POR FRANCISCO JOSÉ ROZADA MARTÍNEZ, CRONISTA OFICIAL DE PARRES-ARRIONDAS (ASTURIAS).
El etnólogo e historiador español Julio Caro Baroja (1915-1995), miembro de la Academia de la Historia y de la Lengua, así como de la Hispanic Society of America y premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales en 1983, hablando de las mascaradas gallegas y de los “guirrios” asturianos cuenta que en Quirós aparecían en el cortejo de los aguilanderos personajes como el “Maragato”, que apartaba con la fusta a los chicos; el “Afilador”, con una quijada de asno por instrumento; el ”Médico”, bien vestido, con sombrero de copa, bastón y polainas de cuero; el “Boticario”, con un clister, enema o lavativa en la mano; las “damas”, dos mozos vestidos de mujer, y los “galanes”, vestidos a la usanza de la tierra; se hacían presentes también el “Diablo”, con rabo y cuernos de cabra; la “Filaora”, una anciana que tenía por misión hilar, fingirse enferma y parir y-por último- el “Recaudador”.
Don Aurelio de Llano, metódico y puntilloso escritor, cuenta que en estas comparsas de primero de año había mucha variedad de personajes.
Así, en Tineo, por ejemplo, dice que salían a pedir el aguinaldo una dama y un galán, un ciego y su lazarillo, un médico, un soldado y otros personajes con escobas, y llevaban un muñeco que representaba a un recién nacido. La dama y el galán bailaban, el ciego pedía, el soldado cuidaba del orden, el médico hacía todo tipo de curaciones, mientras otros golpeaban a los espectadores con escobas y al muñeco lo lanzaban al aire.
En Pola de Allande los mozos se disfrazaban con ropas viejas y cencerros colgando de la cintura y uno de ellos se mimetizaba como si fuese un animal.
Parece ser que estas comparsas de “guirrios” eran características de Mieres, Langreo, Lena y Siero.
En la comarca oriental asturiana perviven en San Juan de Beleño, donde el primer día del año salen los mozos a caballo a pedir el aguinaldo, presididos por el “Guirria” que -antiguamente vestido de pieles y ahora con un atuendo de grandes cuadros y rayas naranjas y azules- va repartiendo ceniza para los hombres y besos para las mujeres.
Durante toda la jornada no se desprenderá de su máscara ni de su capirote.
La forma “guirria”, en femenino, utilizada en Beleño -según Faustino Vigil- pudiera tener cierta raíz vasca o cántabra, puesto que “oguerria” significa Navidad en euskera.
Los “guirrios” también aparecían en la época de carnaval o antroxu tanto en Asturias como en Galicia, así como en algunas zonas de León y Zamora.
En Siero y Bimenes se les conoce mejor por “Sidros”.
Conviven en Beleño dos tradiciones, por un lado los aguilanderos y, por otro, el “Guirria”, no se sabe si como personaje típicamente navideño o como precursor del no lejano carnaval.
En todo caso se trata de un evento antropológico que hunde sus raíces en un mundo rural de costumbres ancestrales, cuya supervivencia parece asegurada.
(Este artículo lo publiqué en “El Comercio” el día 30 de diciembre de 2012)