LOS LUCHADORES DE LA PILA Y EL MANINIDRA, SEÑAS DE IDENTIDAD DEL MUNICIPIO DE INGENIO
Dic 08 2019

POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (CANARIAS)

Las apretadas gradas del terrero de La Plaza en una tarde memorable de Loreto.
Manuel Ramírez.

Antecedentes

Las únicas fuentes documentales que hacen referencia a la práctica de la lucha canaria en la zona con anterioridad al siglo XIX, la hemos encontrado en el Archivo Parroquial de San Sebastián de Agüimes en relación a una circular del Obispo Juan Francisco Guillén dirigida a la Parroquia de Agüimes (actuales municipios de Ingenio y Agüimes) en 1747, donde establece que para que hubiera paz y tranquilidad, los vecinos que asistían a las misas y a la procesión, solían tener en las plazas algunos juegos y entretenimientos y por las malas consecuencias que acarreaba, ordena al Párroco a “que tenga especial cuidado y vigilancia y estorben e impidan los bailes, juegos de espada, lanzas, dardos y luchas que suelen usar los moradores de la población, para que no se originen pendencias ni enemistades como solía suceder permitiendo las luchas públicas en la plaza de cuyo concurso nace el mayor bochorno del vencido, con lo cual se empeñan desenfrenadamente y saliendo otros a las luchas se van dividiendo según sus afectos todos los concurrentes, unos a notar la flaqueza del uno y los demás la industria del vencedor, atribuyéndolo a traición de que resultan cuentos, enemistades y aún llegan a las manos con gravísimo perjuicio y tal vez convirtiendo en trágicas las funciones en que se había de servir a Dios y para que en adelante no se hagan estas luchas ni juegos perjudiciales en público ni en plazas, las prohibimos con pena de excomunión mayor y encargamos su observancia al venerable párroco y contraviniendo lo estorben hasta ponerlos en prisión impartiendo el auxilio para remitirlos a la cárcel”. Documento de extraordinario valor etnográfico en cuanto determina la persecución a la práctica de la lucha y donde se manifiesta la organización de las luchadas y su seguimiento por parte del vecindario.

José Sánchez Cruz (Pepe el de Jacinto).
José Hernández Díaz (Pepe el de Segundo). Primer presidente del Maninidra.

La pila “del Ingenio”

Las características físicas y técnicas de los luchadores de la pila “del Ingenio” son reconocidas en todos los ámbitos de la lucha canaria y se condicionan por aquel antiguo y metafórico dicho que señala que si en Ingenio se levanta una piedra aparece un luchador. El luchador ingeniense suele ser de baja o mediana estatura, ágil, pundonoroso, estilista y con gran dominio de las distintas mañas, aprendidas de forma espontánea de generación en generación a fuerza de “leñazos” en los cercados, en las estercoleras de las labranzas y en cualquier sitio donde hubiera algo blando donde caer, después de una dura jornada en los pozos, en las tierra, en los almacenes de tomates o en la construcción, sin más alimentación que una buena lata de leche con gofio, un cacho de queso y algún caldo de papas o potaje, sin ninguna cobertura social o sanitaria, con la sola recompensa que los aplausos y reconocimiento del público y lo que se podía recoger en virtud de la generosidad de los aficionados.

José Díaz Quintana (El Pastor).
Ignacio Díaz (Tarzán).

Historial

Antaño, la lucha se practicaba de forma individual o en equipos improvisados tanto en Ingenio como en Carrizal con condiciones y número de componentes concertados entre los equipos antes de iniciar la brega con “mano metida” o “mano abajo”, sin más reglamento que el que la tradición imponía. Estos equipos llegaron a agruparse a su vez en el Bando del Sur, junto a Telde, Agüimes y Sardina que con frecuencia se enfrentaban a los del Norte, en terreros habilitados en Las Palmas (Circo Cuyás, Gallera…), de los que hay numerosos testimonios escritos a partir de la segunda mitad del siglo XIX.

El viejo terrero de La Plaza.
Basilio Rivero (El Artillero).

