LOS SABIOS SOPLAN 70 VELAS
Feb 07 2021

DIRECTORA DEL IEG, LA CRONISTA OFICIAL DE CARBONEROS (JAÉN) ADELA TARIFA

La directora (quinta por la izquierda) Adela Tarifa, con el escritor Salvador Compán; el rector de la UJA, Juan Gómez; y los consejeros Inmaculada Herrador, Carmen Rísquez, Miguel Viribay, María Luisa Grande y Antonio Martín Mesa, entre otros.

El Instituto de Estudios Giennenses cumple, este 2021, siete décadas de actividad en torno a la cultura jiennense en su más amplia extensión, avalado por una trayectoria investigadora y bibliográfica de primer orden que lo convierte en referencia constante para el conocimiento de la provincia

¡Si la imagen que encabeza este reportaje tuviera en su centro un gran pastel con setenta velas…! Pero eso es mucho pedir, y tampoco es cosa de hacer virguerías con Photoshop (el ‘¡Rúper, te necesito!’ de estos tiempos) solo para que la foto en cuestión siga a pie juntillas el titular, para que el redactor duerma tranquilo y hasta se regodee en la posibilidad de un Pulitzer.

Vanidades (y quimeras) aparte, lo cierto es que cuando, en 1992, el objetivo de una cámara captó ese momento, la solemnidad de aquella ceremonia constitutiva en el salón de plenos del palacio provincial, el Instituto de Estudios Giennenses llevaba ya cuarenta largos años de actividad.

Casi «nel mezzo del camin de la sua vita» estaba, con palabras de Dante, la institución que desde 1951 «acoge y refleja todas las etapas vividas por la provincia, y las da a conocer al mundo», definición cabal como el remate de una soleá con la que su actual directoraAdela Tarifa Fernández (Cádiar, Granada, 1949), define al IEG.

Medalla que acredita a los consejeros del Instituto de Estudios Giennenses.

Un órgano autónomo de la Diputación Provincial de Jaén, cuya responsabilidad recae actualmente en la vicepresidenta y diputada delegada Francisca Medina, que este 2021 de la tercera ola del coronavirus, la incertidumbre y, también, la esperanza cumple nada más y nada menos que siete décadas de trabajo en torno a la cultura jiennense en su más amplia extensión.

Setenta años de trayectoria que han dado para un sinfín de publicaciones, investigaciones, actividades de todo tipo y que, hoy, este periódico acerca a los lectores para concelebrar con ellos la historia, el presente y la visión de futuro de un ya ensolerado setentón; eso sí, en plena forma.

Pero, ¿qué es exactamente esta entidad cuyo alegórico escudo timbra tantas portadas, páginas, carpetas y carteles? ¿Cómo encauza la divulgación del conocimiento que sus miembros aportan? Y, por cierto, ¿quiénes lo han compuesto o lo componen, qué hay que hacer para ocupar uno de sus ‘sillones’, qué implica pertenecer al ‘club de sabios’ que es el IEG? Cójanse del brazo de Lacontradejaén.

El instituto cuenta con espacio propio en la página web de la Diputación Provincial; toda una pantalla que permite, amplia y detalladamente, acceder a su historia, fundamentos, normativa, objetivos, convocatorias… Sí, basta un click para localizar sus entrañas y, como el Axel de Verne, adentrarse en una aventura apasionante sin tener que darse el palizón de viajar hasta Reikiavik, ni mucho menos.

Para los andariegos, con un agradable paseo por el casco antiguo de la ciudad es suficiente para llegar al Antiguo Hospital de San Juan de Dios y situarse en pleno centro de la cultura de aquí. Sea como sea, vía virtual o en el ‘coche de San Fernando’, las venerables puertas de esta «docta corporación» (como la bautizó uno de sus directores, José Antonio de Bonilla y Mir, Jaén, 1909-Madrid, 1989) están abiertas no solo al estudio: también a la curiosidad.

UN PASEO POR EL IEG

Navegar por https://www.dipujaen.es/conoce-diputacion/areas-organismos-empresas/ieg/conoce-el-ieg/estatutos-ieg/  aclara, entre otras cosas, que la «función fundamental» del IEG «es el fomento y el estudio de la cultura local y provincial, a través de una vida cultural activa con ciclos de conferencias, charlas, premios de investigación, etc.».

