POR RAFAEL SÁNCHEZ VALERÓN, CRONISTA OFICIAL DE INGENIO (CANARIAS)
Autodidacta y polifacético, represaliado por sus ideas políticas, ejerció su profesión de practicante en Carrizal, donde desarrolló una ingente labor social y cultural al servicio de sus vecinos, reconocida al ser distinguido como hijo adoptivo y primer cronista oficial de Ingenio.
A modo de introducción
La comarca carrizalera, extendida en una gran franja litoral a uno y otro lado del barranco de Guayadeque, formó parte durante siglos del Señorío Episcopal de Agüimes y posteriormente del municipio de Ingenio, habiendo alcanzado tardíamente su jurisdicción parroquial y sin haber logrado la segregación político-administrativa al no poderse conformar como municipio, pese a los intentos a lo largo de los dos últimos siglos. Sin embargo, supo desarrollarse como una comunidad diferenciada y en su suelo nacieron ilustres personajes como lo fueron: Sebastián Sánchez Maldonado, capitán de las Milicias Provinciales, abogado de los Reales Consejos y auditor de Guerra en Campeche (México); Tomás Sánchez Maldonado, que alcanzó la graduación de teniente coronel y ejerció la comandancia militar de la justicia en Ingenio, habiendo obtenido un reconocimiento especial del rey por sus servicios y méritos; el canónigo Domingo Morales Guedes, vicario capitular en Tenerife; el mariscal de campo Francisco Tomás Morales, con su meteórica carrera militar en América y Capitán General de Canarias, y el mecenas y alcalde Ceferino Ramírez Rodríguez. Algunos vinieron de otras localidades y quedaron asentados en Carrizal como: José Ramírez Martel, Juan Medina Giraldo y Rafael Martel Rodríguez que fueron alcaldes del municipio de Ingenio, además del protagonista del presente trabajo, Luis Rivero Luzardo.
Los primeros tiempos
Hijo de Jacinto Rivero y Antonia Luzardo, nace Luis Rivero en el barrio de San Juan de Telde -donde también nació el poeta Fernando González a quien tanto admiró y con quien compartió amistad- un 25 de diciembre de 1907. En su niñez vivió en el risco de San Nicolás; las laderas del Guiniguada, el castillo de San Francisco y los barrios periféricos de Las Palmas son testigos de sus andanzas infantiles que supo muy bien recrear posteriormente en sus artículos periodísticos. Estudia enseñanza primaria en las llamadas “escuelas del Rey” y se traslada con sus padres a Guía en 1923. Con un bagaje de las “cuatro reglas”, leer y escribir, entra como aprendiz en el mundo del trabajo. Se hace panadero asalariado y autónomo más tarde. Como siente inquietudes y afán de saber, cada noche entre amasijo y amasijo y hornada y hornada, con la ayuda de un diccionario, estudia textos escolares y devora cuantos libros caen en sus manos, ampliando sus conocimientos que van a ser la base de su innata vocación por las bellas artes. A Rivero Luzardo hay que considerarlo como un genuino autodidacta. Fue en la etapa del Directorio de Primo de Rivera cuando inició sus primeros escarceos literarios enviando sus trabajos a algunos periódicos que no le fueron publicados. Empezó a escribir una novela sobre “el pleito de la Aldea” candente en aquellos momentos, pero tuvo que abandonar el proyecto.
La etapa republicana
Durante la II República forma parte de las Juventudes Socialistas de Guía, donde empieza a despuntar su sensibilidad artística y participativa en la confección de carrozas en las fiestas del Corpus y la Virgen de Guía. En el periodo 1933-34, gracias al préstamo que le hizo el maestro nacional Diego Trujillo Rodríguez, lee la serie de los “Episodios nacionales” de Galdós. En esos tiempos colabora con sus artículos en los periódicos “La Provincia”, “La Voz Obrera” y “Avance”. En abril de 1936 empieza a trabajar interinamente en la administración del hospital de San Roque de Guía. Gracias a sus aptitudes demostradas en tan solo dos meses, en junio de ese año, en razón a la propuesta de la ponencia de régimen interior del Cabildo que regentaba la institución asistencial, se resuelve por unanimidad designarlo delegado administrador.
