida la visita a la Iglesia de San Bartolomé.

A continuación, bajamos a la Plaza Mayor y les describo, de forma minuciosa, la grandiosidad de los edificios emblemáticos que, desde allí, se contemplan, A la derecha, con sus cuatro banderas enarboladas sobre el balcón principal del Ayuntamiento, nos encontramos con este edificio construido en el año 1492 qué, a lo largo de la historia ha sufrido varias restauraciones. Allí trabajan nuestros regidores para conseguir el progreso y prosperidad de Ulea, así como los problemas de los uleanos.

A la izquierda, nos impresiona el edificio de la “Casa del Cura” también llamado “Casa Eiffel”, ya que su dueño, D, José Ríos Torrecillas era gran amigo del Ingeniero de estructuras metálicas parisino, desde que se conocieron en París, en el año 1908. Invitado a su casa de Ulea, sita en la calle Mayor, para acudir al Balneario de Archena con la finalidad de recibir el beneficio de sus aguas termales, le pidió que hiciera un proyecto para edificar junta a la Iglesia, una casa que llevara la impronta de su estilo arquitectónico. Tal fue el grado de amistad qué, el señor Eiffel, accedió y el día 19 de marzo de 1912 fue inaugurada esta casa emblemática. Se construyó entre los años 1910 y 1912.

Las escalinatas de acceso a la Iglesia, inicialmente, eran frontales a la puerta de entrada, pero, en la ampliación de la Plaza, siendo alcalde D. José Ríos Torrecillas en el año 1927, desapareció y se construyo una escalera lateral, con una fuerte barandilla. De esa forma se accedía mejor a la Iglesia y, servía para evitar accidentes. Además, se le dio anchura a la plaza, con el fin de que pudieran dar la vuelta los vehículos rodados que hacían su entrada a Ulea.

Invitados por el Alcalde Don Víctor M. López Abenza y su Corporación Municipal, recorrimos todas las dependencias del Ayuntamiento y, al terminar, proseguimos nuestra ruta.

Nos dirigimos al “Centro Multiusos” callejeando por las estrechas y empinadas calles uleanas. Nada más reanudar la marcha, nos encontramos en la misma pared lateral del Ayuntamiento, una calle estrecha y empinada, por donde se ve el monte “El Castillo” y sobre todo, una calle ajardinada. Parece un vergel; macetas a ambos lados con vistosas flores, similares a las de las callejas cordobesas. Al contemplarlas exclaman, con admiración, su grandiosa belleza.

Proseguimos despacio, con el fin de saborear cuanto nos ofrece el pueblo de Ulea hasta llegar al “Centro de Estancia de Personas Mayores”. Allí, en su interior, les invito a que se sienten mientras les explico toda la historia de dicho recinto al que yo describo como “Centro Multiusos” por las razones que voy a exponer: Este local, en el año 1883 fue un almacén de naranjas y limones, hasta qué, en el año 1905 fue adquirido por el industrial uleano Don Julián Valiente y se convirtió en salón de ensayo de los futuros músicos de Ulea qué, tras la inauguración de la Banda Municipal de Música, de Ulea, en el año 1910, bajo la dirección del Maestro Zinzas y (tras su repentino fallecimiento) el Señor Turpín ,se utilizó para ensayar, dar conciertos musicales y, como sala de teatro para aficionados uleanos.

A partir del año 1916, comenzaron a venir actores cómicos y circenses, hasta qué, en el año 1919 irrumpió con fuerza la afición al teatro y, el dueño D. Julián Valiente, lo restauró para que se transformara en teatro. Se le denominó “Teatro Reina Victoria Eugenia” y por allí pasaron los mejores actores y actrices del momento. Sus representaciones tuvieron tal eco que acudían en masa espectadores de Ulea y toda la comarca. Al no tener buenas vías de comunicación- aún no se había construido el puente sobre el río Segura-, los actores pernoctaban en la posada de Domingo Pérez; situada a unos 15 metros de distancia.