Sí, raro es el mes que los escaparates del mar de olivos no exhiben cartelería presidida por la imagen de una Virgen que pisa a un dragón (¡más de Jaén…!) en la que se anuncia una charla, un congreso, la presentación de un libro… La agenda de la institución está siempre más que poblada, y ni la pandemia puede sellar del todo las compuertas de ese pantano de conocimiento que desagua litros y litros de iniciativas en el calendario cultural de la provincia.

Medicina, estudios agrarios, olivar, arte, arqueología, literatura, estudios jurídicos y medievales, cultura tradicional, gastronomía, biodiversidad, historia, música, paisaje y ciencias humanas… y así hasta dieciséis secciones a las que no escapa ni una disciplina en la que el Santo Reino tenga algo que decir.

Por hablar de lo más reciente, en lo que va de año desde el comienzo del Covid-19 la entidad ha incrementado y ha dado acceso libre al fondo digital de su valiosísima biblioteca, con más de cinco millones de imágenes; ha aumentado sus ayudas para sufragar proyectos de investigación; ha convocado y entregado sus principales galardones de pintura e investigación; ha abordado las consecuencias de la nueva situación sociosanitaria en la cultura, ha celebrado jornadas y ha editado casi una decena de libros de las más variadas temáticas, siempre con Jaén como leit motiv.

Solo un ejemplo, una mínima muestra de lo que desde hace catorce lustros lleva a cabo esta suerte de real academia en modo local que, de una manera o de otra, protagoniza en la geografía jiennense eso que el gran Gabo definió como el aprovechamiento social del conocimiento… ¡Efectivamente, la cultura!

¿QUIÉNES SON?

Acaso el factor humano sea uno de los principales atajos que tomar para una aproximación sencilla y adecuada al IEG por parte de un medio informativo de difusión diaria como este. En esa línea, ponerles rostro a quienes lo integran, conocer el perfil estándar que sintetice la variedad de sus componentes resulta tan resolutivo como arribar a un pueblo, dirigirse directamente a la plaza mayor en busca del paisanaje y ahorrarse así caminatas baldías.

«Para llegar a su objetivo, el Instituto de Estudios Giennenses se nutre de personas que han dedicado su formación personal, profesional e intelectual a alguno de los aspectos de la cultura giennense. Estas personas, bajo el nombre de consejeros, conforman la esencia de sus órganos colegiados», explica el secretario de este organismo, Miguel Ángel Chamocho (Andújar, 1969), que sucedió en el cargo a Salvador Martín de Molina tras su fallecimiento en 2016.

Se trata, en palabras de la actual consejera directora, de personas que «acreditan excelencia académica» :»El curriculum importa, ¡faltaría más! De hecho todos los consejeros tienen méritos académicos sobrados, pero lógicamente son muchos los que no siendo consejeros también los alcanzan. Por eso, para ser propuesto también es muy importante tener presente la colaboración larga anterior con el centro, los servicios prestados altruistamente».

Y es que, según Tarifa, lo de estar en el lugar adecuado en el momento justo también cuenta a la hora de aspirar a recibir la preciosa medalla acreditativa, vaya que sí: «La figura de ‘colaborador externo’ se valora mucho en el reglamento. A la par es fundamental que el perfil del elegido cubra las necesidades académicas del centro, eso es básico. Es decir, se procura que haya representación de todos los ámbitos de conocimiento, porque un consejero es a la vez asesor, evaluador, etc. No se trata de servirnos del IEG sino de servir a sus necesidades y cumplir bien los fines para los que existe», sentencia.

¿Cualquiera puede ser consejero del IEG? Aparte de lo ya indicado, los estatutos de la corporación exigen el ‘padrinazgo’ de cinco miembros del instituto para con el candidato, en el caso de los numerarios; otros tantos para los correspondientes y veinte en el caso de los honorarios, y siempre con la anuencia del pleno académico.

¿Y de sueldo, dietas y privilegios, cómo anda la cosa? «¡Ninguno!», deja claro Adela Tarifa, que apostilla: «El privilegio de ser consejero radica, creo yo, en lo que la sociedad nos valore o no por la labor que realizamos y el servicio que prestamos. No recibimos ninguna remuneración, nada de tipo económico. Se trabaja por amor a la cultura, y lo digo con pleno conocimiento, dedicando tiempo de ocio, restando horas a la vida, a la familia, a los amigos… Se hace porque se tienen estos

 

La consejera-directora continúa: «Esa es la grandeza del ser humano, que no todo lo mercantiliza y que muchos queremos devolver a la sociedad algo de lo que la vida nos ha dado. A veces yo misma me extraño de que algunos consejeros (no diré que todos sean de esta calidad cívica, porque somos humanos) trabajemos tanto sin pedir nada a cambio, y no nos importa que la gente no lo crea».

