POR JUAN ANTONIO ALONSO RESALT, CRONISTA OFICIAL DE LA VILLA DE LEGANÉS (MADRID)
Corría el mes de marzo de 1981 cuando volvían a las calles de Leganés las carrozas del primer carnaval democrático, después de una larga ausencia de más de 50 años. Eran unas primeras carrozas rudimentarias y no tan sofisticadas como las que pasean en la actualidad, pero tan llenas de personajes disfrazados de imaginación, colorido y crítica ácida como era menester.
Ese primer desfile democrático carnavalero se dividió en tres columnas, la primera salió del centro en la calle El Sol, la segunda de San Nicasio y la tercera desde la avenida de Menéndez Pidal (hoy Rey Juan Carlos I) uniéndose las tres en un gran descampado que existía en la avenida del Dos de Mayo, cerca del antiguo puesto de Cruz Roja ahora convertido en urbanización cercana la fuente de los cabezones.(LE-GA-NËS)
La primera de las columnas arrancaba desde el psiquiátrico de Santa Isabel donde participaron entre otros la Casa regional de Andalucía, el Liceo San Pablo o la Peña Los Calostros y diez entidades más.
A esta gran fiesta acudieron, según las crónicas, más de 40.000 espectadores, otros participaron “espontáneamente” disfrazados de trogloditas, frailes, superman, hippies, roqueros, payasos, curas, o de personajes del momento con las calabazas del “Un, dos tres”, Pedro Picapiedra, o portando carteles con lemas contra el “mal estado” de las camionetas de la empresa Martín. Charangas con guitarras, acordeones y trompetas compuestas por músicos-momias, conductores y cobradores de las camionetas de la Martín, unas señora estupenda con minifalda pero con bigote, doña Croqueta, varios vaqueros, policías y algunos guerreros eran los disfraces más usados.
La comitiva de Zarzaquemada reunía a miles de vecinos disfrazados de forma variopinta convocados por la asociación de vecinos “El polígono”, o la peña Alyateveré.
Desde San Nicasio llegaron 12 carrozas (tractores y coches con remolques con cartelones reivindicativos) repartiendo caramelos, con miembros de la asociación de vecinos y aquellas peñas nacientes.
Las mejores charangas, carrozas, comparsas y disfrazados se repartieron hasta 70 premios en metálico elegidos por un jurado independiente.
El primer premio del Centro con 50.000 pesetas a la mejor carroza fue ex equo para el Liceo San Pablo y la Casa de Andalucía. Con 25.000 pesetas de premio para la mejor carroza de Zarzaquemada fue para Covizarza. La columna de San Nicasio obtuvo el premio de 25.000 pesetas para la mejor carroza a la asociación local de APAS. Las mejores charangas fueron “Los Calostros”, seguida de los “Fontanelli”, y “Los Momias” con 15.000 pesetas y las mejores charangas infantiles fueron para “Si al divorcio”, “Boy Scout de Leganés”, y “los del Circo”.
El baile de carnaval se organizó en la discoteca “Desafío” (hoy desaparecida) ubicada en la Avenida del Doctor Martín Vegué, donde se reunieron un buen número de vecinos entre ellos concejales del equipo de gobierno municipal, Isabel Espiga, disfrazada de medicamento “vacunin”, o Paco Grande y Emilio Ramón, el concejal de Cultura José Antonio Egea ataviado de pintor, Paco Serrano de escolar, o José Luis Revuelto de Interior disfrazado de policía municipal, el jefe de prensa de Ramón Espinar, Miguel Ángel San Martín vestido de momia. Fernando Abad Bécquer, futuro alcalde o Acisclo Gómez que el que fuera primer teniente de alcalde y concejal de Educación, muchos años
Estas fiestas laicas medio siglo atrás no se cerraban como hoy día con una hoguera del entierro de la sardina, pero si en la iglesia del Salvador celebrando el miércoles de ceniza. El párroco imponía ceniza en la frente de los parroquianos que recordaba la cercanía de la Semana Santa y la inmediatez de la muerte. La señal de la cruz con ceniza en la frente anunciaba el fin de los tiempos. Por eso te recordaban en latín aquello de “acuérdate de que eres polvo y al polvo volverás (Gn. 3,19).
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