POR SANTOS BENÍTEZ FLORIANO, CRONISTA OFICIAL DE LA CIUDAD DE CÁCERES
Los sectores artesanales más importantes de la Villa de Cáceres eran el textil, el de cuero y pieles, el metal, la construcción, la cera, etc.
Uno de los oficios más mayoritarios en el Cáceres medieval era el de los Caleros al tener la Villa mucha cal, sobre todo en la zona del Calerizo, existiendo muchos hornos que producían la cal morena y blanca que no sólo se encargaban de abastecer las obras de Cáceres sino que también cubrían las necesidades de las Villas cercanas.
“Los caleros, según Floriano Cumbreño, necesitaban para ejercer su industria una autorización especial del Concejo pues, el Calerizo era uno de los egidos de la Villa y formó luego parte de sus antiguos baldíos”. Estaban asentados en la parte oriental de la Villa entre la Puerta del Río y la de Coria, que aún hoy conserva esta calle el nombre de Caleros y donde tuve la suerte de nacer hace ya algunos años.
Los carpinteros o carpenteros se encargaban de las construcciones de los edificios civiles y religiosos y de realizar todo tipo de muebles para las casas. A medida que la ciudad fue creciendo y las necesidades de viviendas aumentaron crecieron en número en la Villa.
Los sastres o alfaiates fueron muy numerosos en Cáceres, estos trabajaban en las casas particulares facilitándoles la tela o piel por lo que el sastre sólo cobraba su trabajo, o en los talleres propios. La labor de los sastres era fijada por el Concejo y sólo podían cobrar lo que estaba señalado. Si los sastres no respetaban estos precios eran multados y se les prohibía ejercer su oficio durante un tiempo. Realizaban todo tipo de trabajos: capas, garnachas, sayas, camisas, calzas, etc.
Los curtidores o pelleteros se encargaban de preparar y curtir las pieles convirtiéndolas en cuero para uso de ropaje humano; el Concejo fijaba sus precios que debían cumplirse bajo pena de multas a los que los infringieran.
Los zapateros era uno de los oficios más numerosos en la Villa, cobraban sus trabajos según estaba señalado en el “coto de Concejo”, imponiéndoles multas si incumplían dichas ordenanzas.
También existieron muchos tejedores y cardadores a pesar de que la mayoría de las casas disponían de telares para los apaños domésticos. Había en la Villa gran cantidad de talleres artesanos que hilaban las distintas materias primas: lana, lino, sarga, cáñamo, etc. para elaborar las telas. Los cardadores tenían prohibido cardar la lana con cardas de hierro.
Existían además en Cáceres los horneros a los cuales el municipio, propietario de los hornos, se los arrendaba, los molineros numerosos en la zona de la Ribera, los cereros, los canteros, los afiladores, los orives u orfebres, los cerrajeros, etc. todo un mundo artesanal que con el paso del tiempo y el nacimiento de la Industria se han ido perdiendo o adaptando a las circunstancias y necesidades actuales.
Desde el Blog del Cronista donde quincenalmente intento difundir y dar a conocer la historia de Cáceres, desearos unas muy felices fiestas navideñas y que el próximo año 2016 os colme de toda clase de ilusiones y esperanzas.
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