POR DAVID GÓMEZ DE MORA, CRONISTA OFICIAL DE LA PERALEJA, DE PIQUERAS DEL CASTILLO, VALDEPINO DE HUETE, SACEDA DEL RIO Y CARECENILLA (CUENCA
La presencia de judíos y moriscos en la ciudad de Huete, es una realidad que nos conduce hasta los tiempos del medievo, cuando entre sus murallas existían multitud de familias, que no sabemos en muchos casos desde cuando se asientan en el lugar, ya que con el trascurso de los siglos irán mutando sus apellidos.
Esta situación como en el resto de lugares del país, dará pie al surgimiento y afianzamiento de linajes, que de acorde a las exigencias y normas que promoverán la desaparición de las comunidades judías y posteriormente musulmanas, propiciará la inserción de aquellas que gozaban de poder dentro de lo que será la élite del lugar, aunque para ello hubiese de blanquearse o retocarse su origen familiar.
Prueba de este fenómeno serán los procesos de Inquisición, a través de los que el investigador, gracias al cruce de datos, podrá ir esclareciendo una realidad, oculta muchas veces hasta que se da con el documento deseado.
Esto se puede producir, por mediación de los expedientes de la Inquisición, en los que a raíz de una averiguación y diferentes testimonios de la época, llega a aproximarse que hay de cierto o falso en la historia de una familia o un individuo.
Al respecto, en el presente artículo, nuestro interés radica en esbozar una serie de datos, que paulatinamente iremos profundizando, vinculados con algunas de las casas de esos linajes con presencia en la ciudad de Huete, y que gracias a su poder como disponibilidad de bienes, consiguieron efectuar una conversión religiosa que les resultó beneficiosa. Hecho que sin lugar a duda, les ayudará a insertarse como un nuevo linaje de caballeros, en el que ya no solo era importante el cambio de su nombre o apellido, sino también de una historia que ayudará a enaltecerlos, y de paso, evitar cualquier acusación que pudiese afectar a sus integrantes.
Pasamos, pues a comentar algunas cuestiones sobre dos linajes con presencia y poder en el Huete de los siglos XV y XVI: los Díaz de Montalvo y los Díaz de Cuenca.
Los Díaz de Montalvo
Si seguimos los relatos y tradiciones históricas que se vinculan con la figura del famoso jurista, oidor, corregidor y juez optense, don Alonso Díaz de Montalvo, veremos como las fuentes nos indican que sus orígenes se remontan hasta las tierras avilesas de Arévalo, desde donde se ha mantenido la versión de que una línea procedente de la noble casa de los Montalvo, acabaría trasladándose hasta la localidad optense.
Ejemplo de ello lo apreciamos en el trabajo de Juan José de Montalvo, cuando al tocar la cuestión del jurista, indica lo siguiente: “Línea de Huete – El capitán de la Guardia de don Enrique III, Gonzalo de Montalvo, víctima de las discordias entre la Reina viuda doña Catalina y el Infante don Fernando (el de Antequera), tutores del Rey don Juan II, fue desterrado de Arévalo y trasladó su residencia a la Villa de Huete, acompañado de su mujer doña Isabel Ortiz de Cuenca y de sus hijos don Alonso, Juan, Francisco y Pedro, cabezas de otras ramas, de las que sólo sabemos volviese a establecerse en la tierra de Arévalo la descendencia de don Juan. – El relieve histórico que adquiere el primero, después Doctor don Alonso Díaz de Montalvo, con sus numerosos trabajos y notables obras en favor de la unidad legislativa (de las que hablamos en otro capítulo), hacen resaltar esta importante rama del Viejo Solar Arevalense, enaltecido con la gloria de hijo tan ilustre” (Montalvo, 1928, 319-320).
Juan José de Montalvo (1928, 286) recuerda que Alonso era hijo de un capitán llamado Gonzalo de Montalvo y doña Isabel Díaz Ortiz, precisando que esta era hacendada de Huete, y, por tanto, aquello explicará ese vínculo entre la familia de nuestro personaje y la población conquense. Tengamos en cuenta de acorde a los datos comentado por el autor, que estos fueron víctimas de las desavenencias ocasionadas por don Juan II y los infantes de Aragón.
