POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL CÁCERES
Una de las zonas más desconocidas y menos visitadas de nuestra Ciudad Monumental de Cáceres es la Judería Cacereña, tanto la Vieja como la Nueva, al encontrarse algo alejadas de los circuitos turísticos que realizan tanto los guías como los turistas que nos visitan.
Y es una pena porque la Judería Vieja de Cáceres situada en la zona conocida hoy como San Antonio de la Quebrada presenta una arquitectura de casas típicas y de gran belleza, en la zona más accidentada del recinto amurallado, en un entorno de callejuelas estrechas y empinadas, llenas de plantas y flores, con constantes referencias al pasado judío, que invitan a pasear sus calles y recordar esa maravillosa época en la que en Cáceres convivían las culturas cristiana, musulmana y judía.
La mayoría de las viviendas que ocuparon los judíos se encuentran junto a la muralla, tienen un máximo de dos plantas, poseen jardines y huertos y todavía se conservan hoy en ellas símbolos y cartelas con frases hebreas.
No tenemos fuentes documentales ni arqueológicas para confirmar cuándo los judíos llegaron a Cáceres y si ya habitaron en la época romana, lo que sí podemos afirmar, de los datos que aparecen en el Fuero de Cáceres de 1229 es que durante la dominación agarena de Cáceres, los hebreos tenían una importancia en la sociedad cacereña de la época.
En dicho Fuero ratificado por Fernando III el Santo en 1231 se invitaba a que cristianos, moros y judíos poblasen la ciudad y a que participaran en las ferias y mercados que se crearon para intentar reactivar la maltrecha economía cacereña.
El Fuero dedica una serie de capítulos a los judíos referidos a sus actividades económicas y recogía el derecho que tenían, por ser una concesión real, de demostrar su inocencia en los pleitos jurando sobre La Torá en la Sinagoga.
La Sinagoga de la Judería Vieja estaba ubicada en el solar que ocupa la actual ermita de San Antonio del Barrio, fue derruida en el año 1470 por Alonso Golfín que la destruyó y construyó una ermita bajo la advocación del santo de origen portugués San Antonio. La ermita ha sufrido a lo largo de los años muchas remodelaciones y en la actualidad se ha limpiado y dorado el retablo, se ha construido un Museo dedicado al Santo y se han arreglado todas las dependencias incluida el patio desde donde se pueden apreciar la muralla y las zonas aledañas a la ribera.
En la actualidad la Judería Vieja de Cáceres alberga tres construcciones que ningún turista debería dejar de visitar: el Olivar de la Judería, un precioso jardín rodeado de casas hebreas, el Baluarte de los Pozos, centro de interpretación de la Cultura Judía y la mencionada Ermita de San Antonio del Barrio.
Los judíos cacereños se dedicaban al comercio, a la artesanía y al préstamo. El Sínodo de Zamora de 1313 prohibió a los judíos ser médicos de los cristianos, ocupar cargos públicos y debían llevar una señal en su ropa que les identificara.
En el “Repartimiento hecho a los judíos” por el Rabí Jacob Aben Núñez, en el año 1474 aparece la Aljama Judía de Cáceres como una de las cinco mejores de Castilla por el enorme tributo que pagaba a las arcas reales, un total de 8.200 maravedíes.
En las visitas que realizó Isabel la Católica a Cáceres los judíos cacereños se quejaron ante la Reina porque ellos aportaban mayor cantidad de dinero a las arcas municipales que los cristianos en los repartos de impuestos que se hicieron.
Por decreto de 1478 los judíos cacereños son obligados a marcharse fuera del recinto amurallado y son trasladados al otro lado de la Plaza Mayor, a las actuales calles General Ezponda, Plaza de la Concepción, calle Paneras y Plaza Mayor, como calle principal la de la Cruz. En aquella época había judíos de gran prestigio en Cáceres como el sastre Moshé Cohen, Sergas Cohen, Haian Alvelia, Samuel Ben Sentó, etc.
