POR MIGUEL ROMERO SAIZ, CRONISTA OFICIAL DE CUENCA.
Nos decía Jorge Luis Borges, mi maestro más admirado junto a Canetti y Pesoa, que un escritor, o todo hombre, debe «pensar que cuanto le ocurre es un instrumento; todas las cosas le han sido dadas para un fin y esto tiene que ser más fuerte en el caso de un artista. Todo lo que le pasa, incluso las humillaciones, los bochornos, las desventuras, todo eso le ha sido dado como arcilla, como material para su arte; tiene que aprovecharlo. Por eso yo hablé en un poema del antiguo alimento de los héroes: la humillación, la desdicha, la discordia. Esas cosas nos fueron dadas para que las transmutemos, para que hagamos de la miserable circunstancia de nuestra vida, cosas eternas o que aspiren a serlo».
Y así lo creo yo, porque los que tenemos esa «obligación adquirida» de escribir para los demás, debemos también escribir de los demás, sin olvidarnos que también lo debemos de hacer de nosotros mismos, pero dentro de esa óptica honesta que predetermine tu capacidad creativa y tu condición objetiva.
En Castilla La Mancha hay buenos escritores, hombres y mujeres, que desde tiempo inmemorial dedican gran parte de su vida a narrar, poetizar y filosofar sobre la condición humana con sus problemas y sus virtudes, con sus valores y sus necedades, entendiendo que cada momento tiene su singularidad y su prototipo de vida.
Y decía, mi admirado García Lorca que «Ningún hombre verdadero cree ya en esta zarandaja del arte puro, arte por el arte mismo. En este momento dramático del mundo, el artista debe llorar y reír con su pueblo. Hay que dejar el ramo de azucenas y meterse en el fango hasta la cintura para ayudar a los que buscan las azucenas».
Pues bien, en la localidad conquense de Villaescusa de Haro, donde nacieran diez o doce obispos -según cuestione el relator- y donde don Diego Ramírez de Fuenleal, confesor que fuera de la reina Juana I de Castilla intentase levantar la primera Universidad castellana y mandase «crear» la maravillosa capilla de la Asunción en ese gótico-renacentista espectacular, han tenido a bien, gracias a la Asociación de Escritores de Castilla La Mancha que preside Alfredo Villaverde Gil junto a la eficaz Secretaria General Almudena Mestre, reunirse en dos jornadas de trabajo para ambientar literariamente aquella maravillosa comarca donde el Señorío de Haro hiciera historia y donde sus gentes, hospitalarias y cultas, han decidido ofrecer sus espacios, sus colaboraciones, sus esfuerzos y su apoyo, para que se pueda llevar a cabo ese Congreso Regional de Escritores que año, tras año, excepto pandemias, han ido celebrándose en nuestra comunidad castellano manchega.
Más de catorce ponencias sobre temática histórico-literaria, expuesta por otros tantos escritores e investigadores de la región se darán cita este fin de semana (23 y 24 de octubre) en esta bella localidad, gracias al esfuerzo de su Ayuntamiento que preside Cayetano J. Solana y vivirán unas jornadas completas, con visitas guiadas, recitales, música, comida de hermandad y trabajo asamblearia, junto a los representantes de CEDRO, Centro de Derechos Repográficos Español, y numerosos escritores no afiliados, para actualizar conocimientos, defender los derechos de autoría y reforzar la historia de la provincia de Cuenca, como metas de desarrollo socio-cultural y turístico.
Por tanto, su XVIII Congreso se llevará a cabo en este fin de semana en Villaescusa de Haro, Cuenca, donde todos los que deseen están invitados a escuchar sus conferencias y a visitar las excelencias de esta localidad conquense próxima a Belmonte.