ARTÍCULO QUE CITA A MANUEL A. GAHETE JURADO, CRONISTA OFICIAL DE FUENTE OBEJUNA (CÓRDOBA).
‘Tiempo de paz y de memoria’ es una antología comentada de la poeta granadina Mariluz Escribano Pueo (1935-2019), a cargo de Remedios Sánchez
Los poemas seleccionados iluminan los núcleos de significación del imaginario afectivo elaborado en la obra de Mariluz Escribano: la figura del padre republicano asesinado a comienzos de la Guerra Civil, la imagen materna de ternura y entereza, el amor o la maternidad.
Tiempo de paz y de memoria es una antología comentada de la poeta granadina Mariluz Escribano Pueo (1935-2019), a cargo de Remedios Sánchez, profesora de la Universidad de Granada, crítica literaria y la persona que mejor conoce la trayectoria vital y creativa de la autora. Sin duda el propósito de este libro es tanto difundir para un público amplio la obra de Escribano Pueo como introducir y consolidar en el canon de la literatura española contemporánea la figura de una escritora destacada, por eso Remedios Sánchez convoca a una nómina impresionante (en cantidad y calidad) de poetas, críticos y profesores con la invitación de analizar una selección de textos de la autora granadina. Se trata de lo que el crítico americano Frank Kermode llamaba, en el libro homónimo, «formas de atención». La construcción del canon literario, afirma, pasa necesariamente por el comentario, por las «formas de atención» de los críticos hacia los textos.
Después de una parte introductoria a cargo de Manuel Rico y Remedios Sánchez, que sitúan la obra de Mariluz Escribanoen el contexto contemporáneo y en la tradición, el libro abarca tanto comentarios de poemas concretos, a cargo de Raúl Zurita, Antonio Gamodena, Jaime Siles, Luis Alberto de Cuenca, Antonio Colinas, Ángeles Mora, Juana Castro, José Luis Díaz-Granados, Mari Ángeles Pérez López, Luis García Montero, Carmen Boullosa, Raquel Lanseros, Antónia Vicens, Piedad Bonnett, Yolanda Pantin, Manuel Francisco Reina, Rafael Soler, José María García Linares, Gioconda Belli, Daniel Rodríguez-Moya, Alí Calderón, Federico Díaz Granados, Joaquín Pérez Azaústre, María Rosal, Josep M. Rodríguez, Ana Merino, Marco Antonio Campos, Sergio Arlandis y Fernando Valverde, como estudios sobre la obra de la autora, firmados por Manuel Gahete Jurado, José Sarria y Francisco Morales Lomas. También hay un poema deHéctor Hernández Montecinos, escrito a partir de otro de la escritora granadina. Todos ellos ponen en práctica formas de atención a los textos y ejercicios de admiración.
Los poemas seleccionados iluminan los núcleos de significación del imaginario afectivo elaborado en la obra de Mariluz Escribano: la figura del padre republicano asesinado a comienzos de la Guerra Civil, la imagen materna de ternura y entereza, el amor o la maternidad (en este sentido destaca el emocionante poema Escribiré una carta para cinco). Se trata de una poesía elegante y honda, con un perfecto dominio de la tradición (de hecho el primer libro publicado por Mariluz Escribano fue una colección de sonetos, Sonetos del alba) y la apariencia de una sencillez expresiva (una de las cosas más difíciles de alcanzar en poesía).
«Mi padre es un silencio que observa como crezco», leemos en Los ojos de mi padre y se nos encoge el corazón al pensar en la ausencia tan traumática de la figura paterna, una figura que atraviesa otro poema sobrecogedor, Te esperaré: «Aunque siempre te espero/ con la casa encendida/ por ver si me acaricias/ con tu mano la frente». Con claros ecos de Luis Rosales, estos versos construyen una imagen paterna caracterizada por la ternura y la caricia, en claro contraste con su muerte brutal. Este imaginario que pasa por la piel impregna también los poemas de amor: «Tuya es mi voz y el hueco de mi mano», leemos en Soneto IX.
La madre y el mar, núcleos fundamentales de significación en la poesía de Mariluz Escribano, son refugios seguros, son de hecho la casa: «y mi madre es mi casa» (Desde un mar de silencio), «El mar de las habitaciones de la casa» (La soledad). Se trata de un imaginario sensorial a veces melancólico y a veces exuberante, pero siempre sutil y preciso en los matices de la luz, que responden a los matices del alma: «El ambiente es dorado,/ con una luz cambiante/ porque el verde va de retirada,/ y el agua se desliza y burbujea/ por una piedra del color de cobre./ Arriba un azul prusia/ que convoca a la noche».
Para acabar quisiera citar algunos versos del emocionante poema dedicado a sus hijos, Escribiré una carta para cinco: «Mi corazón estuvo/ siempre en guardia con ellos/ Y ahora que han crecido/ y conocen los mundos de las hierbas,/ los nombres de los pájaros,/ la música del mundo,/ los placeres del libro,/ creo que ya he cumplido/ mi misión en la tierra.// Escribiré una carta para cinco/ cuando la primavera arribe/ y me inunde la casa de amarillos». Pura explosión sensorial y luminosa, esos amarillos son también los de otra gran poeta granadina, Elena Martín Vivaldi.
Todos sabemos que un poeta, una poeta en este caso, se define y se recuerda por sus versos. Pero también sabemos que en la proyección de una obra el papel de la crítica es imprescindible y en este sentido trabajan las formas de atención y los ejercicios de admiración convocados en esta bella y necesaria antología comentada.
FUENTE: https://www.infolibre.es/cultura/los-diablos-azules/poesia-elegante-honda_1_1222570.html