POR MANUEL GARCÍA CIENFUEGOS, CRONISTA OFICIAL DE MONTIJO Y LOBÓN (BADAJOZ)
En las mañanas brilla un sol luminoso, mientras un gato duerme en el patio al amparo del verde frescor de las macetas de helechos. Un remolino trenza sus rizos sobre el barbecho. Los pimientos se enrojen sacando pecho. Los gorriones entre las hojas de la higuera pían en las horas sordas y calmas de la siesta. Agosto se despide venciendo el verde de los maizales. El campo sabe a pan dorado. Pero en el último día de agosto, el campo se ha arrancado por seguirilla en el profundo, hondo y húmedo verdor de los arrozales. Mientras, a lo lejos, un cante por soleá se ve acompañado por el rasgueo de los tomatales que se rinden y entregan a la mecanización y al progreso. El tomate anda en plena cosecha.