El largo calvario de la Guerra Civil
En julio de 1936, residiendo en la ciudad de Guía, a la que amó mucho – según sus manifestaciones- donde se formó humanísticamente, fue detenido por orden del Comandante Militar como consecuencia del estallido de la Guerra Civil en razón a su cargo de secretario de las juventudes socialistas en Guía y enviado a la cárcel provincial. Consecuentemente, la presidencia del Cabildo Insular ordena su cese como funcionario. Es represaliado y encarcelado en los campos de concentración de la Isleta el 31 de julio y en el Lazareto de Gando, desde 1936 hasta 1941. En agosto de 1940 el Tribunal de Responsabilidades Políticas le incoa expediente de responsabilidad por aparecer “indicios”; en dicho expediente figura como panadero de Guía. Fue el Lazareto de Gando el que le sirvió de “Universidad” donde estudió con un profesorado integrado por una pléyade de intelectuales y eruditos que desarrollaron en los dos últimos años un positivo y eficaz magisterio.
El difícil camino de la posguerra
A finales de 1940 fue puesto en libertad. Una libertad en la que pasó hambre y fue acosado; añadiendo a esta circunstancia la desnutrición, malos tratos y trabajos forzados de cincuenta meses de prisión, que minaron su organismo afectando a su salud con un proceso fímico que le costó unos tres años en el hospital de San Roque, que había sido su lugar de trabajo, donde trabó amistad con el capellán del centro; escapando gracias a sus buenos amigos. Ya no podría realizar trabajos rudos en lo sucesivo. Cuando contaba treinta y seis años inició los estudios de bachillerato para hacerse “practicante en medicina y cirugía” título que obtiene en una sola convocatoria en la facultad de medicina de Santiago de Compostela. Es entonces, cuando, al ganar algún dinero en su nueva profesión se hartó de gofio (en sus propias palabras) para saciar el hambre física y adquiere libros para paliar también el hambre del espíritu. Esto hace que se exteriorice aquella larvada y latente afición por la literatura y se dedica a escribir.
La etapa carrizalera
Destinado a realizar sus tareas profesionales como “practicante” en Carrizal, Luis Rivero llega a esta localidad en 1950, tocándole vivir la segunda etapa de su vida en el municipio de Ingenio, entregándose de lleno al pueblo del Carrizal, dedicado a cultivar una sólida personalidad, repleta de nobles ideales, vivenciando una realidad que consideró difícil y hostil. Fue acogido a su llegada por Pino Ramírez González (Pinito) que fue como su segunda madre en el lugar que el destino le había señalado y donde desarrolla una gran parte de su labor intelectual y profesional. Se instala en una antigua casa en una calle transversal a Pedro Valerón Machado (trasera herrería de “Maestro Gloria”) propiedad de Antonio Muñoz, donde también tenía su despacho de “practicante”, pasando el mismo año a otra contigua, propiedad de las hermanas Martín Valerón, colaborando con el médico titular el carrizalero Sebastián Sánchez (D. Chano). Luego pasa a la calle Colón, (hoy “Mamá Lola”), propiedad de Isabel Medina, conocida popularmente como “callejón de D. Luis”. Posteriormente construiría una casa a poca distancia en la calle Rafael Martel que obtuvo varias veces el premio del Patronato de Turismo como casa canaria representativa.
Contrae matrimonio en diciembre de 1953 con María Afonso Morales, de distinguida familia de la localidad, actuando como padrino, Juan Rodríguez Doreste con el que compartía la misma filiación política y con el que había entablado una cordial amistad durante la estancia de ambos como presos en el Lazareto de Gando. En enero de 1956 nace su primer hijo, Jacinto, que también apadrinó su amigo Juan Rodríguez. Más tarde nacería su otro hijo, Luis.
Actividad profesional, social y cultural en Carrizal
Destacado por su fuerte personalidad y su carácter un tanto impulsivo, se integra plenamente en la vida social del Carrizal. Participa activamente en las fiestas de San Isidro en mayo de 1956, donde la imagen del santo quedó instalada en artística carreta tirada por bueyes, que fue adornada bajo su dirección en la cual demostró ser un verdadero artista en la confección de carrozas. Se sintió arropado por la gran hospitalidad de la gente y pronto comenzaría a perfilarse como un auténtico carrizalero. Lo más destacable de Luis Rivero fueron sus casi 30 años de ejercicio de su profesión de practicante en Carrizal. Cuando llegó, el panorama sanitario era más que precario; la mayor parte de los problemas debían ser resueltos por el médico y practicante titulares. Su humanismo le granjeó aprecios y amistades. Antes de casarse no cobró honorarios a ningún vecino. Llegó a tener en muchas ocasiones hasta seis pacientes en una noche. Sus actuaciones están cargadas de ejemplaridad y altruismo.
