POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Lo confesaba ayer.
No soy «futboladicto», pero sí me interesan ciertos personajes de ese mundo deportivo que apasiona masas. Personajes curiosos, singulares, característicos en sus actitudes y caracteres.
LUIS ENRIQUE, gijonés y futbolista en Gijón, después en Barcelona, es actualmente un entrenador consagrado por la fama y el éxito.
Ayer noche lo demostró batiendo records de todo tipo, eliminando al Arsenal, y llevando a su equipo, el Barcelona C.F., a las puertas de la Champions.
Luis Enrique no gusta de honores personales; pero celebra apasionado los éxitos de su grupo, de su club y de sus jugadores. Busca la practicidad artística y eficaz del juego y es «gijonudamente asturiano» en su «zuna» expresiva en las ruedas de prensa.
Me dirán ustedes: ¡Con eses banastes cualquiere fai cestos!
Yo les replico: ¡Sí; pero hay que saber texeles!
Pasa como con los pescadores de altura.
Son los que más saben del pescado y de su cocina porque ese es su plato de a diario en la mar.
Esos platos de marinería que con poca variedad de ingredientes y con aquellas piezas de mala venta (aunque variadas y fresquísimas), logran maravillas que después serán imitadas en tierra.
Y es que, amigos míos, y así lo decimos por Colunga (y por más sitios): «Cortando cojones aprendió el capador».
Luis Enrique, Cocina marinera y XARDES DE LLASTRES.
Esta Villa y Puerto, en el concejo de Colunga, celebrará la próxima semana las JORNADAS DE LA COCINA DE LA XARDA; (caballa y verdel), un pescado humilde, antaño minusvalorado y actualmente en recuperación de mercado.
Un pez graso, con marcado sabor a mar y propicio a las más diversas preparaciones: fritura, asados a la plancha y al horno, escabeches, empanadas, en guiso con patatas…
Nosotros, en honor de Luis Enrique y de la cocina llastrina, combinaremos tradiciones asturiana y catalana.
Evisceradas y limpias, cortamos 3 xardes en trozos mediano-grandes y los maceramos durante unas 2 horas en un adobo de aceite, vino blanco recio, una ramita de romero y sal.
En una sartén con aceite fríen hasta dorar muy bien bastantes dientes de ajo (enteros); se llevan a un mortero con 12 almendras tostadas y 12 avellanas, también tostadas, y se majan hasta formar una pasta homogénea.
En una cazuela con no demasiada agua y sal se cuecen unas patatas troceadas en pedazos medianos.
Cuando esté casi finalizada su cocción se añaden los trozos de xarda, escurridos, el aceite de fritura de los ajos, y el majado del mortero desleído en un poco de caldo del adobo.
Siguen los hervores unos minutos más… y ¡a la mesa!
Y sugiero yo ahora: ¿Se decidirá algún restaurante llastrín a preparar este plato «luisenriqueño»?
NOTA.- Los ajos, en su fritura, han de resultar bien dorados, pero no quemados. Si esto sucediera, resultarían muy amargos.