En esta época hay referencias de afamados luchadores que además ocuparon puestos importantes en las instituciones y organizaciones locales como Matías Dávila, que derribaba a los contrarios con su notoria maestría y fuerza hercúlea; Vicente Medina Ramírez, que fue secretario del Ayuntamiento y primer maestro titulado de Ingenio, nieto del primer alcalde real de Ingenio, José Ramírez Xuárez; Vicente Espino, José Morales, Blas Domínguez, José Guedes Dávila, Bartolomé Hernández y Juan Santiago Caballero. Muchos y afamados luchadores salieron de nuestra “pila” llamados por los promotores desde Las Palmas para participar tanto en luchas colectivas como en desafíos.

La primera referencia documentada sobre participación de luchadores “de la pila del Ingenio” junto a otros de Agüimes enfrentados a los de Telde y Los Llanos, la encontramos en 1868, en una serie de luchadas que comienzan en la Plaza de la Feria de Las Palmas y se repetirían en el sur con victorias compartidas. En las postrimerías del siglo XIX y principios del XX ya eran reconocidos: José Liria, Juan Viera (el Salinero) con sus hermanos Agustín, Antonio y José, Tomás Alcántara, Agustín Juárez, “los Panaderos” y José Goyes en el Carrizal; y Juan Guedes, Cristóbal Romero, José Artiles y José Romero en el Ingenio, donde destacaba especialmente Miguel “el Guerrero” que se consideraba por entonces uno de los más grandes luchadores de la pila del Ingenio de todos los tiempos y su hermano Bartolo.

Clásica formación del Maninidra en 1958.
Carmelo Ojeda.

Acontecimiento memorable fue una gran luchada celebrada en Las Palmas en 1892 con motivo de una exposición de industria y productos de la tierra en la que se enfrentan Telde con sus dos pilas (San Gregorio y San Juan) contra Ingenio, Agüimes y Carrizal en un encuentro que empezó al mediodía y terminó bien entrada la noche; o aquella otra el mismo año en la Plaza de la Feria, esta vez los del Sur contra el Norte en la que participó el mítico luchador herreño Ramón Méndez al que con gran sorpresa dio en tierra Bartolo el de menor técnica de “los Guerrero”, conocido por el “Cojo Guerrero”, destacando también “el Salinero” del Carrizal; luchadas en las que llegaron a participar hasta 60 luchadores. En 1896 tuvo lugar un desafío entre Miguel “el Guerrero” y el coloso del Norte “Mandarrias”. Por 1900 un periódico comenta que Juan Castro, legendario luchador de Telde “cayó bajo las garras del cruel Salinero que lo tronchó”. En los albores del siglo XX comienzan a despuntar: José Espino “el Pastor” o “Pastor de Ingenio”, Basilio Rivero (el Artillero), al que se cataloga como “valiente atleta”, Mauricio Ruano considerado “uno de los más notables luchadores de Gran Canaria, noble, valiente y ágil luchador”.

En la segunda década del siglo XX tienen su mejor época: Bartolomé Espino (El Rabioso), quizás el luchador más carismático de la pila que estuvo en primer plano varias décadas, además de Luis y Juan Ojeda, Justo Díaz Rivero, José Dávila, Francisco Díaz (hermano del Pastor), Juan Agustín Rivero, Donato Rivero, Francisco Guedes, Estanislao Hernández, Blas Hernández, Hermenegildo Hernández, Bartolomé Hernández, José Javier y Severo Dávila, y Agustín Sánchez (Pollo del Ingenio). Reconocida fue la saga de los Sánchez en el Carrizal: Javier, Blas y Diego, junto con Tomás Martín Díaz (Pollo del Carrizal).

Bartolomé Espino (El Rabioso).

Una nueva generación de jóvenes luchadores se incorpora en la década de 1920 como fueron: Banjamín Cruz, Manuel Ramírez, Rafael Rodríguez, Sebastián Guerra, Juan Lorenzo, Francisco Sánchez, José Gutiérrez -conocido cochinero, fallecido en época reciente cuando contaba 104 años de edad-, así como Manuel Estupiñán y Bartolomé Romero. Ya a partir del segundo tercio del siglo XX se fueron conformando distintos equipos en la Isla en el que el Maninidra de Ingenio ocupa un lugar destacado, tras su fundación.