Dirigente del club de fútbol y la sociedad Unión Fraternal de Carrizal
Entre las actividades ajenas a su profesión se encuentra su mandato como presidente del C.F. Carrizal, periodo de máximo esplendor del Club, tanto por los resultados y trofeos obtenidos como por la cantidad de buenos jugadores de la cantera que fueron famosos en todas las latitudes isleñas. Su afición por el fútbol le venía de sus años jóvenes en Guía donde fue un destacado jugador. El Carrizal era un equipo especialmente temido y admirado. Aparte de su labor directiva ejerció en una época también como entrenador. En 1961 el Club bajo su dirección revalida el título de campeón de la copa Zona Sur por segunda vez consecutiva y el campeonato de aficionados por tercera vez. Al éxito en cuanto a resultados, se añade la disciplina y deportividad de sus jugadores que supieron asimilar las enseñanzas recibidas. Su capacidad, dinamismo, y entusiasmo fue de todos conocido. Su ilusión era superar las actuaciones de temporadas anteriores y el ascenso a categorías regionales así como dotar al club de un nuevo campo.
En 1968 es nombrado presidente de la histórica Sociedad de Instrucción y Recreo “Unión Fraternal” de Carrizal.
Belén viviente y festival
En su incansable labor social, merced a los conocimientos adquiridos en Guía en sus años mozos, organiza y dirige un belén viviente, a cuyo cargo están la ambientación, decoración y dirección artística, siendo especialmente recordada su escenificación y exhibición la Navidad de 1968 en el salón parroquial de manera estática, con gran efecto plástico, constituyendo un gran éxito de público. Intervenían en dicho belén viviente niños de 6 a 12 años de edad, que desarrollaron con gran acierto el auto sacramental. En la Navidad de 1969 preside la Comisión organizadora de los actos (conferencias, obras teatrales, exposición fotográfica, deportes y su belén viviente). Un coro mixto cantó en primicia dos villancicos especialmente hechos para su belén al que le puso letra con música de Luis Prieto, bajo la dirección de la señorita Juanita Bueno Díaz. Se proyectó una película en 8 mm. del belén viviente del pasado año. En la representación del belén participaron más de medio centenar de chicos entre los cuatro y doce años de edad. Auténtico cerebro y artífice del festival de la cultura, arte y deporte de ese año le correspondió la presentación en los actos de elección de reina de dicho festival.
Teatro
Entusiasta del arte escénico, cosechó destacados éxitos con el grupo de teatro “Claudio de la Torre” que nació bajo su dirección, formando un excelente plantel de actores aficionados, quienes tuvieron destacadas actuaciones en muchas localidades: San Bartolomé, Guía, Telde, Agüimes, Vecindario. También actuaron en el Teatro Pérez Galdós. Se obtuvo un segundo premio en un concurso regional de teatro. Su casa del Carrizal fue centro permanente de reunión de actores, actrices y aficionados; en el patio se realizaban los ensayos. Las actuaciones locales tenían como sede el salón parroquial. Fue su idea que Carrizal contara con un museo de teatro. La representación en 1971 de su obra “Se hizo Belén en Artenara” obtiene un premio. Paralelamente dirigió al grupo “Pancho Guerra” y “Ramírez Díaz” (infantil).
Escritor y poeta
Su gran vocación fue la literatura. Colaboró con todos los periódicos de Las Palmas (Eco de Canarias, La Provincia, Diario de las Palmas), y “El Día” de Tenerife además de la revista “Aguayro”, “Costa Canaria” y en “Azor” de Barcelona; pero de una manera intensa en “El conduto” (suplemento de humor canario de Diario de Las Palmas) con el personaje de “Chanito el del Carrizal”. En su faceta de escritor y poeta destaca la publicación de sus libros: “La Sima” y “Pétalos de una flor doliente”. También en libros inéditos, entre los que hay que destacar uno de cocina regional y otro en que expone de forma cronológica y con toda su crudeza lo acaecido en los campos de concentración de la Isleta y Gando. Asuntos de distinta temática se exponen en la prensa local con una prosa ágil y sencilla de una manera más asidua a partir de 1968 sobre personajes del Carrizal como es el joven poeta Juan Jiménez; ajedrez, donde destacaban Miguel Ramírez y Tomás Sánchez o de tipo reivindicativo como fueron problemas en los transportes, la falta de escuelas, espacios deportivos, aguas residuales, sanidad, agua y alcantarillado, construcción de casas baratas, añadiendo que las nuevas calles deberían tener nombre de personalidades locales.
