LOS PAPELES “CATALANES” DE MURCIA
Feb 07 2017

POR ANTONIO BOTÍAS SAUS, CRONISTA OFICIAL DE MURCIA

DOCU_VERDAD

A Antonio Ibáñez no le tembló el pulso al teclear en su antigua máquina la exigencia de que le explicaran “cuáles fueron las causas que motivaron para esa empresa despedir al personal de tramoya y electricidad”. Era el tal Ibáñez secretario de la Sociedad de Servicio Escénico, que allá por el año 1927 gestionaba el Teatro Romea. Y su carta, que acabó en el Gobierno Civil, no tendría mayor trascendencia de no ser porque se conserva en la Generalitat catalana. Allí fue enviada por error. Y allí se ha mantenido durante décadas hasta que a un salmantino, Policarpo Sánchez, se le ocurrió reclamar esos documentos que, en su opinión, se custodian de forma ilícita.

Murcia-Teatro-Romea

Policarpo señaló ayer a “La Verdad” que “el proceso está avanzado. La primera victoria fue la admisión a trámite por parte de los tribunales catalanes. Y aunque el abogado de la Generalitat pidió su archivo, le fue denegado”. El caso ya está visto para sentencia. Pero, ¿en qué beneficiaría a la Región una sentencia favorable a esta asociación? De entrada, obligaría a la entrega a Murcia de diversos documentos relacionados con el Teatro Romea, entre ellos cartas reivindicando un mejor trato y salario a los obreros y papeles del comité de empresa de la época.

Entre los documentos que Policarpo reclama figuran diversos carnés y expedientes de la Unión General de Trabajadores (UGT) de las localidades de Totana y La Unión. Para que la reclamación pudiera prosperar ha sido necesario que la asociación demostrara que los titulares de estos documentos jamás habían abandonado Murcia. “Y de eso me encargué en primera persona. Allí, sobre el terreno”, señala Policarpo, quien añade que a su solicitud “se han sumado muchos murcianos a través de las redes sociales”.

La asociación Salvar el Archivo de Salamanca fue creada en 2014 con el objetivo, como recuerda Policarpo, “de salvar el Archivo de Salamanca”. El presidente aclara que se trata de una asociación formada por “gente de a pie y sin ningún interés político”. Mediante esta iniciativa pretendían llamar la atención y pedir la ayuda “de todos los españoles orgullosos de serlo para defendernos de la rapiña de los que no quieren formar parte de España”. Centenares de murcianos se han sumado en los últimos meses a esta causa.

Aunque los documentos que reclama esta asociación, según los expertos consultados, deberían custodiarse en Murcia, donde sería más fácil el acceso de los investigadores, existe una pieza que también tendría que ser devuelta a la Región si, como parece, prospera la demanda de la asociación. Se trata del denominado Ara Pacis o Altar de la Salud, datado en el primer tercio del siglo I de nuestra era. Fue descubierta en el siglo XVI en el Monte Sacro de Cartagena. Luego, tras su traslado a Murcia se la conocería como el ara de Espinardo, aunque ningún autor olvidó jamás que era cartagenera.

El erudito murciano Cascales ya advertía en el siglo XVII que la “piedra” fue trasladada por el obispo Sancho Dávila en 1594 y más tarde regalada a Alonso Fajardo, marqués de Espinardo, para que adornara su jardín. Cascales señala que el altar “no tiene letra ninguna; es piedra de mármol con jeroglíficos; en un costado tiene un timón, en otro la figura de Palas con un ramo de olivo, en el tercero una cornucopia, en el último un caduceo de Mercurio”.

El altar embelleció el palacio del marqués hasta su muerte, aunque sus herederos trasladaron el monumento a Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Y, por cierto, desde aquel momento, Murcia lo ha reclamado. Es más: el Senado acordó en 2006 que volviera a Murcia, sin que hasta ahora se haya hecho efectivo, lo que algunos expertos consideran “una prevaricación de libro”.

Fuente: http://blogs.laverdad.es/

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