POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA
La figura de Santiago Ramón y Cajal (1852-1934) es de sobra conocida por los lectores de este blog, o eso espero. Sin duda, se trata del mejor y más reconocido investigador español de todos los tiempos, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1906 fue muchas cosas en su vida: joven rebelde, inventor, médico militar, culturista, fotógrafo, dibujante, ajedrecista, explorador, escéptico… Escribió o participó directamente en más de doscientos libros, artículos y manuales científicos, destacando entre todos su Histología del sistema nervioso del hombre y de los vertebrados, un clásico de la neurociencia.
Cajal es uno de los científicos más citados de la Historia de la Ciencia, a la altura de gigantes como Einstein, Darwin o Newton. Lo que poca gente sabe es que tuvo discípulos de Murcia. Y vaya discípulos. Hablemos un poco de ellos.
Luis Calandre Ibáñez (1890-1961)
Nace en Cartagena en una familia de siete hermanos, su padre era médico en el Hospital de la Caridad. En 1906 se traslada a Madrid para estudiar Medicina. Allí asiste a las famosas clases de Histología de Don Santiago Ramón y Cajal, cuya influencia le marcará durante su carrera investigadora y personal. Con Cajal, y con el también neurocientífico Nicolás Achúcarro, trabaja en la Junta de Ampliación de Estudios (JAE) como ayudante desde la mitad de su carrera hasta finalizar sus estudios.
Tras licenciarse en Medicina en 1911 inicia una estancia en Berlín continuando los estudios de histología del corazón que inició con Achúcarro y Cajal. Tras volver de Alemania funda la revista Archivos de Cardiología y Hematología, en donde aparece por primera vez en español el término «cardiología».
Comprometido con la II República, fue un destacado cargo de la Cruz Roja y tras la Guerra Civil fue condenado a 12 años y un día de prisión menor e inhabilitado como médico. Alejado de la investigación y la docencia se centró en autoeditar sus libros hasta su muerte en 1961.
Amigo de Juan Ramón Jiménez, Giner de los Ríos, Manuel Cossío y otras personalidades de su época, a Calandre se le considera como el introductor de las técnicas modernas de la cardiología en España.
Román Alberca (1903-1967)
Nace en Alcázar de San Juan pero permaneció vinculado a Murcia durante toda su vida. Comenzó sus estudios de Medicina en Madrid en 1917, siendo alumno de Ramón y Cajal pero especialmente de Pío del Río Ortega, con el que colaboró entre 1921 y 1926 en el Laboratorio de la Residencia de Estudiantes.
En 1928 consigue la plaza de director del Hospital Psiquiátrico de Murcia, una institución precaria y obsoleta que modernizó y dotó de nuevos medios. Su ideología de izquierda moderada le causó problemas después de la Guerra Civil, pero eligió permanecer en Murcia. En 1943 publica el libro Neuraxitis ectotropas, una obra a caballo entre la neurología y la histología. Obtuvo en 1950 la cátedra de Psiquiatría de la Universidad de Salamanca, que cambió por la de Valencia, y la simultaneó con su cargo en Murcia hasta su muerte en 1967.
Luis Valenciano Gayá (1905-1985)
Nació en la ciudad de Murcia donde comenzó sus estudios de ciencias con el rector José Loustau, que le orientó y aconsejó para que continuara Medicina en Madrid. En Madrid fue alumno de Cajal, Juan Negrín y Marañón. Tras especializarse en Psiquiatría, y trabajar como médico en Madrid, se incorpora como Teniente médico durante la Guerra Civil del Ejército republicano. Tras la guerra fue apartado de sus anteriores cargos y tuvo que retirarse a Murcia en un piso prestado para comenzar desde cero.
Poco a poco se fue reincorporando a la profesión médica, y pese a las zancadillas por su pasado político, ingresa en la Academia de Medicina y finalmente es nombrado director del Hospital Psiquiátrico de Murcia en 1967 tras el fallecimiento de Román Alberca.
Tras su jubilación en 1976, y hasta su muerte en 1985, se dedicó a divulgar la historia científica de su generación. La Universidad de Murcia lo nombró Doctor Honoris Causa en 1983.
Antonio Pedro Rodríguez Pérez (1912-1964)
Fue el más joven de los discípulos de Cajal. Este ciezano de nacimiento pasó su infancia y adolescencia en Cartagena, debido a la profesión de su padre, que era practicante de la Armada.
En 1929 comienza sus estudios de Medicina en Madrid donde conoce a Ramón y Cajal, que lo recomienda para que trabaje con su aventajado discípulo Jorge Francisco Tello, con el que publica varios artículos científicos.
Durante la Guerra Civil fue sucesivamente teniente, capitán y comandante del Ejército Republicano en el área de Sanidad. Fue Jefe de Hospitales del Ejército de Maniobra y del Levante. Durante un combate perdió un ojo.
Tras la guerra, se traslada desde Cartagena a Cieza. Fue condenado a 32 años de prisión. En los años de encarcelamiento escribió libros como Patografía de Don Quijote y Sancho, organizó conferencias sobre Ramón y Cajal para los presos y actuó como médico ayudante en la prisión de Cartagena. Con su amigo Eduardo Ortiz de Landázuri, médico responsable de las prisiones españolas, realiza el que se considera primer trabajo de nutrición en la Región de Murcia. Un estudio sobre la desnutrición en los establecimientos penitenciarios, que se plasmó en tesis doctoral para Ortiz de Landázuri.
Antonio Rodríguez consigue la libertad provisional en 1944 y a partir de ahí retoma su actividad docente e investigadora en España pero sobre todo en Hispanoamérica, donde adquiere su merecido reconocimiento.
Falleció en Madrid en 1964 dejando una amplia obra científica sobre histología, cultivo de tejidos, neumología, endocrinología, medicina interna y otras disciplinas. Siempre fue un admirador de su maestro Santiago Ramón y Cajal, al que dedicó obras y conferencias.
FUENTES Y MÁS INFORMACIÓN:
– Diccionario biográfico y bibliográfico de la Ciencia y la Medicina en la Región de Murcia, José Miguel Sáez Gómez, Carlos López Fernández, Pedro Marset Campos y Juan Francisco López Sánchez. EDITUM, 2017.
– Sobre Ramón y Cajal, nada como el blog de José Ramón Alonso Peña y su categoría sobre Cajal.