Si consultamos el legajo 4, y más concretamente el expediente 81 del fondo inquisitorial del Archivo Diocesano de Cuenca, leeremos un informe en el que se nos hablará de Juana González, quien fuera mujer de Juan de Montalvo, y acabaría siendo señalada con su familia por sus prácticas judías. Precisamente, en el mismo documento, aparecen los nombres de Elvira Díaz, y su esposo Alonso Díaz, es decir, los progenitores del doctor Montalvo. No teniendo estos nada que ver, tal y como se aprecia, con los que cita Juan José de Montalvo (1928).
Aunque los datos nos remontan a finales del siglo XV, resulta interesante el cruce de referencias de tipo genealógico, donde comprobamos como si al menos coincide el nombre de la mujer del doctor con la tradición histórica de la familia: Elvira Ortiz. Todo ello, sin olvidarnos del entronque que estos ya habían establecido con la casa de los Cuenca. Recordemos que don Alonso Díaz de Montalvo, celebró que se sepa tres matrimonios.
Si seguimos la obra de Manuel de Parada (2019, 569), el autor ya advierte de las raíces conversas de Alonso Díaz, precisando además los nombres de dos vástagos: Teresa Díaz y Martín de Montalvo. Teresa indica que casará con Álvaro de Alcocer (otro apellido estrechamente vinculado con la conversión religiosa como veremos), y de donde partirá la línea de su hija Elvira Ortiz.
La relación del apellido Montalvo con los Cuenca, la podemos presenciar en otro expediente (legajo 36, nº610), en el que aparece el nombre de Elvira de Montalvo, quien figura como esposa del bachiller Juan de Cuenca. Esta es tratada de hereje apóstata judaizante, indicándose además que sus padres son Juan de Montalvo y Juana González, es decir, la familia que aparece en el anteriormente referido legajo 4 (nº81). Sabemos que esta tenía una hermana llamada María Álvarez.
El conocimiento que se tenía por parte del Santo Oficio conquense desde sus inicios sobre los orígenes religiosos de los Díaz de Montalvo, es algo evidente, tal y como por ejemplo veremos en las acusaciones que implican tanto al doctor Díaz de Montalvo como a sus familiares (fols. 44-45), declarando algunos testigos que la mujer de este “es confesa descendiente de judíos”. Hecho que se puede extraer del proceso contra Hernán Gómez (clérigo optense, en el expediente nº3384 del legajo 251 del ADC).
De este modo, tanto Elvira (procedente de la casa conversa de los Ortiz optenses), como el mismo Alonso, serán señalados de haber realizado el ayuno mayor de los judíos, junto otros ritos o ceremonias, que demostraban abiertamente su práctica con una religión que no era la cristiana. El documento invocaba a que la madre del doctor practicaba las leyes de la Torah, así como que se le indicó a una criada, que a este le guisase “adafina”, un cocido de garbanzos con carne de cordero, característico de los judíos sefarditas. Las acusaciones antisemitas también recaerán en familiares y descendientes, siendo el caso de Juan del Alcocer, otro linaje notable de la ciudad, señalado de converso.
Tengamos en cuenta que los Montalvo tendrán una serie de apellidos asociados a su genealogía, que como veremos la descendencia irá intercalando, y es que desde su hija Teresa, se dejará una prole con los apellidos Ortiz y el Díaz. Por otro lado Martín no iba a ser menos y casaría con otra mujer de familia hidalga y conversa, doña Constanza Rodríguez de Santacruz.
Siguiendo nuestras investigaciones a través de los libros parroquiales de la ciudad de Huete, apreciamos como en la iglesia de San Esteban, convergerán y no de modo casual, algunos de los descendientes de las líneas que conectan con el jurista, y por tanto, nos permiten acercarnos a un mejor conocimiento genealógico de estas casas de descendientes conversos, aposentados entre la élite municipal.
Los Díaz de Cuenca
Otra de las familias conversas que tuvieron una importancia destacada en el municipio de Huete, fueron varios de los portadores del apellido Cuenca, el cual como sabemos, estaba extendido desde finales del medievo por el lugar, asociándose con una de las principales líneas de familias conversas a la vez que reconocidas dentro del estado noble, dentro de esta zona de estudio.