La Banda de Música desapareció en el año 1927 y, el teatro, cerró sus puertas en el año 1932. Entonces fue adquirido por D. Domingo Salinas Carrillo, para utilizarlo como “Fábrica de miel”. Así siguió hasta qué, sobre los años 1990, lo adquirió el Ayuntamiento y, desde entonces ha servido de Centro de Día, Centro de Servicios Sociales, consulta de podología, fisioterapia, talleres manuales, local de ensayo de “La Coral y Rondalla, Ulea Canta”, clases de aprendizaje en el manejo de ordenadores, sala de conferencias, comedor para los ancianos de estancia diurna y, por último, como Iglesia Parroquial de Ulea, durante los cinco años que duró su restauración. Por eso, para mí, es “Una Sala Multiusos”. Sigue en pie dando servicios permanentes a los ciudadanos uleanos.

El tiempo avanza de forma inexorable y desde allí, callejeando, por las calles limpias y estrechas, de Ulea, nos acercamos al lugar emblemático de “Las Cuatro Esquinas”. Situados allí, miran hacia arriba y su vista descubre el monte con la imagen del Corazón de Jesús y zona ajardinada, con sus macetas y flores abundantes. Hacia abajo, la fértil huerta uleana. En este punto les explico qué, desde tiempos remotos, es el lugar de encuentro de los vecinos, capataces y obreros; unos para contratar trabajadores y, otros, para ser contratados.

También hacían sus tratos los comerciantes de frutas y hortalizas y, durante la época en que los animales de carga eran precisos para los labradores y transportistas, allí hacían sus tratos de ganado asnal y caballar. Incluso, fue lugar de encuentro para recoveros: se vendían, se compraban y se cambiaban; pollos, pavos, gallinas, conejos y huevos. En ocasiones, se utilizó como punto de venta ambulante, hasta qué, el Ayuntamiento, ordenó que la venta ambulante tuviera un punto fijo y un día determinado.

Siguiendo callejeando, a pocos metros de distancia nos encontramos con un bloque de viviendas vetustas. Se trata del caserío en donde estuvo ubicada “La Inquisición”. Les describo la historia que me han contado y la que he encontrado en Archivos y Hemerotecas y proseguimos la marcha.

Siguiendo nuestro itinerario pasamos por el solar en donde estaba la casa en que nací y que, ahora, es propiedad del Ayuntamiento y es un lugar ajardinado de esparcimiento. Les veo un poco cansados y, tras darles una breve descripción, proseguimos nuestra ruta qué, para los de más edad y los más cansados, les digo que estamos a punto de acabar.

El próximo punto es el Colegio de Enseñanza Pública Villa de Ulea y todas sus dependencias. Quedan maravillados al contemplar su magnificencia, siendo un pueblo de escasa población. Al pasar por la puerta del restaurante, le decimos al dueño que prepare el comedor qué, en media hora, estamos todos sentados a la mesa.

Nos queda el colofón final: “La Casa de la Cultura”. Se trata de un edificio emblemático que también se le podría catalogar como “Multiusos”, ya que inaugurado en el año 1998, siendo alcalde de Ulea D. Ernesto Carrillo Yepes, ha sido utilizado y sigue siendo en algunas de sus facetas, como “centro de mayores”. Con su sala de juegos recreativos, sala de lectura y cantina. En la primera planta se encuentra el Salón de Actos, en donde se escenifican funciones de teatro, presentación de libros, actos lúdicos populares y escolares, conferencias y, como Aula Universitaria, utilizada por profesores de la Universidad de Murcia para dar conferencias a sus alumnos y como sala de Congresos. En la segunda planta está ubicada “La Biblioteca Pública” y las dependencias con instalación de ordenadores, para enseñanza de jóvenes y adultos. Durante unos cinco años acogió al ayuntamiento, mientras se realizaban obras de restauración, en su sede de la Plaza Mayor.

Acabada la visita guiada, les hago sentar, en el patio de butacas del salón de actos, mientras se nos hace el tiempo para comer y les digo unas palabras de despedida; “un adiós y hasta pronto”:

No, no quiero vender humo. “El humo es el residuo de objetos quemados”. Solo pretendo poner al alcance de cualquier ciudadano, la historia milenaria de Ulea, nuestro pequeño pueblo. No soy un historiador académico a la antigua usanza oficial; soy un enamorado de mi pueblo qué, estudiando y recopilando vivencias, resalto la historia de nuestra Ulea Legendaria. No, “no es domingo de Ramos” para hacer un paseo triunfal por las calles de Ulea; es un día cualquiera en el devenir de nuestro pueblo de Ulea.

