LOS TRABAJOS DE EXCAVACIÓN HAN CONCLUIDO. GARCIA LORCA NO APARECE, PERO SÍ INDICIOS DE QUE SE REMOVIÓ LA TIERRA DONDE LO BUSCABAN
Oct 31 2016

“AYER FUE UN DÍA DURO”, RECONOCE, “EXHAUSTO” TRAS UN MES DE TRABAJO, JAVIER NAVARRO, PRESIDENTE DE LA ASOCIACIÓN REGRESO CON HONOR Y DIRECTOR, JUNTO CON EL CRONISTA OFICIAL DE LÁCHAR (GRANADA) MIGUEL CABALLERO

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“Ayer fue un día duro”, reconoce, “exhausto” tras un mes de trabajo, Javier Navarro, presidente de la Asociación Regreso con Honor y director, junto con el cronista oficial de Láchar, Miguel Caballero, del equipo que durante un mes ha buscado los restos del maestro Dióscoro Galindo y los banderilleros Galadí y Arcollas, fusilados con Lorca. Los trabajos se dieron ayer por concluidos, y la fosa no está donde se esperaba. Pero la tierra excavada parece haber sido alterada tras la Guerra Civil.

Si fuera una película, ayer tarde habría dado un giro de thriller este regreso al pasado que Javier Navarro y Miguel Caballero emprendieron hace ya tres años, cuando la Junta de Andalucía, en aquel momento gobernada por el PSOE con el apoyo de Izquierda Unida, les encargó localizar la fosa del autor de Poeta Nueva York en un antiguo campo de instrucción de la Falange en Llanos de Corbera (Alfacar, Granada), a unos 400 metros de la mediática e infructuosa búsqueda que realizó el hispanista Ian Gibson en 2009. Allí la ubicaba la investigación histórica que Caballero había expuesto en su libro Las trece últimas horas en la vida de García Lorca, apoyándose principalmente en el testimonio del hijo de José María Nestares, mando militar en Granada al inicio de la Guerra Civil, a quien su padre habría entregado un croquis con el lugar exacto del presunto enterramiento.

Un buen comienzo

Los primeros pasos fueron, en esta campaña que arrancó en septiembre, prometedores para las hipótesis de Caballero, que presume que los cuerpos de Lorca, Galindo, Galadí y Arcollas fueron arrojados en unos pozos de agua abandonados en Llanos, y cubiertos de tierra después. Así, las señales de georradar mostraron inicialmente unas anomalías en el terreno compatibles con las fosas que el equipo investigador esperaba encontrar, además de restos de fusiles y balas, e incluso se atrevieron a esbozar el desaparecido sendero que el poeta y sus compañeros de infortunio habrían recorrido camino del punto exacto donde encontraron la muerte.

Todo ello fue saliendo al paso tras retirar siete metros de tierra desde la superficie actual, para llegar al nivel que se caminaba en 1936, manejando fotos de la época y GPS con los que tener presente la imagen que presentaba el área estudiada el año en que estalló la Guerra Civil.

La pregunta ahora es si los movimientos de tierras corresponden a las obras que se produjeron allí en los años ochenta o son anteriores

Finalmente, sin embargo, no se han hallado los restos óseos perseguidos, pero sí indicios de que el área de tierra que investigaba “ha sido antropizada, removida por la mano del hombre tras la contienda”, afirma Navarro, para quien la pregunta ahora es si estos movimientos corresponden a las obras que se produjeron allí en los años ochenta, durante la construcción de un campo de fútbol o fueron movimientos muy anteriores.

Un posible desenterramiento

Así, Navarro anuncia que “tenemos previsto plantear, en cuanto descansemos unos días, una investigación científica, un trabajo de laboratorio para determinar en qué época se llevó a cabo esa alteración del terreno, y en qué estado podrían encontrarse los cuerpos en ese momento, si estarían todavía enteros o ya descompuestos en huesos”, porque, en este segundo escenario, aún podría recuperarse algún resto. Tal investigación habría de hacerse “prolongando los perfiles” del área que se ha excavado en esta campaña, que no ha sido fácil.

Se ha llevado a cabo con donaciones económicas privadas, contribuciones del mundo académico y local –el Hotel Ruta de Lorca, por ejemplo, les ha proporcionado alojamiento sin coste- y el trabajo de arqueólogos voluntarios, que no han cobrado ni un euro por empuñar el pico. El único apoyo institucional que se les brindó fue en forma de pala excavadora, se la prestó el Ayuntamiento de Alfacar, pero se les retiró “mucho antes de lo previsto”, lamenta Navarro, “lo que nos ha complicado enormemente la tarea”.

Los trabajos se han realizado mediante un crowdfunding y tras recurrir al necesario aval de la familia de Dióscoro Galindo

Y es que este capítulo que ahora se cierra constituye el cuarto intento de localizar la fosa donde yacen los restos del poeta y dramaturgo García Lorca, el maestro de escuela republicano Dióscoro Galindo, y los banderilleros anarquistas Galadí y Arcollas, fusilados en la madrugada de un 18 de agosto de hace 80 años. Un intento resultante del empeño de dos profesores, Navarro y Caballero, motivados por la causa libertaria de Galindo, con el que la familia de García Lorca nunca ha simpatizado.

Una aventura, si siguiéramos con nuestra inicial analogía

cinematográfica, en la que tras las dos fallidas campañas iniciales sufragadas con dinero público -al principio buscaban, aseguran, a veinte metros del lugar donde hoy creen que está la fosa, por un error causado por movimientos del terreno-, la actual Dirección General de Memoria Democrática, dependiente de la Consejería de Cultura que lidera Rosa Aguilar, no les renovó el dinero ni la autorización para nuevas batidas, por lo que realizaron un crowdfunding y recurrieron al necesario aval de la familia de Dióscoro Galindo –su nieta prestó su ADN para posibles cotejos- y de la CNT, personada como familia política de los dos banderilleros, en la petición realizada por la Asociación Regreso con Honor en nombre del equipo de 25 personas que han capitaneado Navarro y Miguel Caballero. La labor arqueológica se suspende. El paradero de Lorca queda, de nuevo, en manos de la Historia.

Fuente: http://www.bez.es/637605481/Lorca-no-aparece – Paloma Fidalgo

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