POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Ayer viernes, 6 de marzo, se presentó en Gijón el libro XUEGOS TRADICIONALES ASTURIANOS (Edit. Trabe y Fundación NUEVA ASTURIES) cuya autoría es de Elena Victoria Fernández Poch, Rubén Sánchez Vicente y Xuan Xosé Sánchez Vicente. Las ilustraciones, preciosas, son obra de Ruma Barbero.
La presentación, en el Salón de Actos del antiguo Instituto Jovellanos, corrió a cargo del catedrático, político y escritor recientemente galardonado con el Premio Nacional de Literatura Asturiana, XUAN XOSÉ SÁNCHEZ VICENTE, acompañado de Jesúa Cañedo, dirigente del PAS.
Fue un acto entrañable, lleno de recuerdos y de añoranzas rememorando aquellos juegos y cantares de nuestra niñez (¡qué tiempos!) y repetidos cuando los revivimos contándoselos a nuestros nietos.
Voy a detenerme en unos ejemplos que «complemento con mis Histories…»
1.- ANTON PIRULERO (Xuegos de corru. Página 29).
¿Quién era ese Antón y por qué «Pirulero»?
Cuando nenos todos pensábamos que debió ser un rapaz de «pirulina», «pirula», «colina», «pichina», «xarrita»… (hay más de cien nombres aplicados al PENE) de buen tamaño y, claro, lo cantábamos con cierta malicia.
Pues nada de eso, ¿saben ustedes). Se lo cuento:
Parece ser que el nombre antiguo de Perú, aquel imperio inca conquistado por Pizarro, era BIRÜ; nombré que evolucionó hacia PIRÚ y finalmente a PERÚ.
A los emigrantes españoles que, procedentes de Perú y de Hispanoamérica, retornaban testigos de su fracaso, se los denominaba «americanos del pote», «indianos de la maleta al agua»; si venían ricos y poderosos se calificaban como PERULEROS y PIRULEROS.
ANTÓN PERULERO o ANTÓN PIRULERO era un «indianu con perres».
2.- MAMBRÚ SE FUE A LA GUERRA… (Dellos cancios del corru y de la comba o que cantaben los pas a los sos fíos. Páginas 78).
¿Quién era este MAMBRÚ que, por lo visto, murió batallando? También se lo cuento.
John Churchill, duque de MALBOROUGH, fue un general inglés (siglos XVII-XVIII) que derrotó a las tropas francesas en muchas batallas, especialmente en la más espectacular de Malplaquet (1709). Los franceses hicieron correr la voz de que el duque había muerto durante el combate, pregonándolo con este cantar:
«Malborough s´en va-t-en guerre…
Mironton, mironton, mirontaine,
Malborough s´en va-t-en guerre,
ne sait quand reviendra…»
Esta copla, puesta de moda en Francia por la Reina María Antonieta, pasó a España en los finales del siglo XVIII, «traducida a nuestro modo» y con diversas variantes:
«Mambrú se fue a la guerra / mirontón, mirontón, mirontela.
Mambrú se fue a la guerra / no se cuándo vendrá…”
Este Malborough tenía su coña simpática y eficaz. Cuando derrotó a las tropas francesas en la batalla de Ramillies, para evitar que escaparan los soldados prisioneros (que eran muchos) les obligó a tirar los cinturones y cortar las cinturas y botones de los pantalones. De este modo tenían que sujetarlos con las manos y esto les imposibilitaba «salir corriendo».
Un libro ameno, lleno de sentimientos, escrito con «amor de güelos» y con ese afán de promocionar todo aquello que exalte nuestra identidad de asturianía. Ignoro si está a la venta; ayer se regalaba un ejemplar a cada asistente a la presentación.
¿Recuerdan aquel otro cantar: «En casa del tío Vicente / hay mucha gente, / ¿qué pasará? Pues otro día les explicaré quién era Vicente y su «trasvase» al costumbrismo asturiano.
Gracias, Elena; gracias, Rubén; gracias, Xuan por habernos regalado estos recuerdos tan felices.