Vamos, que de 1.784.499,88 de euros de presupuesto con el que cuenta el IEG para 2021 (según detalla la web de la Diputación), ni un solo céntimo acaba en los bolsillos de sus consejeros.

NOMBRES PROPIOS

Por la lista de miembros del Instituto de Estudios Giennenses han pasado algunos de los nombres más insignes de la intelectualidad de aquí desde sus inicios en 1951, cuando la Corporación Provincial presidida por el recordado médico Juan Pedro Gutiérrez Higueras (Alcaudete, 1901-Jaén, 1978) dio carta de naturaleza al IEG.

Verbigracia, un repaso a la brevísima nómina de consejeros que, en sus diferentes etapas, han ocupado la dirección de la entidad, a saber:

El primero de ellos fue el doctor Luis Sagaz Zubelzu (Madrid, 1905-Jaén, 1983, que da nombre al tan traído y llevado sanatorio del Neveral de la capital); le siguió el ya citado José Antonio de Bonilla, marqués de Bagnuli y, entre otros hitos de su aventura vital, propietario del soberbio palacio de los Covaleda-Nicuesa, a espaldas de la Catedral; el más longevo de los directores, que se mantuvo al frente del instituto la friolera de veintinueve años); el conocido médico Diego Jerez Justicia (Cabra del Santo Cristo, 1930-Torremolinos, Málaga, 2015); su colega de profesión José María Sillero Fernández-Cañete (Granada, 1928-Jaén, 2015); el catedrático de Historia del Arte Pedro Galera Andreu (Melilla, 1948), y la también catedrática Adela Tarifa (la primera mujer en ocupar el cargo, que renovó el pasado mes de octubre).

Ellos fueron o son coordinadores de un órgano formado por un máximo de cuarenta y cinco consejeros de número y de veinte correspondientes (domiciliados fuera de la provincia), bajo la presidencia de honor del Rey Juan Carlos I, a los que se suman quienes gocen del título de consejeros de honor (solo dos vivos a día de hoy, los expresidentes de la Administración provincial Cristóbal López Carvajal y Felipe López). Títulos vitalicios, en todos los casos, que la mayoría de las veces solo la muerte caduca.

La consejera-directora continúa: «Esa es la grandeza del ser humano, que no todo lo mercantiliza y que muchos queremos devolver a la sociedad algo de lo que la vida nos ha dado. A veces yo misma me extraño de que algunos consejeros (no diré que todos sean de esta calidad cívica, porque somos humanos) trabajemos tanto sin pedir nada a cambio, y no nos importa que la gente no lo crea».

Vamos, que de 1.784.499,88 de euros de presupuesto con el que cuenta el IEG para 2021 (según detalla la web de la Diputación), ni un solo céntimo acaba en los bolsillos de sus consejeros.

NOMBRES PROPIOS

Por la lista de miembros del Instituto de Estudios Giennenses han pasado algunos de los nombres más insignes de la intelectualidad de aquí desde sus inicios en 1951, cuando la Corporación Provincial presidida por el recordado médico Juan Pedro Gutiérrez Higueras (Alcaudete, 1901-Jaén, 1978) dio carta de naturaleza al IEG.

Verbigracia, un repaso a la brevísima nómina de consejeros que, en sus diferentes etapas, han ocupado la dirección de la entidad, a saber:

El primero de ellos fue el doctor Luis Sagaz Zubelzu (Madrid, 1905-Jaén, 1983, que da nombre al tan traído y llevado sanatorio del Neveral de la capital); le siguió el ya citado José Antonio de Bonilla, marqués de Bagnuli y, entre otros hitos de su aventura vital, propietario del soberbio palacio de los Covaleda-Nicuesa, a espaldas de la Catedral; el más longevo de los directores, que se mantuvo al frente del instituto la friolera de veintinueve años); el conocido médico Diego Jerez Justicia (Cabra del Santo Cristo, 1930-Torremolinos, Málaga, 2015); su colega de profesión José María Sillero Fernández-Cañete (Granada, 1928-Jaén, 2015); el catedrático de Historia del Arte Pedro Galera Andreu (Melilla, 1948), y la también catedrática Adela Tarifa (la primera mujer en ocupar el cargo, que renovó el pasado mes de octubre).