Por tal motivo, no es un día festivo y, nuestro paseo por Ulea, ubicado en las entrañas del corazón del Valle de Ricote, estaba previsto desde que un día, cercano en el tiempo, a un amigo le ofrecí caminar con él, por loa cuatro caminos de acceso que nos acercan a Ulea. La finalidad, efectivamente, fue poner a su disposición todo cuanto sabía sobre la historia milenaria de Ulea. Sí, esa historia que he vivido- y sigo viviendo- con intensidad; a la que sumamos la que me han contado “los voceros del pueblo”, mis antepasados y, la que con gran tesón, he buscado en legajos históricos que obran en Bibliotecas, Archivos y Hemerotecas y, que con gran visión de futuro, historiadores de prestigio- muchos de ellos anónimos- plasmaron en documentos que, hoy, son casi ininteligibles.

Si, amigos, estamos reunidos en este “Salón de Actos de la Casa de la Cultura, de Ulea”, para hacer balance de los acontecimientos. Comenzamos, como os he dicho, con un amigo aquí presente, madrileño de nacimiento y murciano de adopción, amante de “La Historia de los Pueblos” qué, al haber sido compañero en tareas médicas, se interesó por todo cuanto le hablaba de Ulea y la gran cantidad de artículos que había publicado en los distintos medios de comunicación audiovisual. Sí, cuando nos reuníamos alrededor de una taza de café, siempre surgía una pregunta: “Joaquín; cuéntame cosas de Ulea”. Le puse oído y tomé buena nota; allí comenzó esta singladura a la que hoy ponemos punto final, aunque yo diría que, hasta otro rato, porque estoy seguro que vosotros haréis de guías turísticos de otros familiares o amigos y, a mí, me tendréis dispuesto siempre que preciséis alguna explicación. Y ¿Quién sabe? Si alguno de vosotros me enseñará un nuevo camino para llegar a…Quién sabe?

Sí, empezamos la primera ruta, hace dos meses, los dos solos y, la segunda la componíamos cuatro: se nos sumaron su mujer y su hijo. En la tercera, recibí una llamada telefónica, dos días antes, dándome una grata sorpresa: Joaquín, me decías; en el núcleo de población en que me muevo, he reclutado unas 50 personas, que les apetece hacer una excursión ¿Podrían acompañarme y comer en Ulea? Claro que sí, te contesté de inmediato. Además, dime de donde sale el autobús y vengo con vosotros. Fijamos hora y punto de salida y, desde allí, comenzaremos el periplo de la tercera ruta de acceso a Ulea, teniendo como punto de partida, Villanueva del río Segura.

Nada más colgar el teléfono, llamé al restaurante para comunicarle que iríamos a comer entre 50 y 55 excursionistas. Fijamos precio del menú y hora aproximada de la comida y nos aprestamos para abordar esta tercera vía de acceso a Ulea.

Pasaron unos días y ya teníamos programado el cuarto punto de partida y, desde Murcia, nos trasladamos hasta Ojós. El autobús nos dejaría en la explanada de “La Casa de la Cultura” y, allí comenzaría la andadura que nos conduciría a Ulea por el camino interior, desde Ojós hasta Ulea. El autobús regresaría a Ulea, en las proximidades del restaurante, desde donde partiríamos de regreso a Murcia, tan pronto como termináramos la ruta y comiéramos. Ese día le regalé a los pequeños- a algunos mayores también- un programa de mano de las fiestas de San Bartolomé, en el que, en la contraportada, figuraba el escudo de Ulea y el logotipo de “Ulea Legendaria”.

Hoy, debía proclamarse día festivo en Ulea ya que, habéis hecho merecimiento para ello. Vuestra presencia ha enaltecido a nuestro pueblo. Entre todos hemos rememorado gran parte de su historia y, sin lugar a dudas se le ha dado un colorido festivo a nuestras calles y enclaves de la historia monumental de Ulea. Por si fuera poco, he visto varias banderolas desplegando el escudo de Ulea y el logotipo de “Ulea Legendaria”. Sin lugar a dudas me he sentido orgulloso y emocionado.

He puesto a vuestra contribución todo cuanto sé y, por vuestras muestras de cariño, me siento como persona y uleano, sumamente agradecido; sentir que trasladaré a la Corporación Municipal para que tengan constancia de los acontecimientos.

Desde esta tribuna, antes de marcharnos, os mando un fuerte abrazo a todos.

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