POR PEPE MONTESERIN, CRONISTA OFICIAL DE PRAVIA, ASTURIAS
Visité la central térmica de Aboño y las hidroeléctricas de Salime, Tanes y Proaza, por gentileza de la entonces Hidrocantábrico y de mi compañero en el Loyola, Nicanor Fernández; también conocí las plantas solares de La Magascona y La Magasquilla, en Cáceres, la de Fuente Álamo, en Murcia, y la de Guadarranque, en Cádiz.
Me interesan las fuentes de la iluminación; más que cargar contra un molino, como hizo aquél, de buen grado me amarraría al aspa o viajaría con Ícaro al Sol y a las estrellas.
En Asturias peligran las térmicas del carbón: Aboño, Narcea, Lada, La Pereda…, también la que desde 1984 da luz a Oviedo y me orienta cuando quiero subir al Montsacro: la térmica de Soto de Ribera, con su nube perenne, ya de vapor de agua, ya de ceniza.
Si se esfuma la nube de Soto nos quedará, como a Polifemo, la dudosa luz del día, y, sin duda, repercutirá a la alza en la factura de la noche
Fuente: https://www.lne.es/blogs/la-mar-de-oviedo/luz-dudosa.html