POR ANTONIO HERRERA CASADO, CRONISTA OFICIAL DE GUADALAJARA
El hallazgo de un libro manuscrito de don Julián González de Reinoso nos abre muchas puertas para conocer mejor la historia del Señorío de Molina, especialmente durante el siglo XVIII. Son apuntes de noticias directas de guerras, personajes, linajes y sucesos anecdóticos los que aparecen en este libro del que hoy adelanto algunos datos curiosos.
Fue don Julián González de Reinoso, escribano de Molina, un escritor concienzudo, un investigador incansable, que pasó su vida analizando los viejos papeles entre los que vivía y de los que consiguió sacar mucha información que dejó anclada en manuscritos hoy de difícil acceso. Las memorias de la época le mencionan con su nombre completo, don Julián Antonio González Reynoso de Miota y Aranzueta, de quien me ocupé muy brevemente (“Molina de Aragón, veinte siglos de historia”, Guadalajara, 2000) en su página 86, y más ampliamente lo hizo don Juan Catalina García López en su “Biblioteca de Escritores de la provincia de Guadalajara” (Madrid, 1899) en las páginas 184-185 de su capítulo XCII. Queda breve su memoria (que trataré de ampliar más adelante) para entrar a indagar en uno de los capítulos de su principal obra, la “Genealogía y Heráldica, o Libro en que se trata de la Nobleza del Señorío de Molina de Aragón y de la del autor…”. Un libro que se quedó inédito y en poder de don Enrique Díaz Millán, aunque se lo cedió para copiar al secretario del Ayuntamiento de Embid, don León Luengo, de cuyo manuscrito he sacado estos datos.
Es muy densa la información que esta obra aporta sobre los linajes molineses, sus personajes destacados, sus hechos de armas, científicos y religiosos. Es un caudal de datos que está aún por analizar. Y que quiero abrir, en parte, dándome una vuelta por el capítulo 12 y viendo lo que dice de esa prole numerosa y cargada de títulos y méritos que fueron “los Malos de Molina”. De ellos saca conclusiones históricas unas, imaginadas otras, pero con denso material para seguir investigando. Dice en principio de ellos que El apellido MALO es muy noble y muy antiguo. Escriben algunos que trae su origen de AMALO, progenitor de los Reyes godos de España y de estos el linaje de los Malos. Los Amelungos, también Amelos o Amalos, fueron una dinastía dirigente de godos que tuvieron relevancia durante los enfrentamientos contra el Imperio Romano cuando su decadencia. Pasaron a ser los ostrogodos y se asentaron en Italia. Pero la aseveración de Reynoso añade que esto lo saca de la“Historia de los fechos de los godos” a la que el arzobispo Ximénez de Rada no era ajeno, de lo que escribió Ambrosio de Morales y de la “Historia de los Godos” de Meneses (¿?), en su libro de linajes. Más las “Historias de los godos, vándalos y suevos”, de Isidoro de Sevilla. Es evidente que, aunque ya en el siglo XVIII, Reynoso está muy influido todavía por los “Falsos Cronicones” y alcanza a desarrollar su obra en un estado dubitativo entre las fuentes netas de los escritores comprobados, y las entelequias que se había usado siglos antes.
Es clásico el dicho, que se atribuye a la reina Isabel I la Católica de que “más me valen Malos de Molina que Buenos de Medina”. Porque en su época hubo varios de esta familia que apoyaron a la reina.
De los Malos de Molina habla González de Reinoso muy por menudo en su manuscrito. Con escaso método, pero aportando muchos nombres de personajes, enlaces de familias y apellidos que conformaron la esencia del Señorío molinés en el siglo XVIII. Dice, para terminar este apunte sobre “Las Armas de los Malo” que “Las armas son dos escudos, uno sobre otro, y el que está sobre o en medio del otro, tiene una cinta que lo orla y en ella un cordero con su bandera y asidos a dicho escudo interior dos leones; cuyas armas se hallan en un escudo que se dice ser de los Verdes, de donde se infiere, sin duda, el enlace de Malos, Berrios, y Verdes; debajo de todas estas piezas, hay una muela de Molino. Estas armas se muestran dibujadas en un árbol genealógico de esta familia, sin distinción de colores, que es como sigue… “ y aquí pone una larguísima ristra de nombres, enlaces, y personajes que abruma un tanto, pero que connota la multitud de individuos que desde la antigüedad formaron el “linaje de los Malo” en Molina.
