EL CRONISTA OFICIAL DEL MUNICIPIO, ANTONIO GONZÁLEZ PADRÓN, ASEVERA QUE LA SITUACIÓN SE HA VUELTO CASI INSOSTENIBLE EN LOS ÚLTIMOS DOS AÑOS
La comunidad de vecinos del barrio de San Francisco han visto como en los últimas años ha incrementado en cierto porcentaje el número de actos vandálicos en la zona. Los residentes aseguran que el robo de los adoquines de las características vías del conjunto histórico de este espacio; las roturas que ha sufrido la popular fuente de la plaza principal, diseñada por José Arencibia Gil, y el depósito de amianto en las inmediaciones son solo algunas de los sucesos que se han ido produciendo en el último mes. También denuncian las continuas juergas juveniles que se organizan cada noche (especialmente durante los fines de semana) entre las calles de esta zona residencial; que amanece cubierta por botellas vacías, colillas y cáscaras de pipas, así como envoltorios de comida basura y otro tipo de restos.
El cronista oficial del municipio, Antonio González Padrón, que además también reside en el barrio, asevera que la situación se ha vuelto casi insostenible en los últimos dos años. «La vigilancia ha sido escasa, por no decir que prácticamente nula», asegura, aunque admite y resalta que la situación ha paliado un poco desde hace unas semanas gracias a la colaboración del Ayuntamiento de Telde, que ha reforzado el servicio de vigilancia policial en las horas puntas (concretamente al anochecer). Sin embargo, tanto González como la mayoría de habitantes de esta zona de Telde consideran que aún queda mucho por hacer.
Porque no solo el incivismo lo preocupa a los vecinos, también la falta de medidas de seguridad. El tránsito descontrolado de vehículos, que rondan por las calles estrechas del barrio, o la falta de sistemas antiincendios son algunos de los asuntos que más les preocupan. La importancia patrimonial que sustenta San Francisco la hace merecedora de un plan integral de seguridad y proponen la instalación de cámaras de seguridad; la redacción un protocolo contra incendios y fijar medidas concretas para la entrada y salida de coches como algunas de las medidas que conseguirían paliar con estos problemas.
«Hace casi dos años que se produjo un incendio en una de las casas del barrio; los bomberos se volvieron locos para intentar acceder», expresa Rubén Alonso, presidente de la asociación de vecinos. Además añade que aunque hay una boca de incendios cerca de la zona afectada «apenas a unos metros», esta no se encuentra bien señalizada. En este sentido, el cronista añade que la mayor parte de las viviendas están construidas a base de madera y el riesgo es elevado.
Los residentes recuerdan también que en la calle León y Castillo (en la que se inicia el barrio por la zona de los colegios de primaria e infantil de San Juan) se produjo hace unos días una quema de contenedores. «Los depósitos están situados frente al patio del recreo del centro escolar Poeta Fernando González, y desde este asoman dos pinos y hay ubicado un poste de electricidad; las chispas podrían haber saltado», expresa Juan Ramón Castro, otro de los residentes que teme que lo que acabó siendo una anécdota pueda convertirse en una tragedia en el futuro.
El cronista recalca que la función de su cargo es la de controlar las actuaciones que se realicen en el conjunto histórico-artístico del municipio en cuestión. «El barrio no sufre más actos vandálicos que ningúna otra zona del municipio; tampoco tiene más probabilidades de que sucedan accidentes, pero igualmente necesita de un plan de seguridad», expresa González, que destaca que en general el municipio tiene «graves problemas» en ese sentido. «Se han producido numerosos incendios en el parquin subterráneo de Arnao, situándose en el centro del barrio de San Gregorio», explica asombrado.
Por otro lado, los estacionamientos en lugares inadecuados también preocupan a la mayoría de los habitantes. «Aparcan en calles muy pequeñas, impidiendo el paso de otros vehículos; sabemos que muchos no son si quiera coches de vecinos, pero nadie hace un control sobre eso» expresa enfadado, señalando que en la calle de Porterías o en Santa María este problema se repite de forma constante. El cronista en este sentido añade que una buena solución sería la de restringir el aparcamiento en ciertas calles, especialmente las que pequeñas que colindan con las principales y que se proyecte un nuevo aparcamiento para los vecinos.
Medidas municipales
El área de Seguridad del Ayuntamiento, dirigida por Agustín Arencibia, coincide en muchos de los problemas que relatan los vecinos. Asimismo, el concejal destaca que en este mandato han tomado «varias medidas para solucionar estos asuntos». Entre las medidas tomadas explica que por primera vez han restringido los permisos para aparcar y transitar por el barrio. De hecho, han limitado el número de vehículos permitidos por familias a dos como máximo, siendo obligatorio estar empadronado. Arencibia ha solicitado a la Policía Local que refuercen las rondas y comprueben las tarjetas que acreditan los vehículos permitidos en el barrio. Sin embargo, desde la asociación de vecinos aseguran que «aquí aparca cualquiera; los padres de los pequeños que asisten a los colegios cercanos han tomado las calles como aparcamiento personal», asegura indignado.
Desde el Ayuntamiento explican que los medios son limitados, aunque se está haciendo todo lo posible por mejorar las condiciones. Los vecinos, al contrario, no se conforman. «Todas las instituciones coinciden en la importancia del barrio de San Francisco, pero ¿hace cuánto que no se invierte? Por lo menos unos seis años que no se toca», expresa con enfado. Asimismo, recalca que el barrio se limpia y «además con profundidad». Sin embargo, continúa resaltando que «el problema está en la falta de vigilancia; que al final consigue que el barrio acabe convertido en un estercolero».
Los vecinos resaltan que los turistas que llegan cada semana al barrio «se quedan decepcionados con lo que encuentran; hay tan poco interés que los vehículos incluso aparcan frente al yacimiento arqueológico y no se toma parte», asegura Alonso. González denuncia una vez más la «falta de interés en el patrimonio municipal» y recuerda que hace años que no se convoca la Comisión de Patrimonio. Arencibia coincide en la importancia que tiene el barrio, pero considera que no solo desde su área deben volcarse. «Necesitamos que todos los departamentos planifiquen actuaciones de mejora, pero los recursos que tenemos no nos lo permiten», confiesa el concejal.
Fuente: https://www.laprovincia.es/ – Judith Pulido