En 1479 se calcula que había en Cáceres un total de 130 familias, que correspondían a 520 personas, de un total de unos 8.000 habitantes que debió tener la ciudad por los años ochenta del siglo XV.
El actual Palacio de la Isla, que fue construido en el siglo XVI ocupó el solar donde estuvo asentada la sinagoga de la Judería Nueva. Todavía se conservan las estrellas de David del patio, inscripciones en hebreo, etc.
Poco duraron los judíos cacereños, ya que en 1492, los Reyes Católicos ordenaron la expulsión de todos los que no abrazaran la fe católica, algunos se convirtieron, pero la mayoría abandonaron la ciudad marchándose a las cercanas tierras de Portugal donde se conservan algunas aljamas de gran belleza y esplendor.
A los judíos se les prohibió que abandonaran la ciudad con dinero acuñado y tuvieron además que dejar atrás sus casas, huertos y muchas tierras de las que eran propietarios.
Este fue uno de los hechos más trascendentes en la historia socio-económica de este País, de todos los reinos peninsulares y de todos aquellos territorios gobernados por los Reyes Católicos. Estos a través de una Pragmática dictada en Granada el 31 de Marzo de 1.492 ordenaban que todos los judíos o se convirtieran al catolicismo o fueran expulsados, dándoles como fecha tope el 31 de Julio de dicho año. Esta medida fue acogida por los países europeos como un signo de modernidad.
En el Archivo Histórico Municipal de Cáceres existe una copia de la Real Carta de los Reyes Católicos, dada en Santa Fe el 14 de Mayo de 1492, por la que dictaban las órdenes referentes a la expulsión de los judíos. Se les autorizaba a vender sus bienes muebles, raíces, etc., ordenando se cumpla totalmente la Pragmática de dicha expulsión en los plazos que se fijaban.
En dicho Decreto se señalaba que la desobediencia supondría para los judíos la pena de muerte y la total confiscación de los bienes.
Esta expulsión no fue única en Europa, ya desde el siglo XIII diversos países europeos expulsaron a los judíos: Inglaterra, Francia, Alemania, etc. dictaron esta triste medida con anterioridad.
Pero ¿qué había detrás de las expulsiones de los judíos?, aunque se justificaron por la unidad de la fe, por la presión popular y por un ambiente antijudío en la época promovido por la Inquisición, lo cierto es que se venían dando luchas fratricidas entre la nobleza y el clero de la época y la burguesía judía cada vez con más poder y riqueza; ello motivó que los Reyes Católicos con esta medida se embolsaran muchas riquezas necesarias para las arcas reales muy maltrechas por la reconquista y por la incipiente aventura americana.
La expulsión de los judíos se convirtió en un magnífico negocio financiero para la corona de los Reyes Católicos.
En Cáceres existía una importante colonia judía, que la mayoría de los historiadores locales cifran en unas 140-150 familias, una décima parte de la población de Cáceres a finales del siglo XV cifrada en unos ocho mil habitantes. Estos judíos cacereños vivían en su mayoría en el barrio existente junto a la actual Ermita de San Antonio, que se construyó en el solar que ocupaba la Sinagoga cacereña y, posteriormente, en los alrededores de la Plaza Mayor.
Pocos datos fidedignos tenemos de la posible conversión de los judíos cacereños al cristianismo para poder así quedarse, pero por documentos posteriores sí que sabemos que algunas familias lo hicieron.
Cáceres forma parte de los Caminos de Sefarad, Red de Juderías de España, de la que forman parte 21 ciudades españolas y que se encargan de descubrir el legado sefardí y realizan su promoción turística con multitud de iniciativas de todo tipo: como las Guías Turísticas, los Diarios de Viaje, el Pasaporte del Descubridor, el Sello Rasgo de comercialización turística para establecimientos y servicios turísticos, la Sefarad Card, etc.
Ojalá nos sirva la historia para que aprendamos y nunca se repitan estas situaciones de discriminación socio-religiosa, sepamos respetar a todos los pueblos y religiones, y vivir siempre en paz.
FUENTE: EL CRONISTA