LOS CARMELITAS EN EL SANTUARIO DE NUESTRA SEÑORA DE LA FUENSANTA DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO, SAN JUAN DE LA CRUZ (JAÉN)
Jul 19 2021

POR MANUEL LÓPEZ FERNÁNDEZ, CRONISTA OFICIAL DE VILLANUEVA DEL ARZOBISPO (JAÉN).

Celda de San Juan de la Cruz

Los Carmelitas fundaron en el Santuario a requerimiento del pueblo, enamorado de su vida austera y penitente y ganado por el olor de sus virtudes, con miras a una mejor atención del culto, en el año de 1583. Asistió a la toma de posesión, según el Licenciado Escudero y otros el Prior de los Carmelitas de Almodóvar P. Fray Gabriel de la Asunción, con licencia del Sr. Obispo de Jaén D Francisco Sarmiento, haciéndole entrega de las posesiones que tenía el Santuario. Por lo insaluble del lugar, según se cree cerraron la fundación el año 1599.

Un manuscrito de D. Eleuterio Nula Grueso, con fecha 26 de junio de 1927, nos dice sobre los Carmelitas: “Pasados seis años de la permanencia de los Carmelitas Descalzos en el Calvario, a requerimiento de los vecinos de Villanueva del Arzobispo, y previo acuerdo del Consejo Municipal, propusieron a Fray Diego de la Santísima Trinidad, prior que sucedió a San Juan de la Cruz al frente de aquella comunidad, la traslación de la misma al Santuario de la Fuensanta, buscando una mejor atención del culto en honor de su Patrona, a cuya Virgen han dado siempre pruebas inequívocas de amor y veneración.

Para ello ofrecieron la hermosa iglesia, cuya nave fue construida por Alfonso X el Sabio, junto a una fortaleza antigua edificada en otro tiempo para guarecerse contra los moros, la casa del clérigo que cuidaba el templo, una extensa y fértil huerta a espaldas del edificio, más otras propiedades.

Aunque Villanueva pertenecía en lo civil y jurídico al Arzobispado del Adelantamiento de Cazorla, era necesaria la autorización del Sr. Obispo de Jaén quien ejercía la jurisdicción eclesiástica. Era Obispo de Jaén el Ilmo. Sr. D. Francisco de Sarmiento Mendoza, quién a mediados de marzo de 1583, al regresar de Toledo, donde había asistido al Concilio convocado y presidido por el Cardenal Quiroga, concedió gustosìsimo la licencia solicitada, tanto por el cordial afecto que profesaba a los Padres Carmelitas Descalzos, cuanto por los beneficios que habían de prestar los religiosos a los fieles de Villanueva.

Vidriera de San Juan

El día 3 de mayo festividad de la Invención de la Santa Cruz, de particular veneración en la población, tomó posesión de la Fuensanta el P. Fray Gabriel de la Asunción, Superior de Almodóvar del Campo, hasta entonces, y primero de aquel santuario. Con algunas limosnas del Concejo y de varios particulares, se hicieron algunas mejoras para acomodar la casa e iglesia a convento, trasladándose la Comunidad del Calvario a Villanueva del Arzobispo. Organizada la Comunidad carmelitana, convirtió la nueva fundación en casa de estudios, leyéndose en ella varios cursos de artes”.

En la biografía el p. Crisógono indica como fray Juan de la Cruz, desde Baeza en 1587, redacta un documento para los carmelitas del Santuario: “ Fray Juan de la Cruz, Vicario Provincial de Carmelitas Descalzos en este distrito de Andalucía , por la presente doy licencia al Prior y conventuales de La Fuensanta, para que puedan hacer cualquier concierto y conveniencia, según mejor les pareciese convenir, con Juan Ruiz de Ventuxa… Fecha en nuestro colegio de Baeza, firmado de mi nombre y sellado con el sello de mi oficio, a 8 de marzo de 1587 años. Fray Juan de la Cruz, Vicario Provincial”.  

El Sr. Nula da como seguro que más de una vez pasaría San Juan de la Cruz para hacer compañía a los buenos religiosos de la Fuensanta, aunque no residió d forma definitiva ni estable en este Santuario en ninguno de sus destinos. Esto no contradice los textos que indican sobre su aposento transitorio en la celda o cuarto de la torre, ya que se acomodaba a su espíritu austero y penitente.

Fallecido San Juan de la Cruz en Úbeda el 14 de diciembre de 1591, los de la Fuensanta cerraron con un muro aquella habitación por respeto y veneración al santo. Continuó cerrada por mucho tiempo, teniendo constancia que en 1850 fue abierta por disposición del Párroco de San Andrés, D. Manuel de la Parra, ante la devoción manifiesta de la gente que rezaba frecuentemente ante la puerta lodada, colocando a la entrada una puerta de reja de hierro. Pocos años después, el Ilmo. Sr. D. José Escobedo y Fenoy, girando visita canónica, viendo que no se cuidaba con el conveniente respeto, ordenó que nadie la ocupara.     (Texto del libro “ La Virgen de la Fuensanta y su santuario” del Padre Arturo Curiel.

El historiador e investigador Francisco Juan Martínez Rojas en su trabajo de las IX Jornadas Históricas de Las Villas en 1996 abunda en las razones del paso de  San  Juan de la Cruz por el Santuario. 

“  Desde sus inicios, al convento de la Fuensanta se halla unida la gigantesca figura de San Juan de la Cruz. Conocía la ermita desde su estancia en el Calvario, pero cuando se funda el eremo villanovense, fray Juan es prior del convento de Los Mártires de Granada, aunque sigue teniendo una vinculación muy estrecha con las carmelitas de Beas. Con anterioridad, siendo rector del colegio de San Basilio en Baeza, había realizado en 1581 dos viajes a Murcia, en los que la Fuensanta era parada obligatoria. Posteriormente, como vicario de Andalucía (1585-88) deberá recorrer anualmente los conventos, realizando la visita oficial; en diciembre de 1586 y enero de 1587 se constata su paso por la Fuensanta, y en marzo de ese último año firma en Baeza un poder para el convento villanovense pudiera admitir una memoria pía. En la Fuensanta, descansando del duro camino en la solaza que ofrecen los árboles y la paz que dimana del susurrar del agua, a buen seguro oraría fray Juan de rodillas a los pies de la Virgen, como tenía por costumbre: “Míos son los cielos y mía es la tierra. Mías son las gentes. Los justos son míos y míos los pecadores. Los ángeles son míos, y la Madre de Dios y todas las cosas son mías”.

La memoria de Fr. Juan de la Cruz en aquel paraje mariano, cerca de Villanueva y enfrente de Iznatoraf, quedó marcada como una tradición viva hasta nuestros días: Refiere Gerald Brenan que en 1933 los moradores de la Fuensanta le contaron que cuando el santo se hospedaba en el convento, acostumbraba a encerrarse en una pequeña habitación del campanario, y permanecía allí durante varias horas, mirando a través de una pequeña abertura. Como no era conocida esta “pequeña abertura”, refiere Brenan- pensaron que sólo se trataba de una leyenda. Más tarde (un año o dos antes de mi visita) se había hecho algunas reparaciones en la torre y habían descubierto la habitación. El prior me llevó a verla. Era una diminuta cavidad, apenas mayor que el tamaño de un armario de un par de metros cuadrados, pero a través de una aspillera en el muro se divisaban las colinas y los verdes campos”. 

FUENTE: CRONISTA

 

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