El Maninidra

Fundado a mediados de la década de 1940, gracias a la iniciativa de hombres prominentes de la sociedad ingeniense como el médico Juan Espino que se encargó de elaborar un reglamento, el maestro José Suárez al que se debe la iniciativa para que el equipo llevara el nombre del caudillo aborigen; los comerciantes Manuel Caballero Sánchez, Juanito Ramón y José Hernández (Pepe el de Segundo) que ostentó la primera presidencia; Efrén de la Serna Guadalupe y Manuel Hernández Estupiñán, empleados municipales, así como Manuel Sánchez Pérez, futuro presidente; llegando a colaborar incluso el párroco Andrés de la Nuez. No faltó la generosidad de Juanito Mujica presidente del Adargoma) que cedió temporalmente los equipajes. El equipo fue entrenado en sus comienzos por el legendario “Rabioso” y más tarde por Manuel Ramírez y Capitanito. A principios de 1946, se inscribe en la Federación de Lucha Canaria. Su uniforme (pantalón y camisa) fue en un primer momento prestado por el “Tumbador”, por la mitad de 1946 ya se dispone de indumentaria propia de color blanco con el nombre de color verde, que había sido bordado por las costureras Isabel Boada y las hermanas Aurelia y Valentina Hernández. Este uniforme fue estrenado en la luchada que con ocasión de la festividad de San Pedro se celebró en la Plaza el 29 de junio de 1946. Duros años iniciales con enfrentamientos, especialmente con el Tumbador y Adargoma de Las Palmas, y el Aguairo de Agüimes, etapa incipiente con visitas del “Palmero” que ofrecía sus enseñanzas, también con el Unión Sardina, Castro Morales, Adjódar, Kruger de Gáldar, Rumbo y más tarde el Vencedor, para posteriormente pasar a la consolidación y esplendor en la segunda mitad de la década de 1950, con la incorporación de jóvenes y prometedores luchadores.

Los pioneros del Maninidra

Después del paréntesis de la Guerra Civil, afianzada su organización, el equipo se va configurando con luchadores consolidados de la época anterior como Bartolo Díaz y Manuel Ramírez y jóvenes valores que poco a poco se van incorporando desde su fundación hasta finales de la década de 1950: José Sánchez Cruz (Pepe el de Jacinto), Sebastián Sánchez (Chano el de Jacinto), Pepe Alcántara, Francisco Caballero (Pancho Caballero “el Artista”), Antonio González (Loreto), Bartolomé y Cristóbal Ramírez (los de Alifonso), José Javier Sánchez (Marrero), hermanos José y Juan Sánchez Navarro, Pepe Dávila, José Hernández (Pollo del Calvario), Juan Hernández (Pollo de las Calabazas), Ignacio Díaz (Tarzán), Sebastián Caballero Sánchez, Juan Rodríguez Quintana, Agustín Espino (Rabioso), Juan Caballero, Manuel Rodríguez; Juan y José Sánchez Jiménez (Capitanito), Bartolo Romero, Pedro Oliva, Juan Castellano.

El terrero

“Manuel el de Zenón” fue el encargado de buscar un “terrero” consiguiendo que “Rafaelito” le cediera el patio de su casa, en la Plaza. Se había llegado a luchar en un almacén conocido por “Pepita Ramona, cercano al Cine Universal en el barrio del Ejido y también se conoció otro improvisado terrero cerca de la “Casa del Caminero”. En aquel solar de la Plaza se construyó el terrero, un tosco recinto, edificado en piedra y argamasa con el sudor y las aportaciones de los aficionados, hoy desaparecido, que tanta gloria dio al Maninidra, al que con posterioridad se conoció como “el Chiquero”, cuyo nombre está vinculado a la tradición secular de la cría del cochino en Ingenio, de reducidas dimensiones en el que nunca ocurrió ningún percance de importancia con un limitadísimo aforo donde los aficionados ingenienses se abigarraban para contemplar domingo tras domingo el espectáculo luchístico. A pocos metros, en la calle frente al Ayuntamiento, de manera ocasional en las fiestas de la Candelaria y San Pedro se vivieron agarradas históricas y reñidos desafíos con presencia de los grandes puntales de la Isla.