Ellos fueron o son coordinadores de un órgano formado por un máximo de cuarenta y cinco consejeros de número y de veinte correspondientes (domiciliados fuera de la provincia), bajo la presidencia de honor del Rey Juan Carlos I, a los que se suman quienes gocen del título de consejeros de honor (solo dos vivos a día de hoy, los expresidentes de la Administración provincial Cristóbal López Carvajal y Felipe López). Títulos vitalicios, en todos los casos, que la mayoría de las veces solo la muerte caduca.

Ahí están el poeta Antonio Alcalá Venceslada (Andújar, 1883-Jaén, 1955); el farmacéutico y humanista Ramón Espantaleón Molina (Jaén, 1880-1970); el cronista Luis González López (Torrevieja, Alicante, 1889-Jaén, 1969); el sacerdote Juan Montijano Chica (Torredonjimeno, 1899-Jaén, 1988); el arqueólogo Juan González Navarrete (Málaga, 1927-Madrid, 2010); el escultor Constantino Unghetti Álamo (Castellar, 1923-Málaga, 2015), el historiador Manuel López Pérez (Jaén, 1946-2016), o el polígrafo Manuel Urbano Pérez Ortega (Jaén, 1940-2013), por destacar solo a algunos de los ya históricos maestros en lo suyo que engrosaron las filas de la institución.

Con los ojos puestos en el más rabioso presente y para no dejar a nadie sin citar (que es de mala educación y, además, innecesario), quede constancia al menos de que, a día de hoy, el grupo de numerarios abarca una franja etaria y un perfil personal a cuyos extremos figuran la economista ubetense Inmaculada Herrador Lindes (la benjamina) y el reputado judaísta Luis Coronas Tejada (el decano, que como muchos de sus antiguos compañeros tiene calle con su nombre en Jaén); ambos presidirían, si hubiera que tirar de ella, la mesa de edad del IEG.

Cada uno de su padre y de su madre, a todos los une sin embargo (y así lo secunda la directora) un objetivo común: «Somos libres de tener ideas políticas o religiosas particulares, pero eso no nos enfrenta nunca, queda en el plano privado. Nos respetamos y nos apreciamos como seres humanos: la cultura no debe politizarse». Ahí quedó, dicen los ‘capataces’ de Semana Santa al ‘arriar’ los ‘pasos’.

Lo que sí parece indudable es que eso de pertenecer con todas las de la Ley a una corporación comparable a la RAE o el resto de reales academias, pero a escala provincial, supone todo un honor por el que muchos han suspirado, suspiran aún y tiene pinta de que seguirán suspirando:

«Para mí es una enorme satisfacción que mi humilde nombre haya estado acompañado de otros tantos ilustres e insignes nombres de la intelectualidad giennense. Compartir una pequeña parte de la historia del IEG con personalidades como estas es cuando menos un sueño, uno de esos tantos sueños que rondaban a mis padres para que yo fuera alguien en la vida», manifiesta Miguel Ángel Chamocho. Lo dicho, un honor.

GRANDES LOGROS

Harían falta muchas pero que muchas páginas virtuales para detallar el fruto de estos setenta años de trabajo del Instituto de Estudios Giennenses, pero de ahí a pasar de largo sobre lo conseguido va un trecho, un trecho muy largo.

Su boletín es un buen ejemplo de ello; en la calle desde 1953, sus páginas contienen tanto conocimiento sobre la provincia que, si fueran lectura obligada, hasta el más zoquete llegaría a erudito. No es la única publicación periódica de la entidad, que mantiene activo también, desde mediados de los 50, su Seminario Médico y, a partir de 2006, Elucidario, la publicación del Seminario Bio-Bibliográfico al que da nombre otro histórico consejero: Manuel Caballero Venzalá (Martos,1925-Jaén, 1995).

Que el Museo Provincial dejase de ser cuartel para ser eso, lo que desde el primer cuarto del XX le estaba destinado, se debe en gran parte a la tenacidad de este instituto, lo mismo que la elaboración y publicación del magno Catálogo Monumental de la Ciudad de Jaén y su Término, valiosísima antología del repertorio patrimonial capitalino. En esa misma línea, la edición del respetadísimo Andrés de Vandelvira, arquitecto de Fernando Chueca, supone otro hito para la historia del arte y el conocimiento de la figura y obra del gran maestro de Alcaraz.

