POR MARÍA TERESA MURCIA CANO, CRONISTA OFICIAL DE FRAILES (JAÉN)
Uno de los elementos de interés que podemos encontrar en la Semana Santa de estas sierras, son las representaciones de la Pasión de Cristo. En ellas, algunos de nuestros pueblos más hermosos y sus gentes se vuelcan en dar vida a este momento tan trascendental en la historia de la humanidad, y la realidad se transforma transportándonos al pasado. La decoración, los vestidos, el sentimiento…, todo se pone al servicio de la representación fiel de lo que dicen las sagradas escrituras, y se convierte en un espectáculo de gran interés tanto para fieles creyentes como para turistas curiosos.
La Semana Santa en la Sierra Sur tiene unos matices de originalidad plástica y estética que nada tiene que ver con el boato de los pasos de imágenes. Su principal característica es la unión de la religiosidad y algarabía popular plasmada en sus pasos mímicos, escenificados o pregonados.
El origen de esta tradición hay que buscarlo en la fusión de dos tradiciones: los autos o misterios, que desde el siglo XV se celebraban con motivo del Corpus, y los ingenios, representaciones festivas y religiosas que aludían a los diferentes gremios de las ciudades. Estas representaciones de la vida, pasión y muerte de Cristo se realizaban desde finales del siglo XVI con motivo del Jueves Santo, Navidad o Corpus en el interior de los templos y servían para difundir la doctrina católica.
El alboroto que estas representaciones, llamadas Pasos, provocaban en lugar sagrado, motivó su salida al exterior, utilizando como escenario tablados de madera. En aquellas poblaciones en las que en la actualidad se siguen representando los Pasos se hacen en la calle, en escenarios más o menos preparados con la participación de todo el pueblo.
El Concilio de Trento (1545-1563) supuso un fuerte empuje para estas representaciones de la Pasión. Como reacción a la Reforma Protestante contraria a las manifestaciones externas de la religión, la Contrarreforma, puesta en marcha a partir de Trento, potencia la religiosidad popular, y por ende las representaciones plásticas y escénicas de la redención, eje central del cristianismo. Es lo que sucede con los llamados Pasos.
La palabra Paso hace referencia a una pieza teatral corta que tuvo un especial desarrollo a comienzos del siglo XVI. Fue precisamente el Concilio tridentino el que potenció estas catequesis populares vivientes, dice el Concilio: Por medio de las historias de los misterios de la Redención, expresados en las imágenes, se instruye y afirma el pueblo en los artículos de la fe.
Son muy pocos los pueblos que conservan el texto antiguo de aquellas representaciones teatrales. Es esta tradición teatral común a toda España, aunque con características propias. Por lo que respecta a nuestra zona se realizaban en Alcaudete, Fuensanta, Valdepeñas, Alcalá y Frailes; en la provincia de Córdoba se hacían en Baena, Puente Genil, Castro del Río, Doña Mencía, Iznajar, etc. Vemos pues que es una tradición con amplia realización geográfica.
El relato en forma de diálogo de la vida de Jesús, eran frecuentes que se realizaran en los templos en las festividades de Navidad, el Jueves y Viernes Santos y en el Corpus. Eran celebraciones que encontramos documentadas en los siglos XV y XVI, similar a los misterios medievales que con muchas transformaciones han llegado hasta nosotros. El desorden y el escandalo que se producían en las representaciones dentro de la iglesia dieron lugar a sacarlas fuera y se hizo necesario montar tablados para que todo el mundo pudiera ver la representación.