POR PEPE MONTESERÍN CORRALES, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA (ASTURIAS).
Mientras espero que los semáforos se abran leo aforismos de Schopenhauer, máximas de Epicteto, versos de Juan Ramón Jiménez… Hay semáforos en Oviedo que me permiten lecturas si no más profundas y reflexivas, sí de paso largo; en la avenida del Cristo en el cruce con Joaquín Villa suelo leer novela breve y me atrevo con las oraciones yuxtapuestas, “La caída” de Camus, “Salomé” de Oscar Wilde, “El Lazarillo de Tormes”, que no sé quién la escribió; en el rojo hermosamente largo de la Avenida de Galicia, esquina Alférez Provisional, abordo incluso “Herrumbrosas lanzas” de Benet, “Los miserables” de Hugo…, perifrásticos en grado sumo, y cuando voy en Vespa y subo por Santa Cruz, un semáforo me hace feliz, el del cruce con Santa Susana, donde abordo “El Libro de Alexandre”, “La Araucana”… ¿Queremos impulsar la literatura y los libros? Démosle más tiempo al rojo.