Los Malo en la Guerra de Sucesión
La fuente de González de Reinoso, es muy importante para deducir datos sobre lo ocurrido en Molina de Aragón durante la Guerra de Sucesión, cuando los ejércitos del pretendiente al trono, Carlos de Austria, fueron vandalizando (ya en huida hacia Aragón y Cataluña tras sus desastres de Almansa y Villaviciosa) los territorios por los que pasaban. La clara victoria del pretendiente Felipe de Anjou [Felipe V en nuestra historia] y el apoyo que a partir de 1711 le prestó toda la población española, hizo que en particular en el territorio molinés se decantaran sus habitantes, y las milicias creadas por sus próceres locales, por el nuevo monarca de la Casa Borbón.
Es destacable el comentario de don Antonio Moreno en su “Rasgo histórico de Molina” al respecto: “En el tiempo calamitoso que duraron en España estas tan tercas como sangrientas guerras, dió Molina el mayor testimonio de lealtad para con su rey y Señor [Felipe V], pues siempre fue la adversidad la piedra de toque en que se examina la fineza de la fidelidad y verdadero amor. Entre las olas de las revoluciones e inquietudes que anegaron a esta monarquía con la ruidosa competencia a su corona, manifestó Molina su constancia. Por todas partes se hallaba cercada de enemigos, y no sé a quienes más temía, si a los extranjeros que la infestaban o a los nacionales que tenía vecinos y desafectos, que se hicieron del contrario partido. Don Alonso González de Andrade, marqués de Villel, levantó a sus expensas un seguimiento de milicias, en el que se alistaron muchas personas de Molina de los más principales, que con dicho marqués, su caudillo, acreditaron e hicieron refrenar las hostilidades e invasiones de las ciudades y pueblos rebelados”.
En este documento inédito se habla mucho de uno de estos Malos, concretamente de don Juan Malo Garcés, a quien el rey Felipe concedió honores muy especiales, por haberse destacado como militar en varias acciones de guerra, tanto durante el reinado de Carlos II como especialmente durante la Guerra de Sucesión. Por real cédula de 29 de marzo de 1694 se le concedió un premio, el “suplemento que le faltaba para poder ser alférez” porque se había destacado muy notablemente en la defensa de la ciudad de Gerona cuando fue atacada por las tropas de Noailles, ataque que terminó con la ocupación por el Reino de Francia. El documento dice que Malo Garcés apareció en ese “sitio cumpliendo enteramente con las obligaciones de su sangre, en las ocasiones que se ofrecieron en la plaza de Gerona”.
Su actuación fue luego más que notable en el cerco que de Molina de Aragón hicieron las tropas austriacas en retirada, en 1710 y siguientes. A los “nacionales” les dirigía el marqués de Villel de Mesa, González de Andrade, alférez mayor del Señorío de Molina, y Reinoso nos cuenta con mucho detalle las acciones en que participaron las milicias del Señorío molinés defendiendo la ciudad, y su territorio, de los acosos de los austracistas.
Concretamente –nos relata Reinoso– en 13 de agosto de 1706 Malo consiguió introducir en la villa y en su castillo a don Gaspar Manuel de Benavides, con 30 de sus hombres, destacados al objeto, destrozando al retén austriaco que fue sorprendido en la Puerta del Baño, forzando la Puerta de Valencia, y luchando con el resto de los extranjeros en la Puerta del Río, donde hubo “un recio combate” en el que murieron diez soldados enemigos, y fue apresado su capitán Juan Nassau, que fue llevado a la Corte del Rey Felipe, a la sazón en Ciempozuelos asentada.
Siguió don Juan Malo persiguiendo austriacos por el Señorío, y según relata don José Regules Villasante, a la sazón Corrregidor de Molina y superintendente allí de la Real Hacienda, se combatió muy a menudo. No olvidemos que la parte oriental de la sesma del Campo era el lugar por donde pasaba el Camino Real de Castilla a Aragón. Y así ocurrió que en 1710, en Tortuera, don Juan Malo hubo una dura pelea contra el Administrador de Puertos Secos, que se había pasado a los austriacos, liberando a más de 150 prisioneros leales que había hecho en la zona. También particicipó como mensajero y gestor entre las tropas del general José Vallejo, afincadas en Atienza, y el campamento real, junto al Tajo. Una vida de servicios a favor del nuevo monarca, que finalmente se vió recompensada con el nombramiento de Alférez Real. Malo sufrió, en todo este ir y venir bélico, la pérdida por destrucción de algunas casas suyas en la villa de Molina, y por Reinoso es considerado, tras referencias variadas y un tanto inconexas, como un gran patriota que batalló y sufrió mucho en esta Guerra de Sucesión que acabó ganando el primero de los Borbones sentados en el trono de España.