SUS CONSTRUCTORES DOMINABAN LA TÉCNICA DE ENCAJAR UNA PIEDRA CON OTRA, SEGÚN EXPLICA EL CRONISTA DE ELDA, GABRIEL SEGURA
La cantera de Bateig esconde un tesoro patrimonial muy poco conocido: quince refugios canteros y agrícolas que se construyeron entre finales del siglo XIX y principios del XX. Estas joyas etnológicas marcaron el inicio de la explotación a mayor escala de la zona. Se trata de construcciones en piedra seca de reducido tamaño que muestran las condiciones de vida de los trabajadores de antaño, donde descansaban los canteros y agricultores que trabajaban en este monte.
Estas construcciones, también conocidas como cucos y que se encuentran en la meseta del monte Bateig, eran muy típicas en el sureste de España, en la fachada del Mediterráneo. En Elda existen 15 refugios de diferentes estilos y tamaños, algunos consisten en una habitación, sin puerta y otros sin pared frontal. En su interior cabe una persona tumbada cómodamente, aunque cada uno tiene una medida diferente, pues están construidos de forma manual.
Esencialmente eran utilizados por agricultores, si bien en esta zona ubicada entre Elda y Novelda también eran aprovechados por los canteros, de hecho, los refugios estaban construidos con la piedra de la cantera, con sus desechos, por lo que resultaban muy baratas. Estas piedras no estaban unidas por ningún tipo de cemento o argamasa, pero más de un siglo después ahí siguen, prueba de la pericia de sus constructores, que dominaban la técnica de encajar una piedra con otra, según explica el cronista de Elda, Gabriel Segura.
Estos refugios se usaron durante años por los canteros y agricultores que después de la jornada de trabajo dormían en estos espacios para a la mañana siguiente continuar su labor y no perder el tiempo en ir y volver hasta su hogar, pues solo se podía ir a pie y les llevaba demasiado tiempo. Gabriel Segura detalla que cuando llegó la mecanización y los primeros vehículos, estos habitáculos dejaron de utilizarse, ya que los trabajadores se desplazaban en coche de forma rápida.
Los refugios de Elda cayeron en el olvido, quizá porque están alejados, en el monte Bateig, lo que supone una prueba más de la falta de atención de la ciudad hacia su patrimonio. Estos 15 refugios se incluyeron en la propuesta del Catálogo de Bienes que nunca llegó a aprobarse por el pleno municipal, por lo que todavía no están protegidos.
La empresa que gestiona la cantera es Bateig Piedra Natural y cuando firmó el contrato de explotación de esta zona de piedra caliza, areniscos y biocalcerenitas de diferentes tonalidades, se comprometió a la restauración y la puesta en valor de estos refugios. Los trabajos de restauración fueron dirigidos por la arquitecta Ivana Ponsoda, y la Auditoría Patrimonial previa la realizaron los arqueólogos Gabriel Segura y Francisco Fernando Tordera, con la colaboración de Pablo Sañudo, los tres de la empresa Arquealia.
Esta restauración respetó «de manera escrupulosa el diseño original con el fin de proteger los diversos elementos constructivos», indica la empresa.
El tiempo dirá si Elda cumple la deuda con su patrimonio y pone en valor esta parte de la historia de la localidad o si también la deja perder.
Fuente: https://www.valledeelda.com/ – Marta Ortega