POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
La cuestión es para discutir porque, ¿»percebe» es palabra masculina (plurar, «los percebes») o femenina (plural, «les percebes»)?
Empecemos por lo serio.
El percebe o la perceba es un crustáceo cirrípedo pediculado cuya «concha» está formada por una serie de placas córneas y sus patas son unos filamentos que salen de ellas.
Los científicos denominan a este marisco como Pollicipes cornucopia Leach (Polex = dedo pulgar ; cornu-cpia = cuerno de la abundacia).
La parte buena y sabrosa es el pedúnculo que lo une a la roca y cuyo interior es lo que se come.
¡Oiga! ¿Y lo del masculino o femenino?
Pues miren ustedes: la tendencia castellanizante es optar por el singular masculino percebe (plural, los percebes) ; la tendencia asturiana en algunos puertos se inclina por el signgular femenino «la perceba» y plural «les percebes».
Ustedes hagan lo que les de la gana.
La única e indiscutible verdad es que este animalejo es de captura difícil y arriesgada y que su precio de mercado, cuando se trata de percebes asturianos y gallegos, es de «marea alta», por no decir de «alto mareo».
Pero, eso sí, merece la pena disfrutar de ellos viendo mañana cómo es posible que Croacia sea el nuevo campeón del mundo (de fútbol).
¡Ojo!
Hay mucho percebe de importación (canadiense y norteafricano) y que, aunque lo pretendan, «no dan el pego».
Por tanto, antes de la compra, aseguren su origen de captura.
¿Que cómo se cuecen?
Un experto avilesino lo explicaba telegráficamente así a don Juan Santana y sus amigos de Muros del Nalón: «Litro de agua, cucharada de sal. Agua hervir. Percebes echar. Vuelta a hervir. Credo rezar. Percebes sacar. Abrazos».
Y remataba don Juan: «Los abrazos no son necesarios».
Manuel María Puga y Parga, «Picadillo», aconsejaba así en los comienzos del siglo pasado:
«No es necesario ser madame de Thebes
ni saber brujería o cartomancia,
ni haber nacido en Inglaterra o Francia,
para guisar percebes…
Con agua y sal, en pote, van al fuego,
se sopla un poco, y a comerlos luego.
Como fin de receta
no los comáis jamás sin servilleta
que os tape todo el busto,
si queréis evitaros un disgusto.»
En 1901 el escritor Juan Pérez Zúñiga, con ilustraciones de Joaquín Xaudaró, escribió un libro titulado VIAJES MORROCOTUDOS. EN BUSCA DEL TRIFINUS MELANCOLICUS. Un libro simpatiquísimo, pleno de humor, que página tras página lleva al lector por saber quién era ese enigmático «Trifinus melancolicus».
Al final, descubre que era el raro, misterioso y solicitado Pollicipes cornucopia; es decir, nuestro percebe cantábrico y gallego.
Pues, amigos, no es preciso dar la vuelta al mundo en viaje estrafalario para encontrar percebes de altísima calidad en nuestros restaurantes asturianos.
Podríamos citar cientos y cientos; pero hoy «me tira el cuerpo» comentar la siempre amabilísima atención y altísima calidad de producto que ofrecen en SIDRERIA BEDRIÑANA, de Villaviciosa, donde AMABLE BEDRIÑANA SARIEGO (de ahí lo de amabilísima atención) es ejemplo de profesionalidad hostelera.
Que conste que esta cita es sincera y, por tanto, no «sometida» a tipo alguno de invitación o similares; cosa que nunca acepto salvo en casos muy concretos y de amistad muy íntima y ajena a la actividad hostelera.
Insisto: ¡Que conste!