POR JOSÉ ANTONIO FIDALGO SÁNCHEZ, CRONISTA OFICIAL DE COLUNGA (ASTURIAS)
Si el Domingo de Pascua, celebración religiosa aparte, tiene su propio esplendor «mundano» en la apertura de la temporada de pesca del salmón, príncipe de los ríos asturianos, y la ampulosa (por lo cotizada) subasta de la primera pieza capturada (conocida como EL CAMPANU), el LUNES DE PASCUA es protagonista de dos celebraciones festivas: una , la avilesina de EL BOLLU, con más de un siglo de antigüedad; y la otra, la apertura de la XXXVIII SEMANA DEL FOLCLORE ASTUR que organiza el Grupo
EL VENTOLÍN, de Pola de Siero.
Empecemos por Avilés.
En 1893 el Dr. Claudio Luanco, con la entusiasta colaboración de un grupo de amigos, dio cuna a un Lunes de Pascua festivo para, en homenaje a la Pascua de Resurrección, exaltar las excelentes cualidades de los «bollos» avilesinos y la clásica hermandad de las gentes de la villa.
Carrozas engalanadas con su reina y su cordero pascual, misa solemne, reparto del bollo y del vino, comida campestre…
En la actualidad la FIESTA DEL BOLLO, DE AVILÉS, reúne a miles de asistentes en una fiesta esplendorosa.
Sigamos con EL VENTOLÍN sierense.
Treinta y ocho años ya lleva este Grupo de Investigación y Folclore Astur destinando su «Semana pascual» a un aspecto concreto que de un modo u otro incida en la vida y costumbrismo de los asturianos. Ese tema monográfico, desarrollado siempre por un experto, puede en muchos casos resultar sorprendente.
El mar, el agua, las fuentes y arroyos, la minería, la casa campesina, los valles, la luna, la alfarería… Este año el protagonismo corresponde a «Los Instrumentos musicales tradicionales»; tema que desarrollará don Fernando de la Puente Hevia.
Yo, siempre con ganas de aprender porque de música no sé nada y de pequeño solamente tocaba la xiblata que hacía con corteza de vares de avellanu o de fresnu, o de vez en cuando percutía con una cucharilla una botella de anís (vacía), allí estaré para enterarme de muchas cosas muy interesantes.
Lunes de Pascua. ¡¡Aleluya!!
Ni Bollu, ni gaita, ni tambor.
Voy a celebrarlo con instrumentos de percusión de valle y mar. ¡A GOLPES DE MAZU SOBRE UN CENTOLLÍN DEL PEDRERU DE SAN JUAN DE DUZ, QUE ES MI PUEBLO NATAL!
Los gallegos le dicen «centolla» a estos bichos tan feos y tan sabrosos. En Colunga distinguimos machos y hembras, porque cada sexo tiene su aquel (que dicen los andaluces y algún día explicaré el porqué de ello). Y lo prepararé así:
Coceré el centollo en agua con sal y media hojina de laurel.
Lo saco, escurro y dejo enfriar envuelto en un paño.
Ya casi frío le «arranco » las patas, que «abro» con un pequeño mazo de madera y, así, selecciona su carne.
El abdomen, eliminadas las partes no comestibles, se corta en varios trozos con un cuchillo y la carne «se come a mano y a boca».
Nada de tenedores y otros utensilios de sibarita.
Nos queda el «carro».
A lo que ya hay en él le agrego un si es no es (una «sospecha») de cebolleta picada muy en fino, Un poco de merluza cocida y desmenuzada, la clara de un huevo duro, un chorrito de sidra natural y otro chorrito de licor de sidra.
Revuelvo todo muy bien y espolvoreo superficialmente con la yema del huevo cocido a modo de flor de mimosa.
Después, a cucharaditas y sorbo a sorbo, iré cantando aquello que dice:
«De sidre por un centollu
cogí la gran borrachera…»
¡FELIZ SEMANA DE PASCUA!