POR JUAN FRANCISCO RIVERO DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE LAS BROZAS (CÁCERES)
Uno quiere saber cómo comenzó este pueblo de Hinojal. Hay restos arqueológicos que serán necesarios estudiar en profundidad, pero también hay cierta documentación histórica y esto es lo que vamos a divulgar en esta crónica hinojaliega.
Recientemente recibí el libro titulado “Tesoros arqueológicos de Garrovillas de Alconétar”, de Santiago Molano Caballero y José Antonio Ramos Rubio, cronista de la ciudad de Trujillo y editado por la Asociación Cultural Alconétar.
La obra trata diversos temas, entre ellos el marco histórico – geográfico, la arqueología en el territorio de Garrovillas de Alconétar, berrocales y piedras sagradas, romanos en tierras de Garrovilla, los visigodos en la zona de Alconétar, los árabes, Alconétar y los templarios.
Ese es el caso de nuestro pueblo, que siempre ha sido tutelado por el cercano pueblo de Garrovillas de Alconétar, al que los condes de Alba y Aliste lo consideraron como la capital de su territorio y donde tenían su palacio, hoy reconvertido en una lujosa hospedería de turismo, en la Plaza Mayor. Cuando yo era joven tuve el gusto de acompañar a mi padre a visitar este palacio, reconvertido por entonces en una casa grande de pueblo.
Y transcribo de la introducción del libro el siguiente texto: En el año 1183 los templarios habían perdido la plaza de Alconétar, con la llegada del musulmán Abu Yaqub, caudillo y jefe de los muslimes. Estuvieron en la zona de Alconétar hasta 1213 cuando sería reconquistada definitivamente por el rey Alfonso IX de León y este se lo devolvió a los templarios. En 1217dada en Toro (Zamora) el rey Alfonso IX dona al maestre Martín Fernández del Castillo la villa de Alcántara con sus pertenencias y todos sus derechos: Portazgos, molinos, pesquerías, zonas de pasto y con todo el señorío. Los términos limitan con Portugal, Coria, Alconétar y con los sarracenos. Nombraron como capital de la comarca a Alconétar sumando los pueblos de los alrededores: Garrovillas, Hinojal, Cañaveral, Portezuelo, Talaván y Monroy, llegando a tener (los templarios) en varios de estos, como en Garrovillas, grandes mansiones destinadas a cárceles y cuarteles para la Orden”.
De aquí se concluye que en el año de 1217 ya existía una población en la aldea de Hinojal.