Actividades diversas
De cada una de sus iniciativas dimanaba un beneficio para sus convecinos. En 1970, un local de su propiedad es la sede de un curso de floricultura. Hombre polifacético, tiene una especial habilidad para la pintura. Tanto por sus actividades en Carrizal como su proyección al casco, históricamente antagónicos, tuvo algunos detractores en ambas localidades. En la primera mitad de la década de 1970, sus artículos tienen una dimensión municipal más amplia. Preside en 1971 el homenaje ofrecido al maestro José Serrano Nieto, explicando al público los méritos del veterano maestro. En la campaña de Reyes en el municipio se encargó de organizarla en Carrizal junto a su esposa. Pregonero de las fiestas del Carrizal y organizador de un festival (1971). En las fiestas patronales de Nuestra Señora de Candelaria de 1972 obtuvo el primer premio con la representación de una típica casa canaria. Escribe sobre las fiestas de Ingenio, la plaza del Carrizal y su fuente, el barrio de Aguatona, historia del municipio de Ingenio…y es conferenciante en Ingenio sobre medidas de seguridad e higiene en el trabajo. Glosó a distintas localidades de la isla: Agaete, Tejeda, la Guía de su juventud (fiesta de las Marías) con muchos capítulos dedicados al almendro en flor, especialmente en Valsequillo donde mantuvo una gran amistad con el cronista oficial de la localidad Jacinto Suárez Martel y recibiendo en sus fiestas un premio por la letra que mejor cantara a Valsequillo “Valsequillo, guanche y almogarén”, interpretada por un conjunto folklórico. En el concurso periodístico convocado por el Ayuntamiento de Agaete con motivo de las cuartas jornadas culturales del archipiélago le fue otorgado el tercer premio por sus serie de artículos periodísticos “Carismático Agaete” (1974). Colabora en el programa de las fiestas patronales de Ingenio y pregonero de las fiestas de Agosto del Carrizal (1975). En 1976 destaca una serie de artículos en el “Eco de Canarias” con el nombre de “Teniques desde mi pedrera”; ese año fue pregonero de las fiestas de la Atalaya de Guía. Comisionado para el Plan Cultural del Cabildo y pregonero de las fiestas del almendro en flor en Tejeda (1976), así como del “Entierro de la sardina” en Ingenio.
Cronista Oficial e Hijo Adoptivo
En Sesión Plenaria del Ayuntamiento de Ingenio de 10 de noviembre de 1977 es nombrado Cronista Oficial del municipio de Ingenio. En sesión de 3 de Junio de 1982, la Corporación acuerda declararlo Hijo Adoptivo de la Villa. En los puntos del texto al efecto queda plenamente identificado: “Hombre que ama profundamente al Carrizal y a sus gentes. Que cree que la realidad Ingenio-Carrizal no es antagónica, sino diferenciada y compatible. Que ha trabajado en el pueblo y por el pueblo, especialmente en la dinámica sociocultural. Que ha ejercido extensamente e intensamente su profesión, mereciendo ser considerado carrizalero e ingeniense”.
Última etapa
En 1982 obtuvo el primer premio en el concurso poético “Doctor Vicente Boada” celebrado en Ingenio; colabora en el programa de las fiestas patronales. Presenta su libro “La sima” en el Club de Prensa Canaria. Es de reseñar ese año una conferencia basada en la historia del folklore en Carrizal. Su oratoria destaca en el homenaje que se le brindó al maestro José Serrano Nieto.
Falleció el 17 de marzo de 1985. Antes de producirse su óbito, había encargado la edición de un libro sobre poesías y otro sobre “Corredera” y una historia de las antiguas murgas de Las Palmas.
Dotado de un fino sentido observador y crítico, ávido lector, conocedor de los más insignes poetas canarios y universales, del léxico popular y todos y cada uno de los rincones de Gran Canaria. En Carrizal, lugar que había escogido para desarrollar una etapa más en su vida, una calle con su nombre muy cerca del lugar donde vivió perpetúa su memoria.