POR DOMINGO QUIJADA GONZÁLEZ, CRONISTA OFICIAL DE NAVALMORAL DE LA MATA (CÁCERES)
Antes de comenzar, he de hacer dos matizaciones: en primer lugar, he de decir que el segundo vocablo es propio del singular “habla” de mi pueblo natal (muy desconocido por lo jóvenes y por los foráneos de dicho lugar: por eso lo he publicado en la revista de “San Bartolomé” de este año), y se puede “traducir” como delgado, flaco, de poca importancia, etc.; y, el segundo, que no me refiero al nombre de personas, sino al festivo día de la semana. Hecha esa aclaración, hagamos otra más:
Los que ya sobrepasamos el medio siglo sabemos muy bien de qué va la cosa. Y, los mayores nacidos fuera de la “cuna del tipismo extremeño”, igualmente: basta con que, en lugar de los términos que constan en el encabezamiento, los sustituyan por “domingos grandes y chicos”, o expresiones similares.
Pero, para bien y para mal, los tiempos cambian: y, entre las muchas consecuencias negativas que conlleva, se ha originado la pérdida de numerosas tradiciones y del ancestral léxicunorextremeñu…
Tras esa segunda reseña, vayamos al grano:
Desde tiempos remotos, mi abuela materna, María Bueno Alcón, ya me lo contaba, se denominaban “Domingos Gordos” (o “grandes”, en otros lugares) a los alejados de las fiestas principales, especialmente en épocas de menoreslabores agropecuarias (y, matizo lo de “menores”, porque en el agro siempre hay trabajo, y lo de las 40 horas semanales es una de tantas utopías…).
En esas fechas, los festejos destacaban; no tanto como un día de Año Nuevo, Reyes, Las Candelas, Carnavales, Domingos de Ramos y Resurrección, Corpus, Ascensión, Feria de Junio, San pedro, Santiago, Virgen de Agosto, San Bartolo, Virgen de Valdefuentes o Navidad; pero sí en segunda posición (“medalla de plata”, en el argot deportivo…).
De tal modo que los hombres “iban a la taberna”, las mujeres se reunían con sus vecinas en plazuelas o lugares espaciosos y transitados (…), había baile y cine (lo primero por la tarde, lo segundo por la noche: pero diferente a los festivos citados, con sesiones dobles en ambos pasatiempos) y paseos en época de climatología suave, sobre todo en la Cuaresma.
Como es evidente, hubo numerosos locales de danza a lo largo de la historia; pero, en mi juventud, eran cuatro los frecuentados: “La Pulga” (en la antigua calle Valdegamas, actual Sargento Juan Jesús Nieto, que cerró en los años 60)…, “La Picaraza” (el más duradero, frecuentado y popular para nosotros; reconvertido hoy en el Complejo “Escala”), “El Ring” (en la Plaza de España) y el “Club” (sólo para asociados, en la calle Gabriel y Galán, cerca del Ayuntamiento); y, en verano, se añadía la pista del “Cine Ruano”. Respecto a los cines, contábamos con tres: el “Cuatro Vientos” (el más antiguo, ubicado en el inicio de la calle Goya), el cine “Osuna” (el segundo más veterano, en la calle San Antonio; pero que contaba con cine de verano también, entre la Plaza de la Constitución y Maestro don Millán) y el “Ruano” (junto a las desaparecida “Cagancha” y “Fuente los Burros”, actual calle Las Eras; que contaba con cine de invierno y de verano, que a la vez servía esta última como pista de baile y famosas actuaciones estivales; hoy transformado en el “Complejo Ruano”.
Como, se deriva de lo anterior, los domingos cercanos a los festivos reseñados, o intercalados entre dos “gordos” de la Cuaresma o del resto del calendario, básicamente en fechas de muchas faenas en el campo (recogida de la aceituna, del algodón y maíz; o sofocantes tareas estivales: primero en el secano, y entonces y después en el regadío), los llamábamos “Maletos”.
Sólo festejados por los pocos funcionarios o gente pudiente, porque los demás “estábamustrajinandu”. Sin cine ni baile: sólo alguna “ronda nocturna” frente a la mozuela pretendida, reunión de “mozaconis”en la Plaza Morón (al “aguardu” o paso de alguna moza), o “pelando la pava” en casa de la novia (si ya estaban “comprometidos”, normalmente en la camilla y bajo vigilancia…) Por lo demás, na de na…
Dada la fecha actual, entre la Asunción y San Bartolomén (patrón de Montermosu, el próximu fin de semana), Mañana sería domingu maletu.
Imágenes:
Las dos superiores, el Día de las Candelas de 1928: en una plazuela por la mañana, y baile en la Plaza Mayor por la tarde.
Las inferiores, de los años 60: con los músicos habituales en los “DomingusGordus” o festivos en la “Picaraza”, donde reconocemos a los paisanos Filiberto a la batería y Antonio al acordeón; y las “mesas” de “tíu Pascasiu” en la plaza citada, junto a la casa de don Honoratu, en similares acontecimientos festivos.