LOS SECRETOS DE UN CABÁSPOR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)

¡Sigo con mi asombro!

¿Cómo es posible que una fruta tan olvidada como las níspolas (carápanos), que ahora me entero que por Cangas los llaman ZÍMPANOS, haya despertado tantas añoranzas?

Hete aquí que una lectora, colunguesa, asidua de mis comentarios, recuerde que cuando niña, al ir en el otoño a la escuela de Carrandi, siempre llevaba en el CABÁS un «puñadín de PERUYES pa comer en el recreo».

¡El CABÁS!

¿Cómo no recordar el cabás?

Los diccionarios definen esta palabra como «un pequeño maletín, normalmente de cartón duro, con un asa, que UTILIZABAN los niños para llevar libros y utensilios al colegio o a la escuela».

«Recalco lo de «utilizaban» porque hoy son «las mochilas» quienes cumplen esa misión.

El cabás -palabra que deriva del latín capax y capacitas (receptáculo)- se aplicó antiguamente (siglo XV) a la espuerta donde se llevaban cosas de la compra para, tiempos después, limitar su forma y uso al meramente escolar.

El CABÁS era nuestra gran «cámara de los secretos». Claro que contenía material escolar (pizarra, pizarrín, plumillas, trapín -que se humedecía con saliva- para borrar la pizarra, lápices y un tajalápiz -que los cursis dicen «sacapuntas»-, el Rayas y la Enclopedia, la goma de borrar…); pero, sobre todo, contenía otro material complementario «de uso personal» (el tiragomes o gomeru, la peonza, les caniques, alguna cosuca para comer, una cajina para meter grillos-en época- o huevos de paxarino… ¡yo qué se).

Nuestra amiga de Carrandi guardaba PERUYES «pa calmar la famuca».

¿Qué son les «peruyes»?

Pues, hombre, en plan intelectual les diré que son el fruto del espino albar, o espinera, arbusto al que los sabios denominan Crataegus monogyna Jacquin.

Fruta ya conocida y consumida desde tiempos antiquísimos, prehistóricos incluso.

Nosotros, que no sabíamos Botánica, comíamos peruyes porque «teníamos fame» y, además, gustaba su sabor entre dulce y ácido, un tanto refrescante. Evidentemente igorábamos que son buenas para el corazón, que regulan la presión sanguínea, que son sedantes y antiespasmódicas, que calman las molestias de las menstruación…Y ello porque contienen quercetina, trimetilamina, lactonas y flavonas… ¡Qué cosas más raras conocen los sabios!

Nosotros al «pan con pan»,a les peruyes, a les mores, a les nueces verdes y a les manzanuques «del sapu»… Histories de la «dictadura franquista», que dirían ahora.

¿Saben una cosa?

Cuando sea la época maceren durante unos 15 días 300 g de peruyes en un litro de anís corriente junto con una ramina de canela.

Filtren y embotellen.

Si se encuentran nerviosos, intranquilos, duermen mal, etc., tomen por la mañana una copita de este «brebaje» y repitan la dosis por la noche.

Serán capaces hasta de soportar a doña Belén Esteban.