POR GOVERT WESTERVELD, CRONISTA OFICIAL DE BLANCA (MURCIA)
A la sombra del legado literario de Blanca, surge un nuevo poeta, Guillermo Molina, como una estrella prometedora en el firmamento poético. Con la pluma como su guía y la inspiración de sus predecesores como brújula, Guillermo emprende un viaje por los ricos campos del lenguaje.
El camino de un poeta está lleno de desafíos y demandas que solo las almas más perseverantes pueden resistir. Guillermo, impulsado por una profunda pasión por el arte de escribir, abraza estos desafíos como oportunidades para crecer. Sus palabras bailan al ritmo de su propia voz única, y cada verso lleva la promesa de un nuevo capítulo en la historia literaria.
Como heredero de la tradición de Blanca, Guillermo no solo lleva la antorcha del pasado, sino que también crea su propio camino hacia la fama. Es un viaje de dedicación, donde perfecciona no solo la destreza técnica de un poeta, sino también el significado más profundo detrás de las palabras.
Que la pluma de Guillermo Molina sea como un pincel artístico, pintando las sutilezas de sus pensamientos en el lienzo del papel. Con cada verso, busca la perfección, sabiendo que el camino hacia la grandeza está acompañado de determinación y un espíritu inquebrantable.
Así avanza Guillermo, el nuevo guardián de la herencia poética, en su búsqueda creativa, esperando seguir los pasos de los poetas anteriores de Blanca. El mundo literario observa con expectación, y con cada frase cuidadosamente elegida, Guillermo da forma a un capítulo vibrante en la historia continua de las palabras.
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