Esplendor

Con el recordado Manuel Sánchez Pérez (Manuel el de Zenón) en la presidencia y un grupo de sacrificados directivos, el Maninidra, después de sus primeros pasos en el triste y difícil periodo de la posguerra, alcanza su consolidación definitiva y su etapa de esplendor en los años finales de la década de 1950, enfrentándose el equipo de forma más asidua a formaciones de Las Palmas: Adargoma, Rumbo, Vencedor, junto al Unión Sardina que se alternaban casi todos los domingos por la tarde en las agarradas y desafíos con una fervorosa afición que llenaba a rebosar el terrero luchístico. Surge en esta etapa una nueva camada de finos bregadores como son: Antonio Cruz (Pollo de Ingenio) y su hermano Chano, Carmelo Ojeda, Francisco y Bartolo Cabrera, Manuel Castro (Estrellita del Sur), Francisco Castro, Emilio García (El Molinero), José González (Sureño), Jacinto Sánchez (Tinto), Paco Hernández (el de Doña Concha), los aguimenses Fernando Artiles (Pollo de Agüimes), su hermano Higinio, Vicente Guerra y Vicente Urquía; además de Juan Pérez (Ramayo), Paco Acosta, Matías Rivero, Sene, Manuel Díaz (Manolico), Manuel Caballero (el Sacristán), Suso Espino, Francisco Artiles (el Pariente), Andrés y Manuel Sánchez Jiménez, Cristóbal Herrera y Felipe Romero.

Ya en 1958 se comentaba: “El Maninidra, con sede en Ingenio, es admirable, allí se mantiene el fuego sagrado de la lucha canaria, se forjan valores, se alimenta una afición y hoy puede decirse que ningún equipo como el Maninidra, en gente mediana”.

La etapa de Abel Cárdenes

Este equipo casi parejo en la mayoría de sus componentes, sin destacar ninguno por su corpulencia, tenía serias dificultades para vencer a los equipos de Las Palmas donde proliferaban los puntales de gran envergadura (Pollo Anzo, Pollo de la Plaza, Hermenegildo, Pollo del Obispo, Pollo de Arrecife…), que solían “barrer”, si bien, ocasionalmente se producía la gesta de “tumbar” a algunos. La euforia y popularidad del modesto equipo ingeniense hace plantear a sus dirigentes la necesidad de fichar un “puntal” que lleve al equipo a metas más ambiciosas y se piensa en el coloso Abel Cárdenes, posiblemente el luchador más poderoso del archipiélago en aquellos momentos. A finales de 1957 comienzan las gestiones para su fichaje con opiniones dispares por parte de los aficionados locales por el desembolso económico que podía representar, unido a las dificultades para que el “Rumbo” quisiera desprenderse de tan afamado luchador que ya se encontraba en el ocaso de su carrera deportiva. Tras laboriosas conversaciones queda concertado su fichaje por el Maninidra en septiembre de 1958, cuando fueron presentados en la Federación los documentos acreditativos y todo quedaba dispuesto para empezar el campeonato regional en octubre. Apenas duró una temporada su intermitente fichaje. También se llegó a fichar en esa época los destacados puntales capitalinos Jorge Marón y Naranjo II, ya en el final de sus carreras que no dieron el resultado apetecido. Con el fin de poder hacer en la primera categoría un papel airoso que estuviera en consonancia con el prestigio que siempre tuvieron en las Islas los luchadores de Ingenio, tuvo lugar la primera luchada con Abel Cárdenes al frente apenas concluidos los trámites enfrentándose al Adargoma para participar en la liga con el Rumbo, Vencedor, Castro Morales, Unión Telde y Adargoma que se desarrolla en 1959, consiguiéndose el campeonato, además de un año muy intenso, con distintas luchadas amistosas con participación en la liguilla interregional y a final de año la Copa Presidente. Fue el año del homenaje a ex luchador Capitanito, quizás el más fino estilista de cuantos conformaron la pila de Ingenio a lo largo de su historia, entrenador en aquellos momentos.

A modo de conclusión

Terminamos este reportaje histórico en las postrimerías de la década de 1950, con dedicación y especial recuerdo para aquellos legendarios luchadores, leyendas vivas de la lucha canaria y excelentes personas que hicieron grande al Maninidra desde su fundación: José Sánchez Jiménez (Capitanito) y José Javier Sánchez Dávila (Marrero), a los que siguen: Antonio Cruz (Pollo de Ingenio), Manuel Castro (Estrellita del Sur), Fernando Artiles (Pollo de Agüimes), Francisco Hernández (Paco el de Doña Concha), Bartolo Cabrera y Agustín Pérez (El Chavalillo), que hoy disfrutan de una apacible segunda juventud junto a los suyos y que han pasado a formar parte de la historia de Ingenio.

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