En el apartado de galardones y reconocimientos no se puede olvidar que el prestigiosísimo Premio Jaén de Piano lleva el sello del instituto, su aliento originario, que exhalan las teclas cuando, año a año, el certamen con el que tanto se volcó el arquitecto y consejero Pablo Castillo García-Negrete (Jaén, 1910-2004) convierte a Jaén en capital universal de este noble instrumento.

Mención especial merecen también el Premio de Pintura Emilio Ollero, nacido en el 87, con una dotación económica de las que quitan el hipo y en cuyo palmarés figuran obras de lo mejorcito de las últimas generaciones de pintores de toda España.

En el ámbito de la investigación, la cita con los certámenes Cronista Cazabán, de historia, y el Premio de Investigación Agraria y Medioambiental dan a la imprenta, año tras año, volúmenes imprescindibles para el conocimiento de esta tierra, su gente, realidad y potencialidades.

Lo de su labor archivística son palabras mayores, si se tiene en cuenta el patrimonio documental que atesoran cajas, carpetas y discos duros en el varias veces centenario edificio de la Plaza de San Juan de Dios.

Sí, además de una colección de libros de autores de Jaén que conforma una auténtica antología bibliográfica de aquí o de la colección completa (y utilísima) del BOP, entre los venerables muros del antiguo hospital se conservan y ponen a disposición del personal legados como el archivo gráfico del recordado fotógrafo José Ortega o la colección de Cerdá y Rico, el médico alicantino afincado en Cabra del Santo Cristo que con tanta fortuna coqueteó con el arte de Daguerre.

A ellas se suman los legados gráficos de Isidoro Lara, Jaimé Roselló, Enrique Romero de Torres, Ramón Espantaleón… que hacen del IEG recurso imprescindible para acercarse a la memoria en imágenes del paraíso interior.

Hablando de legados, especial mención merece el del poeta oriolano Miguel Hernández, tan vinculado a la provincia por su matrimonio con la quesadeña Josefina Manresa y por su participación en labores propagandísticas desde el periódico de guerra Frente Sur, en cuya delegación jiennense de la calle Llana están tomadas algunas de las fotografías más difundidas de la pareja.

O el del carolinense Manuel Andújar, paradigma del exilio español, donado en 1985 y que ‘obliga’ a estudiosos de su vida y obra a acudir al instituto para acercarse con garantías de rigurosidad al autor de El destino de Lázaro.

El del polígrafo pealeño Rafael Lainez Alcalá, alumno de Antonio Machado durante su estancia en Baeza, es otro de esos tesoros que esconde el ‘cofre’ del instituto, que atiende también el patrimonio devocional generado en torno a La Morenita, a través de su Centro de Conocimento sobre la Virgen de la Cabeza, o al acervo medioambiental, como pone de manifiesto el Centro de Conocimiento Segureño, al que no escapa nada que merezca ser conservado en relación con el mayor espacio natural protegido de España.

Por si fuese poco, a su iniciativa se debe la creación del Plan de Organización de Archivos Municipales de la provincia de Jaén (POAM), que lleva de la mano a las administraciones locales en la organización, preservación y accesilidad de su patrimonio documental.

Todo esto y mucho más justifica que, desde diferentes sectores institucionales y de la sociedad provincial, el Instituto de Estudios Giennenses goce de esa autoridad que (así pensaba el general De Gaulle) es imposible concebir sin prestigio.

«HOY NOS CONOCEMOS MEJOR GRACIAS AL IEG»

El presidente de la Diputación Provincial, Francisco Reyes, no quiere dejar de sumarse a la efeméride, tratándose como se trata el IEG de una ‘criatura’ tan allegada a la institució que preside.

«Desde su creación en 1951, ha ejercido con creces su función fundamental como foco cultural e investigador en la provincia de Jaén. De hecho, hasta la fundación de la Universidad de Jaén, podemos asegurar que es el IEG la institución que ejerce este papel de revulsivo cultural de la provincia, pues no había otro centro de estudio e investigación. Tal es la dimensión que adquiere el Instituto de Estudios Giennenses que las instituciones que con el tiempo van naciendo en la provincia lo hacen a iniciativa o propuesta del propio IEG, como por ejemplo, el colegio universitario, germen de la actual UJA, con la que colabora estrechamente mediante la línea de ayuda a proyectos de investigación», expresa Reyes.