Conocemos el expediente de Alonso Díaz de Cuenca, escribano de Huete, del que resultará absuelto, pero en cuyo proceso de investigación (legajo 32, nº549), se mencionan algunos de sus hijos. Es el caso de Pedro de Cuenca y Diego de Cuenca.
Precisamente, si analizamos los testimonios para las pruebas de ingreso en la Orden de caballeros de Santiago de don Juan Antonio de Parada (AHN, nº6223), veremos como se cita al referido Alonso Díaz de Cuenca, de quien al mismo tiempo se invoca otra genealogía, que interpone una generación más entre este y uno de sus hijos, aunque sin afectar al fondo de la cuestión, y es que igualmente, algunas de las familias que entroncan con estos, estaban asociadas con la conversión, tal y como será el caso de un integrante de los Alcocer, y cuyo padre tenemos constancia de que fue quemado por la Inquisición (Fernando de Alcocer), además de que la familia de Alonso Díaz de Cuenca, era gente relacionada como se ha dicho con los grupos conversos de la población,
Aun así, Alonso quedaría absuelto, por lo que se gestará un discurso, que incidirá en que este, a pesar de sus vínculos con un pasado religioso que poco tenía de cristiano, había sido reconocido como hidalgo, tras recibir el privilegio de exenciones propio de la nobleza, debido a la defensa de la ciudad durante los momentos de conflicto que inmiscuyeron a las tierras de Huete. Por ello a este se le distinguirá con las armas de la puerta de dicha localidad, como muestra de su fidelidad y compromiso con la corona. Todo este relato y que se recoge en el referido documento de la probanza de don Juan Antonio de Parada, se comenta que ocurrió durante los años cuarenta del siglo XV.
De la misma forma, nos parece interesante el testimonio que cita Manuel de Parada (2019, 121-122) cuando referencia un trabajo de Manuela Faccon (2009, 98), a través de un artículo, titulado “Nuevos datos sobre la tradición manuscrita íbérica de la Confessio Amantis Goweriana”, donde se da la siguiente referencia:
“Hubo más de un tronco familiar de los Cuenca en la época medieval, en la ciudad homónima y en Huete. A este último tronco pertenecieron varios escribanos, como fue el Pedro de Cuenca ya nombrado, hijo de Alfonso Díaz de Cuenca, al que sustituyó en el oficio en 1489. En las actas y documentos municipales y eclesiásticos de la localidad se nombran al menos cuatro Juan de Cuenca: Juan Sánchez de Cuenca ‘el mozo’, veinte por el estamento de los caballeros, nombrado mayordomo de los adarves hacia 1430, y ya fallecido en 1441; Juan de Cuenca, escribano converso de la época de los Reyes Católicos, hijo de Diego de Cuenca y casado con la también conversa Elvira de Montalbo; el que se menciona en el pleito de 1496, junto con el noble Egas de Sandoval; Juan de Cuenca, casado con Catalina Ortiz, ya difunto en 1508; Juan de Cuenca, veinte por el estamento de los caballeros en 1517”.
De este modo, quedaba clara la presencia de varias líneas, entre las que estaba la del escribano ennoblecido apellidado como Díaz de Cuenca y que luego se transformará en Cuenca, junto otras tantas, y que como podemos comprobar, iban asociadas con la élite y nobleza de la ciudad.
Ahora bien, cabe preguntarse, si no es demasiada casualidad, que durante la misma época, es decir, a mediados del siglo XV, en esta ciudad, por un lado tengamos a la familia del escribano converso, encabezada por Alonso Díaz (padre del famoso jurista), así como otro Alonso Díaz (también converso, y que se apellidará de Cuenca, ennoblecido gracias al papel e influencia desempeñado en este lugar).
Una cuestión que trataremos más adelante, pero que refleja el afloramiento de judíos, estrechamente asociados por vínculos parentales, como veremos con la casa de los Cuenca y los Montalvo, además del ennoblecimiento de diferentes familias en ese periodo, que de la misma forma que ocurrirá con los Santacruz unos años después, de acuerdo a las referencias presentadas por Manuel de Parada (2002, 45), reflejan esa fase de crecimiento e inserción social de representantes descendientes de conversos.