POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Se acerca la SEMANA SANTA, antaño días de devoción y de penitencia y hogaño oferta de vacaciones, de turismo, de relax y de buena mesa y mejor mantel. Ya casi nadie, salvo los que somos viejos (ahora se dice «mayores»), recuerda que en esos días semanasanteros no había fiestas ni romerías, ni cines, ni bailes, ni… (puntos suspensivos).
La «diversión» consistía en asistir a los oficios religiosos y procesionar, un día si y otro también, según los actos programados por las muy diversas Cofradías Penitenciales de la Parroquia o de las Parroquias del municipio o de la ciudad.
En Colunga (Asturias), que es mi pueblo, solamente se hacían dos procesiones: la del Domingo de Ramos y el Vía Crucis en el Viernes Santo.
Eran procesiones muy humildes, sin parafernalia de hábitos ni de capuchones.
En Sahagún (León), ciudad donde trabajé durante varios años, la Semana Santa Procesional es impresionante y llena de tradición. Solamente por la imaginería que procesiona, tan plena de arte, merece la pena contemplarla.
Ahora bien, sea en Colunga, en Sahagún, en Zamora, en Sevilla o en Extremadura, hay una serie de detalles populares que se repiten indefectiblemente en uno u otro lugar. Son los CANTOS PENITENCIALES, cantos de oración en las iglesias y en las procesiones.
GABRIEL P. SORIANO, que publica frecuentemente sus recuerdos en la página de Facebook «NO ERES DE MONTERRUBIO DE LA SERENA SI …» nos recordaba hoy, hace un momento, el «PERDONA A TU PUEBLO, SEÑOR». Un «cántico-oración» no solamente destinado a días cuaresmales sino también en momentos de súplica ante cualquier necesidad.
Como muchos -así lo supongo- no recordarán la letra y música de esta «oración» cantada y, de este modo, completando el texto de Gabriel, se la ofrezco aquí integramente.
1.- ESTRIBILLO:
Perdona a tu pueblo, Señor.
Perdona a tu pueblo; perdónalo Señor.
No estés eternamente enojado.
No estés eternamente enojado. Perdónalo Señor.
2.-ESTROFAS
.- Por tus profundas llagas crueles,
por tus salivas y por tus hieles,
¡Perdónele, Señor!
.- Por tus heridas de pies y manos,
por los dolores tan inhumanos,
¡Perdónale, Señor!
.- Por los tres clavos que te clavaron
y las espinas que te punzaron,
¡Perdónale, Señor!
.- Por las tres horas de tu agonía
en que por Madre diste a María,
¡perdónale, Señor!
.- Por la abertura de tu costado
no estés eternamente enojado,
¡perdónale, Señor!
Después del canto de cada estrofa se repite el estribillo.
En otros momentos, y en esta misma página, les recordaré otros cantos penitenciales de Semana Santa muy populares y llenos de tradición.