Y es que, en su opinión, se trata de una entidad que «trabaja en la búsqueda permanente de la identidad y la singularidad jiennense»:

«Partiendo de la premisa de que no hay nada mejor que conocerse para descubrir las fortalezas y potencialidades que nos ayudan a seguir avanzando, a lo largo de estos setenta años el IEG se ha ido conformando como el mayor centro de conocimiento sobre la provincia de Jaén. Su centro documental y biblioteca son de obligada consulta para cualquier investigación relacionada con nuestra tierra. Una apuesta decidida por el conocimiento de nuestra provincia que, además, ponemos a disposición de todos gracias a la digitalización del fondo documental, un paso más en la democratización del conocimiento».

En esta línea, el presidente estima digno de ser reseñado el carácter del IEG como «centro de estudio, investigación y reflexión sobre la memoria histórica en la provincia de Jaén con la edición de libros, ciclos de conferencias y el acceso a los expedientes de los encausados tras la Guerra Civil Española y depositados en el Archivo Histórico del Tribunal Militar Territorial Segundo (Sevilla), y accesibles a través de la web de memoria histórica de la Diputación de Jaén», detalla el máximo responsable de la Administración provincial, y sentencia: «Hoy nos conocemos mejor como provincia gracias al Instituto de Estudios Giennenses».

LA SOCIEDAD FELICITA A LA INSTITUCIÓN

En un año tan ‘especial’ para el IEG (inmerso en una discreta, silenciosa y hasta solidaria celebración cumpleañera con la que está cayendo), el alcalde de la capital de la provincia, Julio Millán, en su papel institucional de voz común de los vecinos de la ciudad, expresa a Lacontradejaén su valoración sobre la institución que dirige Adela Tarifa:

«Para saber qué les ocurrió a las generaciones que nos precedieron es preciso conservar su legado y sus tradiciones, al tiempo que hay que procurar que crezca y se fortalezca este patrimonio, para dejarlo a los que nos sucederán. El IEG nos aporta esta riqueza, que ya no solo tiene una plasmación material en forma de archivos, de documentos o el fomento de la investigación y los certámenes de pintura sobre temas locales, sino que tiene una correlación más inmaterial, lo que ha permitido al IEG convertirse en un garante de la identidad jiennense», manifiesta el regidor.

En esta línea, Manuel López Pegalajar, director de otra ensolerada organización, la Academia Bibliográfica Mariana Virgen de la Capilla, califica este órgano como «un pozo de cultura y un manantial de sabiduría», en tanto Francisco Sierra, presidente de la Agrupación de Cofradías y Hermandades de Pasión y de Gloria de la Ciudad de Jaén, suma a la efeméride el sentir del universo cofrade local:

«Mi más cordial enhorabuena al IEG por su 75 aniversario, hay que quitarse el sombrero por la labor realizada en este tiempo, con todos los investigadores que han pasado por la institución y le han dado lustre. En lo que respecta a la parcela de las cofradías, ahí están Ortega y Sagrista, López Pérez y tanta gente a la que el IEG le ha servido de tribuna para publicar sus grandes investigaciones».

Sierra aprovecha para ‘lanzar el guante’, sugerir a la institución un nuevo título para sus colecciones y fortalecer los vínculos entre ambas entidades: «Esperemos que este trabajo se pueda ver refrendado con la publicación de un libro sobre la historia de la Agrupación de Cofradías y, así, estrechar lazos entre las dos instituciones. ¡Felicidades, y a seguir cumpliendo años en esta labor tan encomiable!», concluye el arjonero.

Es un grande de esta tierra, el escritor ubetense finalista del Planeta Salvador Compán, el encargado de poner colofón, con su palabra poética, a esta mínima, modesta aproximación a un monumento cultural inabarcable que cumple sus bodas de brillantes en 2021 y cuya historia detallada, sin las limitaciones espaciales propias de un diario, puede encontrar el lector en los trabajos publicados al efecto por López Pérez en 1979 y, ya en 2001, en el coordinado por Vicente Oya Rodríguez y Salvador Contreras Gila:

«Siempre he sentido al IEG como un espacio aparte que trata de tú al tiempo, una especie de inmenso telar donde no cesa de reelaborarse nuestra memoria común» (Compán dixit).  Por Javier Cano

Fuente: https://lacontradejaen.com/la-contra-ieg-jaen/?fbclid=IwAR0QKj_o_StHRRO4nhHFSfdYpzkWRnPhwa4TvTnDls2Dv9Q_u68yAkvLv00

 

Add your Comment

Calendario

noviembre 2024
L M X J V S D
 123
45678910
11121314151617
18192021222324
252627282930  

Archivos

UN PORTAL QUE CONTINÚA ABIERTO A TODO EL MUNDO