FUE UN GRAN ALCALDE QUE HIZO MUCHÍSIMO POR SIERO, PERO ADEMÁS FUE UNA GRANDÍSIMA PERSONA, SIEMPRE ESTABA SONRIENDO», SOSTIENE JUAN JOSÉ DOMÍNGUEZ, CRONISTA OFICIAL DE SIERO
Entre las autoridades no faltaron el Consejero de Presidencia y exalcalde de Siero, el socialista Guillermo Martínez, y la presidenta del PP de Asturias, Mercedes Fernández. «Recuerdo cuando comenzó su andadura en política. Éramos más o menos de la misma quinta, yo un poco mayor, y trabajamos juntos en muchas situaciones complicadas, en años muy difíciles», rememoraba la presidenta de los populares. «Era una persona brillante, honrada y comprometida con los suyos y con sus ideas. Una persona que acreditaba a los políticos y a la sociedad misma. Era una persona ejemplar», añadió Mercedes Fernández.
Prueba del cariño que despertaba José Aurelio Álvarez en la Pola fueron las tremendas colas que se formaron en el tanatorio para dar el pésame. Después de una recepción a las puertas del Ayuntamiento, un grupo de amigos y compañeros de José Aurelio Álvarez llevaron el féretro a hombros hasta la iglesia parroquial. Tras ellos, una multitud doliente acompañaba a la familia.
En la iglesia de San Pedro, otro nutrido grupo de personas recibió emocionada la llegada del féretro. «El reconocimiento de la gente ya lo dice todo. Fue un gran alcalde que hizo muchísimo por Siero, pero además fue una grandísima persona, siempre estaba sonriendo», sostiene Juan José Domínguez, cronista oficial de Siero, que sólo lamenta que su carrera política fuese breve «porque lo defenestraron desde Siero». La iglesia se quedó pequeña durante el oficio, incapaz de contener a la multitud, que cerró la misa con un gran aplauso, prolongado a la salida del templo camino de su última morada.
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