Era frecuente en la corte y su entorno revestir las paredes de los palacios de grandes pinturas murales para ennoblecerlas y demostrar así la inquietud artística de sus moradores, una forma sin duda exquisita de proteger a la vez los muros.
Pero Cáceres nunca estuvo cerca de la corte, ni tampoco de los grandes artistas que acudían al calor de poderosos mecenas.
Sin embargo, los historiadores tienen constancia de que existieron un buen número de pinturas en las casas cacereñas de alta cuna, algo extraño debido a su distancia de la corona, y ello se produjo en el Renacimiento por la participación protagonista de los extremeños en el Descubrimiento de América (llegaron riquezas), unida a la reforma y apertura de los palacios tras la Reconquista.